Marta Almela | 19-05-2017
El 18 de mayo se cumplen 600 años de la muerte del padre Jofré, religioso mercedario iniciador en Valencia del que fue primer hospital psiquiátrico del mundo, el ‘Hospital dels Innocents e furiosos’, origen de la devoción a la Virgen de los Desamparados e impulsor de la Caridad valenciana.
Juan Gilabert nació en Valencia, el 24 de junio de 1350. Según sus biógrafos, la familia del futuro fraile vivía en la céntrica calle Chofrens, encabezada por el reconocido abogado Francisco Gilabert y su esposa, Violante. El matrimonio, junto a Juan, tuvo otros tres hijos, Jaime, Jofré e Isabel. Recibió el bautismo en la parroquia de San Martín, en cuya circunscripción se hallaba entonces y continúa en la actualidad la calle que le vio nace, en el núcleo más antiguo medieval de la ciudad de Valencia.
La tradición mercedaria afirma que la familia Gilabert frecuentaba la iglesia de la Merced, situada cerca de la casa familiar y de la propia parroquia de San Martín, en lo que hoy se conoce como Plaza de la Merced. Pronto tendría inquietud vocacional el joven Juan, que desde pequeño estuvo en contacto con la orden mercedaria.
A la edad de 21 años solicitó el hábito en la orden, que recibió en el monasterio de Santa María de El Puig, en el año 1370. Cuatro años después recibió la consagración sacerdotal e inició su labor de predicador. Durante diez años recorrió el reino de Valencia y Castilla desempeñando una notable labor de predicación.
Redentor de cautivos
El padre Jofré demostró desde el inicio de su labor pastoral gran interés por la redención de los cristianos cautivos, obra carismática de la orden de la Merced desde su fundación. Se le atribuye participación en varias redenciones, especialmente en el norte de África, y defendió arduamente el privilegio exclusivo, o ‘privativa’ de la orden a la recaudación de limosna y legados destinados a estas redenciones.
“Las redenciones de cautivos se realizaban en la orden de la Merced por provincias religiosas, y la provincia de Valencia mandó en varias ocasiones al padre Juan Gilabert a redimir cautivos. Allí conoció especialmente técnicas curativas de los musulmanes, que le servirían después para su aplicación en lo que sería el hospital de inocentes”, según indica Melchor Azcárate, superior del convento de Nuestra Señora de El Puig. Durante estos años aprendió diferentes terapias usadas por los musulmanes para tratar y calmar a los que padecían algún tipo de enfermedad mental.
Cauto y prudente
Dentro de la orden mercedaria, y en los diferentes cargos que en ella ostentó, el padre Jofré, ‘bachiller, licenciado y doctor en Decretos’ (Derecho), demostró habilidad jurídica para tratar asuntos importantes, así como dotes de gobierno, prudencia y firmeza para defender sus derechos. Desgraciadamente, le tocó vivir el Cisma de Occidente que mantuvo a la Iglesia dividida durante casi 40 años y que afectó de forma negativa a la propia orden de la Merced.
Fueron varios los cargos que Gilabert desempeñó en la orden, pero fue el período al frente del Convento de Valencia, entre 1408-1410, el que marcó un antes y un después en su trayectoria como predicador y en su legado a la tradición y devoción valenciana.
Fundación del ‘Hospital dels Innocents e furiosos’
Como comendador del Convento de la Merced de la capital valenciana el padre Jofré fue invitado a predicar a la Catedral el primer domingo de Cuaresma, el 24 de febrero de 1409. “De camino a la Seo, presenció el ataque de unos jóvenes a un indigente demente, al que acudió en su defensa. Tal realidad hizo cambiar al fraile el contenido de su predicación, centrándola en la necesidad de crear una nueva obra de caridad valenciana, una entidad que atendiera a estos ‘pobres furiosos e inocentes’, según el mercedario Manuel Anglés, experto en la figura del padre Jofré.
Se iniciaba así la creación del que fuera el primer manicomio del mundo, el hospital para los pobres inocentes y furiosos. Tras las palabras del fraile mercedario en la Catedral, fueron varios los hombres de familias destacadas de la ciudad los que se pusieron a su disposición para iniciar esta obra caritativa.
De esta obra de caridad pionera en Valencia surge la Cofradía de la Virgen, para velar por las labores y encomiendas del Hospital. La cofradía de la Virgen fue desde su origen una institución que reunió en ella una multitud de obras de caridad, no solamente hacia los locos, sino también niños, mujeres abandonadas, prostitutas y el entierro de los ejecutados. Una obra que continúa trabajando más de 600 años después, gracias a la Fundación MAIDES (Mare de Déu del Inocents i Desamparats).
Compañero de S. Vicente Ferrer
Terminado su mandato en Valencia, el padre Jofré retomó la acción predicadora, realizando un viaje apostólico junto a su compañero y amigo dominico Vicente Ferrer. Durante este viaje Vicente Ferrer le anima a regresar al convento de Santa María de El Puig, teniendo la premonición de que el Señor pronto le llamaría a su encuentro.El fraile mercedario regresó a Valencia y el 18 de mayo de 1417 entró en la iglesia de El Puig y encontró la muerte. Allí fue enterrado y se conserva su memoria.
Santo para el pueblo
Desde su muerte, tanto el pueblo de El Puig, como Valencia y la orden mercedaria hacía referencia a la vida y legado del fraile como beato Fray Juan Gilabert, de lo que se desprende la fama de santidad y consideración como tal del pueblo valenciano.
Una devoción que, si bien se ha mantenido por el pueblo, no se había visto reconocida oficialmente por diferentes circunstancias históricas hasta ahora, cuando su causa de beatificación “entra ya en su fase final” en la Santa Sede.
Y un culto inmemorial mantenido a lo largo de siglos, primero por la tradición, transmitiendo la fuerza de su carisma, y más tarde los escritos, que dejan constancia de su fama de santidad.
Venerado y querido por el pueblo, que además de por su intercesión, le recuerda 600 años después manteniendo viva la labor caritativa de la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados, gracias a la Fundación MAIDES (Mare de Déu dels Inocents i Desamparats)
Fue constituida como fundación canónica en 2008 por la Archicofradía de Ntra. Sra. de los Desamparados, Cáritas Diocesana y los Seguidores de la Virgen, para continuar la labor de estas entidades, en el caso de la Archicofradía, con más de seis siglos de historia. También forma parte de MAIDES la Corte de Honor de la Virgen y recibe la colaboración de ‘Els Eixidors del Trasllat’.
El error histórico que marcó el nombre de Jofré
Según los expertos, la designación de Jofré se debe a un error histórico. Hasta el siglo XV no se conservan documentos escritos donde se cite al fraile mercedario con dicho apellido.
Precisamente es en la documentación de ‘Llibre de les Constitucions del Hospital’, donde encontramos por primera vez escrita la mención al religioso como padre Juan Gilabert Jofré, hasta ahora únicamente referido como Juan Gilabert. Un apellido que quizá responda a que la familia era conocida como los ‘Jofréns’ o ‘Chofrens’, en referencia a su hermano, abogado de reconocido prestigio, cuyo nombre de pila era Jofré. “El cuarto hermano del padre Juan Gilabert tenía de nombre de pila Jofré y por una equivocación del amanuense del libro del hospital le quedó como segundo apellido al padre Jofré, fue un error del escribano que ha quedado fosilizado por la historia como Juan Gilabert Jofré”, indica el religioso mercedario Manuel Anglés.
Documental en TV y Youtube sobre el P. Jofré producido por el Arzobispado
El Servicio Audiovisual Diocesano del Arzobispado de Valencia ha editado y producido un documental para TV y youtube sobre el Padre Jofré, en el que se realiza un recorrido por su vida hasta su muerte al regreso de una predicación en Borgoña junto a san Vicente Ferrer, y cone special atención a la fundación del ‘Hospital dels Innocents e Furiosos’. En el documental aparecen expertos de la orden mercedaria como Manuel Anglés o Melchor Azcárate, superior del Monasterio Nuestra Señora de El Puig.
Además, el vídeo recoge las palabras del cardenal Cañizares que señala al padre Jofré como “uno de los hijos más sobresalientes de la diócesis de Valencia” porque a él “se le debe la devoción a la Virgen de los Desamparados” y puso “bajo la protección de Nuestra Señora a los más necesitados”.
Es también “un modelo de santidad para hoy”, porque representa “el gran signo de la caridad y de la misericordia que deben acompañar el anuncio del Evangelio”, señala el Cardenal.