Llegada a Benavites de monseñor Enrique Benavent. Foto: A.Saiz

CARLOS ALBIACH | 15.12.22
Unos minutos antes de las 11 de la mañana, tal y como estaba previsto, el aún obispo de Tortosa y arzobispo electo de Valencia, mons. Benavent entraba en la diócesis de Valencia. Lo hacía, como marca la tradición, en el primer pueblo de la extensa diócesis de Valencia. En este caso, al venir de Tortosa por carretera, era la localidad de Benavites, al norte de la diócesis. En este municipio del Camp de Morverdre el vicario general, Vicente Fontestad, y los obispos auxiliares de Valencia, monseñores Javier Salinas, Arturo Ros y Vicente Juan fueron los primeros en recibirlos. A ellos, en una emotiva ovación, se unieron los sacerdotes del arciprestazgo, el consejo episcopal, una representación del Cabildo de la Catedral, entre otros representantes de la diócesis. También se encontraba el alcalde de la localidad, Carlos Gil, entre otras autoridades.

Para esta pequeña localidad, de aproximadamente 700 habitantes, “ha sido una gran alegría” acoger al nuevo arzobispo en su entrada a la diócesis, tal y como remarcaban sus vecinos a PARAULA. “Es la primera que esto pasa, menudo honor”, reconocía un feligrés. Así, una mañana tranquila de viernes en pleno puente de la Inmaculada se transformó en todo un día de fiesta. De camino a la parroquia Ntra. Sra. de los Ángeles mons. Benavent se paró frente a la casa donde nació en 1866 José Vila Martínez, que fue obispo de Gerona desde el 14 de diciembre de 1925 hasta su muerte el 1 de septiembre de 1932, canónigo doctoral de la Catedral de Valencia nombrado el 8 de mayo de 1901 y que recibió su formación en el Seminario Mayor de Valencia. Allí a las puertas de la casa su familia pudo saludar a D. Enrique. “Que bonito hacer presente este recuerdo en este día”, reconocían los familiares.

El Arzobispo electo entró ya con el solideo de color púrpura, correspondiente a los obispos y arzobispos, dejando atrás el de color rojo que llevan los obispos de Tortosa por una prerrogativa de Adriano de Utrech, elegido Papa con el nombre de Adriano VI que, siendo obispo de esta diócesis, concedió al obispo de Tortosa el privilegio de llevar el solideo rojo propio de los cardenales.

Los fieles lo esperaban a las puertas de la parroquia. Foto: A.Saiz

Ya a escasos metros de la parroquia las campanas tocaban a fiesta. Numerosos feligreses de esta localidad, y de otras cercanas, hacían pasillo al nuevo arzobispo. Una ‘enramá’ decoraba el camino hasta el templo, mientras. D. Enrique no cesó en saludar a todos los presentes y tuvo gestos de cercanía con los jóvenes y los más pequeños, muchos de ellos niños de catequesis y de Juniors de la parroquia, a los que se acercó y saludó.

Ya dentro, con el templo lleno, y tras rezar en la capilla del Santísimo donde se encuentra la sepultura del obispo José Vila, comenzó el rezo de la Hora Intermedia.

Con el vicario episcopal de la zona, Camilo Bardia. Foto: A.Saiz

Al comienzo el vicario episcopal de la zona, Camilo Bardisa, le dedicó unas palabras de acogida en nombre de toda la diócesis y le dió las gracias “pel seu ‘sí’ a esta nova missió que l’Esglèsia le confia”. “Les campanes dels nostres temples i esglèsies van a prestar la veu a milers de valencians catòlics per a expressar la gratitud a Déu i al Sant Pare Francesc per regalar-nos un nou pastor que guiarà i il.luminarà amb amor i amb paraules de veritat el nostre caminar com a poble de Déu que pelegrina en terres valencianes”, explicó el vicario episcopal, en una primera parte del discurso en valenciano.

“Desde el día del anuncio de su nombramiento, nosotros, su pueblo, hemos estado rezando por usted, y durante estos más de nueve años como Obispo de Tortosa ha estado presente entre nosotros y nuestra plegaria le ha acompañado en todo momento. Ahora Dios nos permite recuperarlo”, continúo.

En esta primera acogida, el vicario episcopal aseguró que, a partir de ahora, “nos ponemos a su disposición, escuchándole y trabajando, codo a codo, para afrontar juntos los desafíos de la hora presente y, como el lema que marca su Episcopado, ‘con amor y con palabras de verdad’, es decir, con el Evangelio en la mano y en el corazón, para llenarnos y llenar de vida y esperanza a nuestros hermanos, niños y jóvenes, matrimonios y familias, ancianos, enfermos y a los más desfavorecidos de nuestra sociedad”.

“Sea para nosotros hombre de oración, confíe en el Señor, encuentre en Él la fortaleza y su confianza, y llévenos cada día ante Dios”, pidió Bardisa, añadiendo: “Sea hombre de anuncio, proclame el Evangelio y trabaje para los demás proponiéndonos siempre a Jesús, crucificado y resucitado; sea hombre de Comunión y, como buen pastor, reúna. Obispo para sus fieles, cristiano con sus fieles. Nosotros estamos con usted”.

Finalmente, el vicario episcopal deseó “que la Mare de Déu, Mare dels Desamparats, l’acompanye sempre, que senta la protecció dels nostres grans testimonis de la fe, sant Vicent Màrtir i sant Vicent Ferrer, sant Tomàs de Villanueva i sant Joan de Ribera i que l’animen aquells hòmens i dones que li han precedit i que, amb el seu testimoniatge, ens han ajudat al llarg dels segles a ser millors cristians”.

Monseñor Enrique Benavent. Foto: A.Saiz

Paraules d’ agraïment
“Les meues primeres paraules son d´agraïment al Senyor perque m’ha confiat esta missió nova. Per a mí la gran alegria és poder servir, treballar en la vinya del Senyor”, expresó mons. Benavent en valenciano. “Tota la meua vida no he fet una altra cosa: primer en parròquies de la diòcesi de València, en el Seminari, en la Facultat de Teologia, com a bisbe auxiliar i nou anys i mig com a bisbe de Tortosa i ara en aquesta nova missió, la primera paraula és de gratitud perque és un gest de confiança del Senyor”, aseguró.

“En este momento quiero también tener presente a todas las parroquias de la diócesis. Cuando he orado ante el Señor -hace unos minutos- he tenido presente a las 652 parroquias que tenemos en nuestra diócesis, parroquias muy diversas, de ciudad, de pueblos pequeños, una diócesis extensa desde el Rincón de Ademuz, pasando por La Hoya de Bunyol, Requena, Ayora, Cofrentes, La Canal de Navarrés, desde el Camp de Morvedre hasta La Marina. Son muchas parroquias y eso significa muchos lugares en los que se vive la fe y se anuncia el Evangelio, donde hay comunidades cristianas que celebran la Eucaristía, en las que el Señor está presente en medio de nuestros pueblos. Y he pedido por todos ellos, por todas las comunidades y realidades eclesiales que hay en nuestra diócesis”, añadió.

“Cuando vemos la fe vivida que hay en nuestros pueblos y ciudades tenemos que animarnos y seguir anunciando el Evangelio con esperanza”, destacó.

Así, mons. Benavent expresó que “estoy convencido de que sabemos que estamos en un momento en que no es fácil el anuncio del Evangelio”, pero durante los 18 años que ha sido Obispo, y después de haber realizado “tantas visitas pastorales, he visto mucha fe vivida en los pueblos, en las familias, a veces da la impresión de que no se ve, pero en realidad hay mucha vida cristiana”.

Por eso, “cuando vemos la fe vivida que hay en nuestros pueblos y ciudades tenemos que animarnos y seguir anunciando el Evangelio con esperanza. Tenemos que confiar en el Señor y en la compañía de la Santísima Virgen María que no nos abandona”.

“Torne a casa pero de manera molt diferent: mai he estat en esta casa, en esta diòcesi, com a Arquebisbe, estos últims anys venia a esta casa, al meu poble, a descansar. Ara torne a casa amb un sentir de responsabilidad gran. La responsabilitat del Bisbe és condüir al poble de Déu cap al Regne de Déu, és la nostra missió, per això torne a casa amb alegria però també amb temor perque d´alguna manera veig que la responsabilitat és tan gran que és més gran que les meues forces”.
“Us demane que continueu pregant per mi. Pregar pel Bisbe i per la seua missió és un acte d´amor a l´Esglèsia”, pidió.

Asimismo, el Arzobispo electo agradeció a todas aquellas personas que han rezado por él desde que se hizo público su nombramiento. “Us demane que continueu pregant per mi . La Mare del Senyor que en terres valencianes venerem como Mare de Déu dels Desamparats, és la que em dóna confiança i la pregaria de tantes comunitats cristianes és per a mi una font de consol. Pregar per les persones és un acte d´amor. Quan a una persona l´estimem, preguem per ella. Per tant, pregar pel Bisbe i per la seua missió és un acte d´amor a l´Esglèsia. Que el Senyor ens acompanye perque el camí ho fem tots junts i que la seua Mare no ens abandone”.

Tras sus palabras se entonaron los gozos a la Mare de Déu del Ángels, patrona de la localidad, y firmó en el libro de oro de la parroquia: “Hoy esta parroquia, representa de alguna manera, a todas las de la diócesis”.
Tras la acogida en la parroquia se compartió un refrigerio en la plaza de la iglesia. Momento en el que mons. Benavent pudo saludar y encontrarse con numerosos fieles, de los que recibió muestras de cariño.