Benedicto XVI presidió la celebración de la eucaristía con los padres sinodales, para la conclusión de la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se ha celebrado en el Aula del Sínodo en el Vaticano desde el 7 de octubre de 2012 sobre el tema ‘La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana’.
Con el Papa concelebraron 260 padres sinodales (entre los cuales 49 cardenales, 6 prelados de las Iglesias Orientales, 71 arzobispos, 120 obispos y 14 presbíteros) y 72 colaboradores.
Mensaje central
Benedicto XVI celebró la misa en la basílica vaticana con los padres sinodales, al concluir el XIII Sínodo de los Obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe”.
En la homilía el santo padre partiendo del evangelio del día, sobre la curación del ciego Bartimeo, recordó que en los textos “la ceguera tiene un significado importante. Representa al hombre que tiene necesidad de la luz de Dios, la luz de la fe, para conocer verdaderamente la realidad y recorrer el camino de la vida”. Y que “es esencial reconocerse ciegos, necesitados de esta luz, de lo contrario se es ciego para siempre”.
En esta perspectiva, prosiguió el Santo Padre, “Bartimeo podría ser la representación de cuantos viven en regiones de antigua evangelización, donde la luz de la fe se ha debilitado, y se han alejado de Dios, ya no lo consideran importante para la vida”.
El Papa indicó que esos cristiano son “personas que por eso han perdido una gran riqueza, han caído en la miseria” y se han convertido, “con frecuencia inconscientemente, en mendigos del sentido de la existencia” y ellos son “personas que tienen necesidad de una nueva evangelización, es decir de un nuevo encuentro con Jesús”.
Benedicto XVI consideró “significativo” que el evangelio sobre Bartimeo coincida litúrgicamente con el día de conclusión de la XIII Asamblea Sinodal que inició el 7 del presente mes y reunió a 262 obispos de todo el mundo.
Indicó que la figura de Bartimeo “tiene algo que decirnos de modo particular a nosotros, que en estos días hemos reflexionado sobre la urgencia de anunciar nuevamente a Cristo allá donde la luz de la fe se ha debilitado, allá donde el fuego de Dios es como un rescoldo, que pide ser reavivado, para que sea llama viva que da luz y calor a toda la casa”.
Y precisó que la nueva evangelización se refiere “en primer lugar, a la pastoral ordinaria que debe estar más animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad”.
Al concluir la homilía el Papa recordó que la Iglesia intenta utilizar también métodos nuevos, usando asimismo nuevos lenguajes, apropiados a las diferentes culturas del mundo, “además de los métodos pastorales tradicionales, siempre válidos,” dijo.
Y recordó que en varias partes del mundo, la Iglesia ya ha emprendido dicho camino de creatividad con importantes misiones ciudadanas, con el Atrio de los gentiles, la Misión Continental en Latinoamérica, etcétera”.
El Papa concluyó indicando que los nuevos evangelizadores son “personas que han tenido la experiencia de ser curados por Dios, mediante Jesucristo”.
Tres claves surgidas del Sínodo
El Papa subrayó además tres líneas pastorales que han surgido del Sínodo:
✒ Sacramentos de la iniciación cristiana. Se ha reafirmado la necesidad de acompañar con una catequesis adecuada la preparación al bautismo, a la confirmación y a la Eucaristía. También se ha reiterado la importancia de la penitencia, sacramento de la misericordia de Dios. El Papa indicó que “la llamada del Señor a la santidad dirigida a todos los cristianos, pasa a través de este itinerario sacramental”.
✒ Anunciar el mensaje de salvación a los hombres que aún no conocen a Jesucristo. Lo que significa, en una época de globalización y de desplazamiento de poblaciones, llegar a ellos también en los países de antigua evangelización. Y éste es el deber de todos los cristianos, sacerdotes, religiosos y laicos: anunciar la Buena Noticia.
✒ Personas bautizadas pero que no viven las exigencias del bautismo. Son personas que “se encuentran en todos los continentes, especialmente en los países más secularizados”. Es necesario, según Benedicto XVI, ayudarlos a que “encuentren nuevamente a Jesucristo, vuelvan a descubrir el gozo de la fe y regresen a las prácticas religiosas en la comunidad de los fieles”.