CAROLA MINGUET | 12-09-2018
El cardenal arzobispo de Valencia y gran canciller de la UCV, Antonio Cañizares, presidió el solemne acto de apertura de curso de la UCV, donde adelantó el proyecto del nuevo campus universitario de la UCV “referencia de los nuevos tiempos en las universidades”.
Así, Cañizares subrayó que “estamos en una nueva etapa y en una nueva situación: no sólo un nuevo curso y unos cambios con su novedad inherente, sino más allá, una nueva etapa y situaciones nuevas en la sociedad y en la misma Iglesia y en ellas la UCV ha de aparecer como lo que es y expresarse con verdad y libertad, en conformidad a lo que es”.
“La UCV se ha dado a sí misma una identidad y quiere llegar a ser una universidad de excelencia, lo que entraña la máxima calidad e identidad, que no es otra que llevar a cabo una nueva evangelización en la sociedad y en la cultura y aprender así el arte de vivir”, reseñó el cardenal valenciano.
Por ello, “debe ofrecer sin imposiciones y con libertad la manera de ser de la Iglesia y pensar en cristiano las grandes cuestiones de la vida. Una universidad que no tenga miedo a la razón sino que la ejercite al máximo: evangelización y educación son dos dimensiones inseparables”, añadió el Gran Canciller.
Suárez, Honoris Causa
Por otro lado, el Cardenal anunció que el próximo 15 de octubre recibirá el nombramiento como Doctor Honoris Causa a título póstumo Adolfo Suárez, “un homenaje debido a quien tanto hizo por las universidades católicas; Adolfo Suárez es el gran hombre de la concordia, la libertad y la unidad”.
Igualmente, el cardenal Cañizares informó sobre la creación del Centro Privado de Enseñanzas Deportivas de Régimen Especial Marcelino Olaechea.
Además, se abrirá la nueva parroquia universitaria Santa Úrsula, que será dirigida por uno de los capellanes de la universidad.
Por otro lado, el cardenal arzobispo de Valencia pidió públicamente “la aprobación, en justicia, del Grado en Ciencias del Desarrollo, una titulación que quiere ocuparse del desarrollo integral de los pueblos”, así como del Máster en Historia del Cristianismo.
Igualmente, el Gran Canciller recordó que “la gran riqueza de la Universidad, su gran capital, deben ser sus alumnos”.
“Con ellos hay que tener un trato exquisito, una atención total, una dedicación a ellos sin reservas, una preocupación por su aprendizaje en todos los órdenes de cosas, un cuidado de verdadero esmero”, recordó el Gran Canciller.