Nadia es una de las 1.118 personas que Cáritas Valencia ha acompañado desde el inicio del conflicto bélico. FOTO: Cáritas Valencia

“¿Se ha hecho todo lo posible para detener la guerra?”. Es la contundente pregunta que lanzó el Papa al cumplirse el primer aniversario de la guerra de Ucrania. Un conflicto bélico que calificó de absurdo y que a día de hoy ha dejado 7.199 civiles asesinados y 11.756 heridos. Desde el principio de la guerra, Cáritas Valencia ha acompañado a 1.118 personas procedentes de Ucrania, que llegaron a la diócesis de Valencia hace ahora un año, cuando Rusia inició la invasión del país.

❐ BELÉN NAVA | 02.03.2023
El 24 de febrero de 2022 es una fecha grabada a fuego en la memoria de los ucranianos. Ese día, las tropas de Rusia invadieron su país. Se daba la circunstancia de que el presidente ruso, Vladimir Putin, había señalado públicamente que no tenía intenciones de ocupar el país vecino. Ese mismo día las tropas rusas cruzaron las fronteras norte, sur y este hacia Ucrania, y se ejecutaron bombardeos en distintos lugares del país.

Desde el inicio del conflicto, la diócesis de Valencia se puso a disposición de las autoridades competentes para prestar su ayuda. De esta manera, Cáritas Valencia ha acompañado a 1.118 personas procedentes de Ucrania, que llegaron a hace ahora un año.

“Un centenar de ellas, muchas de las cuales estuvieron albergadas las primeras semanas en el antiguo monasterio de las Dominicas de Torrent -al que fueron derivadas por el Ayuntamiento de Valencia-, fueron trasladadas a catorce localidades de la diócesis y tres barrios de la ciudad de Valencia”, explican desde Cáritas Valencia.

Allí, han sido acogidas por los equipos de las Cáritas parroquiales y un equipo técnico de Cáritas Valencia formado por una decena de personas, trabajadores y educadores sociales y mediadores, entre otros perfiles profesionales.

“Una vez en las viviendas, cedidas de forma temporal por Cáritas, las parroquias o particulares, las familias, formadas por 58 personas adultas y 43 niños, niñas y adolescentes, han recibido el apoyo necesario para poderse integrar en los ámbitos donde están situados.”, indican.

De esta manera, los menores de edad han sido escolarizados y muchas personas adultas en edad laboral han accedido a un empleo que les garantiza la independencia.

En la actualidad, “86 personas permanecen en viviendas cedidas en el territorio de la diócesis de Valencia, ya que algunas han decidido regresar a su país o instalarse en lugares en los que tenían conocidos o familiares cercanos”, explican.
Además, la diócesis de Valencia ha recaudado un total de 1.660.900 euros a través de la colecta que el Arzobispado propuso a todas las parroquias y de donaciones de particulares. El total de lo ingresado ha sido destinado a la atención de estas personas y a la campaña de emergencia que Cáritas Española puso en marcha para apoyar a las Cáritas ucranianas.

“Mis madres españolas”
Nadia Gerasika es una de las mujeres que fue acogida por Cáritas Valencia. Vive en una localidad de la diócesis de Valencia que ha acogido a dos núcleos familiares, el de Nadia y su hija, y el de otra mujer, Olga, con sus tres hijos.

Nadia llegó a València en marzo de 2022 y a principios de abril fue derivada con su hija a una localidad de 650 habitantes en la comarca de la Canal de Navarrés. Al poco tiempo, llegó Olga con sus tres hijos. Ambas familias viven ahora en la casa abadía y trabajan en una fábrica de dulces del pueblo, compatibilizando sus turnos de trabajo con el cuidado de los más pequeños.

Nadie asegura que en el pueblo, todos se han volcado con ellas dándoles desde lo más básico, hasta muebles para hacer la casa abadía más acogedora .“La gente del pueblo es muy abierta. Todos quieren conocernos. tenemos amigos. La vida aquí es muy interesante”. Igualmente de Cáritas “hemos recibido ayuda para todo lo que necesitábamos: casa, comida, ropa… Aquí es muy importante tener coche y también hemos tenido ayuda para tener uno. Nos han ayudado como madres. Ellas son mis madres españolas”, asegura con una gran sonrisa.

Una de las cosas que más valora Nadia en estos momentos es “la seguridad para mi niña. Vivimos muy tranquilas, muy seguras”.