L.B. | 09.07.2020

La restauración de la casa natalicia de san Vicente Ferrer, en la calle Pouet, 1,  junto a la calle del Mar, acaba de comenzar, y entre otras cosas dejará al descubierto un techo artesonado y una bóveda del siglo XVII que permanecen ocultos.

Durante los trabajos que se están llevando a cabo ya en el edificio se reformará también la cripta donde está el antiguo pozo. “Este lugar se habilitará como un pequeño oratorio en el que se colocará una imagen de san Vicente antigua y una reliquia del santo”, indica el dominico José Manuel Alcácer. Dado el tamaño de la estancia, la entrada será muy restringida.

Igualmente, está previsto acometer reformas en la sala de entrada, el zaguán donde se encuentran los azulejos de los siglos XVIII y XIX. En esta zona, lo más llamativo será la apertura superior de la misma, lo que permitirá ver el artesonado de la casa que se dejará al descubierto. Además, la estancia se reiluminará.

En la capilla del nacimiento también “se derribará la actual bóveda para dejar paso a una bóveda superior del siglo XVII, que es la original de la antigua iglesia”, añade el P. Alcácer. En esta misma capilla, se restaurará el retablo y un cuadro de Vicente López, que, al igual que el retablo del altar mayor de la iglesia y el resto de elementos de madera, recibirán un tratamiento antitermitas y anticarcoma.

Por otra parte, tanto el tejado del templo como el de la casa recayente a la calle del Mar se impermeabilizarán ante la existencia de goteras y humedades.

Un centro vicentino

El actual edificio, conocido como Casa natalicia o ‘Pouet de sant Vicent’, fue construido en 1950 en el lugar donde antes se encontraba la casa natalica del santo. En un principio, el gremio de boneteros, que lo tiene como patrón, se hizo cargo del mantenimiento de la casa. Con el tiempo pasó a depender al cercano convento de Predicadores de la Pza. de Tetuán.

“Fue en 1573 cuando el Ayuntamiento pidió a los Dominicos que le cedieran la propiedad por tratarse de la casa del santo más importante de la ciudad”, explica el P. Alcácer. “Así se hizo, con la condición de que se mantuviera permanente el culto a san Vicente”, añade.

En 1915 un nuevo acuerdo entre los Dominicos y el Ayuntamiento estableció que hubiera presencia dominicana permanente en el lugar, donde en la actualidad reside una pequeña comunidad de cinco religiosos.

Ahora, y tras haberse celebrado el VI centenario de la muerte del santo dominico, el Ayuntamiento, actual propietario del edificio, llevará a cabo las obras de restauración dirigidas por el arquitecto Carlos Campos, quien ya ha intervenido en las de San Nicolás y de los Santos Juanes.

Con estas intervenciones se pretende que la casa, se convierta en “un centro de devoción vicentina y de difusión de la cultura valenciana vinculada a san Vicente”, señala el P. José Manuel Alcácer.