María José Fraile | 5-11-2015
Crisis conyugal no es sinónimo de fracaso matrimonial. Una crisis conlleva ruptura de la comunicación y se manifiesta cuando el trato y el diálogo dejan de existir. Es entonces cuando la frustración se apodera de los cónyuges y muchos deciden entonces buscar ayuda para seguir creciendo juntos, permitiendo que su amor se renueve, madure y se refuerce.
La Iglesia cuenta con sacerdotes y profesionales que, junto a matrimonios que han vivido en primera persona situaciones similares, orientan a las que piensan que todo está perdido para que poco a poco superen su situación crítica.
La comisión diocesana de Familia y Defensa de la Vida de Valencia lleva a cabo la Pastoral Familiar “orientada por sacerdotes, en la familia y con la familia como conjunto, acompañándola en todas las etapas y situaciones de su camino”, explica su presidente Juan Andrés Talens. Partiendo de que todos los matrimonios “tienen su punto de escucha y de intercesión”, la comisión agrupa distintas realidades y asociaciones orientadas a ayudar a los matrimonios que aún en crisis buscan fervientemente sanarse.
Entre ellos están por una parte los centros diocesanos como la Fundación Familia, Centros de Orientación Familiar parroquiales, arciprestales o de instituciones religiosas; y por otra, los centros católicos, como Retrouvaille o el PREF y otros movimientos matrimoniales. Todos con el objetivo: “sanar la espiritualidad conyugal desde una visión global e integradora de la persona, el matrimonio y la familia, entendidos como un todo interrelacionado y en constante proceso de crecimiento”.

Lea el reportaje íntegro en la edición impresa de PARAULA con el testimonio de un matrimonio que superó una grave crisis así como teléfonos y direcciones de distintas instituciones que ayudan