María José Fraile | 13-01-2017
Próximos a la festividad de san Antonio Abad, patrono de los animales, en PARAULA queremos compartir la ilusión de miles propietarios de animales domésticos y de granja, y al mismo tiempo reflexionar sobre la dignidad que les debemos como seres creados por Dios. La festividad de san Antonio es una oportunidad para admirar, aún más, la obra de Dios en todas sus criaturas y en la única que hizo a imagen y semejanza suya: el hombre.
“La dignidad del animal está íntimamente ligada al respeto que se le debe como criatura de Dios”
Entrevista a Carme Soler, directora del Hospital Veterinario de la UCV
La fiesta de san Antonio Abad volverá a traer al entorno de muchas parroquias las simpáticas procesiones de quienes llevarán sus mascotas o sus animales de trabajo para recibir la bendición con la recomendación del santo ermitaño. Es un día de alegría y de reflexión para pensar y no olvidar que los animales son también criaturas de Dios. Carme Soler, directora del Hospital Veterinario de la Universidad Católica de Valencia ‘San Vicente Mártir’, habla a PARAULA sobre la dignidad de los animales.
– ¿Qué se considera dignidad animal?
– Para hacer referencia a la dignidad animal tenemos que buscar el origen en la dignidad humana. La dignidad humana es el derecho que tiene cada ser humano de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares por el sólo derecho de ser persona. También podemos definir la dignidad como una cualidad de la persona que se hacer valer, se comporta con responsabilidad y serenidad y con respecto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que la humillen ni degraden.
Por tanto, trasladando el concepto y considerando que la dignidad está basada en la racionalidad y que ésta es necesariamente humana, la dignidad animal se podría interpretar como una manera de actuar de las personas responsable, respetuosa y sin humillaciones hacia los animales.
La dignidad del animal está íntimamente ligada al respeto que se le debe como criatura de Dios. Todo ser creado por Dios es una criatura divina. Por lo que se merecen el respeto, el cuidado de todos ellos por parte del hombre, evitando su sufrimiento, tanto los domésticos como los salvajes, es nuestra obligación mantener las especies evitando su extinción, así también como el cuidado del medio ambiente.
– ¿Cuáles son los deberes de los hombres para con los animales?
– Los deberes de las personas con respecto a los animales están basados en los deberes de las personas hacia sí mismas. En líneas generales podríamos decir que se basan en darles el cuidado, la alimentación, atender sus dolencias, y proporcionarles o mantener y preservar los medios que cada especie necesita, ya que cada especie o raza tiene unas características propias y una demanda diferente.
– ¿Hemos sacado de contexto el cuidado de las mascotas? ¿Respetar al animal sin intentar ‘humanizarlo’ es también mirar por su dignidad?
– Las mascotas, también llamadas animales de compañía, son muchas veces ‘seres indispensables’ para muchas personas que por distintos motivos toman un animal como compañía. A unos les ayuda a salir de sí mismos y con ello relacionarse con otros, a otros les llena un vacío emocional y otros simplemente porque aman a los animales.
Cada uno de ellos reaccionará de forma diferente ante el animal, ¿podemos juzgar eso?. Es verdad que nos puede resultar muchas veces inverosímil o snob, pero eso tendría que verse con la cultura y formación de la persona.
También es cierto que la dignidad hacia ellos se basa en el respeto por su especie y condiciones. Por tanto, los animales están en bienestar cuanto más se acercan a sus condiciones y necesidades como especie. Tenemos que velar para que ellos puedan tener unas condiciones adecuadas y lo menos alteradas posible.
– ¿Cuál es la posición católica respecto a la experimentación con animales?
– La posición católica es buscar la verdad siempre con el respeto de la integridad de la Creación. Para poder realizar estudios con animales siempre tiene que estar justificado. La legislación actual busca la protección de los animales de experimentación y cada vez, en beneficio mutuo, es más exigente. La experimentación animal sólo se entiende en aquellos estudios de relevancia por sus posibles conclusiones, donde realmente no hay otra alternativa y debe pasar unos filtros éticos, además de burocráticos, entre otros. En todo caso hay que evitar sufrimientos innecesarios y utilizar el menor número de animales posible. En este campo está la máxima de las tres erres que son Reemplazo, por estudios sin animales siempre que sea posible; Reducción, respecto al mínimo número de animales necesario; y Refinamiento, reduciendo el dolor, sufrimiento y gravedad de los procedimientos.
– ¿Se estudia la dignidad animal en el Hospital Universitario de la Universidad Católica de Valencia?
– El lema de veterinaria es ‘Higia pecoris, salus populi’, la salud de los animales es la salud del pueblo. En el hospital veterinario se forman alumnos desde el primer curso hasta el último en diferentes facetas de la profesión, teniendo como eje fundamental el respeto por los animales en todas las actuaciones que realiza un veterinario. Cuando una persona elige estudiar veterinaria, en la mayoría de los casos es por vocación y ello conlleva un modo de vivir y entender la vida, respetando todo lo creado, amando a los animales, preocupándonos por su bienestar, su salud y todo lo que conlleva -desde el punto de vista clínico, de higiene alimentaria y de la producción animal- derivando también en la salud de las personas.
Comprensión, respeto y cariño, claves para el trabajo con los animales
“Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos llamados a ser los instrumentos del padre Dios para que nuestro planeta sea lo que Él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud”. Ante esta contundente afirmación expresada por el papa Francisco en la Laudato Si’, nos pregutamos, ¿cómo ha de comportarse un católico que trabaja con animales?
El decano adjunto de Veterinaria de la Universidad Católica de Valencia Antonio Calvo, como veterinario en ejercicio reflexiona a PARAULA, que el católico “debe trabajar con espíritu de servicio y manifestaciones concretas de la caridad de Cristo, mediante muestras de cariño, respeto y comprensión, haciendo grata la vida de las criaturas que le rodean”.
Es necesaria la “competencia profesional y buscar la perfección humana dentro de sus propias limitaciones”.
Para ello, “procurará formarse, estudiar, estar al día de las nuevas líneas que afecten a su tarea y ofrecer al Señor toda su jornada, esforzándose en hacer lo mejor posible su trabajo, porque al Señor no le gustan las chapuzas”.
Convirtiéndose en sembrador de esa paz y esa alegría tan enraizadas en el mensaje evangélico, el católico “tendrá como horizonte en su trabajo no solo su propia persona, familia, compañeros y colegas, sino también la sociedad entera, sabiendo que haciendo bien las cosas, como Dios quiere, está mejorando la humanidad”.
Amor por el caballo
Vinculado desde niño a los caballos, para Antonio tienen un valor especial “por su belleza e infinidad de cualidades”.
Se trata de un animal, que “más que sensibilidad, la cual entiendo como una virtud propia del ser humano, es un animal de fino instinto y muy exigente, no permitiendo errores, si haces las cosas de manera correcta él te responderá correctamente y si no se le trata bien, sus reacciones no serán las mejores”.
En muchas ocasiones debido a ese fino instinto que tienen, “perciben la persona que los monta y pueden acoplar su comportamiento o temperamento a las características de dicha persona”. Por eso siempre recordará las veces que llevó a montar a Cris, su hermana fallecida, a lomos de ‘Rubio’, un caballo que “nunca tuvo un mal gesto porque sabía que llevaba encima a una niña delicada”.

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