Ana Ortiz García-Atance tiene 14 años y es una estudiante brillante en Escolapios.

EVA ALCAYDE | 14.10.2021

Se llama Ana Ortiz García-Atance, pero todo el mundo le conoce como Anita. Tiene 14 años, estudia en los Escolapios y saca una notas brillantes. Pertenece a la parroquia San Pascual Bailón, es alegre, divertida -un torbellino dice su madre- y nació sin una mano, la izquierda.

Esta circunstancia, sin embargo, no le ha impedido llevar una vida normal, y más bien al contrario, le ha hecho tener un afán de superación extraordinario.

“No lo detectaron durante el embarazo y me enteré en el momento del parto de que le faltaba una mano. Lo asimilamos y siempre le hemos tratado de forma normal, igual que a sus dos hermanos”, explica su madre Ana María García-Atance, que está muy orgullosa de ella.

Anita ha aprendido desde bien pequeña a apañarse como podía y a valerse por sí misma. Cuando era un bebé no podía gatear porque se resbalaba al apoyar el muñón en el suelo, así que con 8 meses se levantó y comenzó a andar, mucho antes que sus hermanos. En el colegio nunca ha querido hacer educación física adaptada y realiza las mismas actividades que sus compañeros, volteretas, baloncesto… lo que se tercie.

Anita cocina, se pela la fruta, se ata los cordones y se hace trenzas en el pelo, todo con una sola mano. Solo pide ayuda a su madre para ponerse los pendientes y eso si tiene prisa y llega tarde.

Porque aunque lo hace todo, le cuesta mucho esfuerzo. “Cosas tan sencillas como pelar una manzana y no llevarme la mitad, cortar un filete, sujetar un folio para recortarlo o barrer y fregar, que para cualquier persona es muy fácil, para mi es todo un mundo. Más que nada el tiempo que pierdo, por mi cabezonería en conseguirlo”, explica la niña entre risas.

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