José y Silvia, junto a sus hijas Carla y Alba, que acuden al colegio público Sant Miquel de Llíria y cursan la asignatura de Religión.

BELÉN NAVA | 10.12.2020

❐ BELÉN NAVA
Más del 64,5% de los alumnos cursan la asignatura de Religión en nuestro país, según los datos del Ministerio de Educación teniendo en cuenta todos los niveles y centros educativos. Son cifras oficiales, nadie se las ha inventado ni están manipuladas. Más de la mitad de los alumnos españoles decide cursar de forma libre y sin coacciones la asignatura de Religión.


Y seguro que tras esta afirmación vendrá, por parte de algunos incrédulos, un comentario de la índole de “claro, si es una ‘maría’. Regalan las notas”. Se trata de otro de los tópicos típicos que los padres de alumnos de Religión y de sus profesores en esta materia han de escuchar día si y día también. Sobre todo ahora que el debate sobre la polémica reforma educativa de la LOMLOE o ‘Ley Celaá’ ha puesto en el punto de mira a esta asignatura en particular.


José y Silvia llevan a sus hijas al CEIP Sant Miquel de Llíria. Ellos decidieron que Alba y Carla optasen por esta asignatura porque “somos creyentes”. Carla, actualmente, acude a la catequesis que se imparte en la parroquia San Francisco de Asís de Líria y allí, vive la fe junto con su familia.


A ambas “les gusta Religión, porque por medio de juegos, parábolas, manualidades y actividades lúdicas, aprenden la vida de Jesús, de una manera más cercana a ellas. Mientras, adquieren valores de respeto, tolerancia, compañerismo, gratitud…¡y lo vemos!”


En la misma línea se manifiestan Jesús y Amparo. Sus hijos acuden a un colegio concertado no religioso. Para ellos “la formación de la persona es fundamental para una adecuada educación de los niños. Conocer cómo lo hizo Jesús en su día y trasladarlo al aquí y ahora es importante para que ellos puedan aprender y reconozcan cada uno de sus actos”. En su día a día, esta familia inculca a sus pequeños la fe cristiana haciéndoles ver que “hacer el bien y tener unos valores claros es fundamental, por lo que nos empeñamos en enseñarles a ser buenas personas”.


Y es que la asignatura de Religión responde de forma completa y coherente a las grandes preguntas del ser humano, aportando a cada etapa formativa razones para amar, razones para creer y razones para esperar y, además, es esencial puesto que propicia que todos los conocimientos y técnicas del resto de asignaturas descansen en una verdadera persona, el alumno, que los pondrá al servicio del bien y la salvación de los hombres; para que en toda actividad humana prime el mandamiento del amor.


Tampoco debemos olvidar que la asignatura de Religión ofrece una explicación ordenada y razonada de los fundamentos, contenidos y exigencias morales de la Religión Católica, y logra una comprensión de la vida religiosa adecuada a cada edad y nivel de desarrollo cultural, conociendo el valor e influencia del cristianismo en la Cultura Europea.


No ‘problemática’

Según el estudio ‘Panorama de la Religión en la escuela. Informe 2020’, realizado por la Fundación SM en colaboración con el Observatorio de la Religión en la Escuela (ORE) la clase de Religión no es un tema problemático. Tampoco lo es para las comunidades educativas ni para los centros escolares. Por lo que habría que plantearse si no se trata de un tema más político que real.


Los datos, además, hablan por sí mismos. Datos obtenidos a partir de las respuestas de 18.800 personas encuestadas entre docentes, alumnos y padres tanto de centros públicos como concertados. Así, el 72% de los alumnos afirman que esta asignatura les ayuda a conocer otras culturas y a ser más tolerantes. Además, al 59% de los alumnos les gusta la asignatura de Religión y dos de cada tres consideran que gracias a esta asignatura conocen otras religiones.
En cuanto a sus familias, más de un 80% aprecia que la clase de Religión es buena por los valores que propone y por aumentar la cultura general. O lo que es lo mismo, para tres de cada cuatro familias, la asignatura de Religión es necesaria en la educación de sus hijos. Una amplia mayoría de las familias no cree en los estereotipos sobre la enseñanza de la Religión.

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