Vista de una de las calles del Cementerio General de Valencia. A.SAIZ

La solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos, que se celebran el 1 y 2 de noviembre, respectivamente, es la ocasión en la que la Iglesia nos invita a rezar especialmente por nuestros difuntos. En una sociedad que vive de espaldas a la muerte y que en muchas ocasiones carece de sentido, la Iglesia nos invita a mirar al cielo, o como diría San Pablo, “a buscar los bienes de arriba”. Por tanto, es momento propicio para destacar la importancia de las celebraciones religiosas en el momento de la muerte, de rezar por los difuntos y de vivir una vida con sentido con la meta puesta en el cielo. El delegado diocesano de Liturgia, Edgar Esteve, explica cuáles son las celebraciones en torno a la muerte.

❐ CARLOS ALBIACH |27.10.22
– ¿Por qué es importante la celebración cristiana en el momento de la muerte? A esta y otras preguntas responde el delegado diocesano de Liturgia, Edgar Esteve, que también explica las diferentes celebraciones que se pueden tener.

Cada vez es más frecuente que tras la muerte se celebre un acto que no sea religioso o reducirlo al mínimo. ¿Por qué es importante la celebración cristiana en este momento?

Nuestra sociedad vive una actitud distante hacia el hecho de la muerte, como si fuera algo que hay que esconder. Por eso se tiende a no tener ningún tipo de despedida del difunto e incluso mantener todo en una excesiva intimidad impidiendo al resto de familiares y amigos vivir el duelo y acompañar humana y cristianamente al difunto y a su familia.
Para nosotros que creemos en Jesús, es importante celebrar las exequias de nuestros difuntos. En estas celebraciones manifestamos nuestra fe en la resurrección de Cristo que es la causa y el fundamento de nuestra propia resurrección, acompañamos a la familia del finado con nuestro afecto y cercanía y, sobre todo, oramos por el difunto, para que el Señor, en su misericordia perdone todas sus faltas y lo acoja en el cielo.

¿Qué celebraciones o ritos se pueden tener? ¿Cuál es la más frecuente hoy y cuál es la más adecuada?
Lo habitual es celebrar los ritos exequiales. Normalmente, se suele velar al difunto en la casa o en un tanatorio y, posteriormente se celebran las exequias, que pueden tenerse unidas a la Eucarístia o a una celebración de la Palabra. Finalmente, el difunto es inhumado en el cementerio o es incinerado y sus cenizas se depositan en un nicho del cementerio o en un columbario. También es posible, tener un responso que es una celebración exequial más breve. Unos días después, sobre todo si no se ha celebrado la Misa, es normal ofrecer la Eucaristía por el descanso eterno del difunto.

Cada vez más estas celebraciones tienen lugar en las capillas de los tanatorios. ¿Qué hay que tener en cuenta para que se celebren allí? ¿Es importante también que tengan lugar en las parroquias donde se vive la fe?
Lo normal es que las exequias se celebren en el lugar donde el difunto ha vivido su fe y ha celebrado los sacramentos y, por tanto, la parroquia propia es el lugar más adecuado para su celebración. Ahora bien, hay muchas familias que ya no viven su fe vinculada a ninguna comunidad parroquial porque son no practicantes, pero desean exequias cristianas para sus difuntos. En este caso, los tanatorios pueden ser lugares donde se celebren estas exequias que, además, deben ser ocasión de evangelización de los alejados de la vida de la Iglesia.

La liturgia acompaña la vida del cristiano: bautismo, eucaristía, matrimonio, etc. ¿Qué sentido da la liturgia a la vida del cristiano para prepararse para la muerte?

La celebración de las exequias es, en realidad, la culminación del bautismo recibido. Cuando nos llevan a la Iglesia por vez primera para ser bautizados participamos, de una manera misteriosa, pero real, de la muerte y resurrección de Cristo. Cuando fallecemos, nos introducimos en la muerte de Cristo en plenitud para resucitar con él. Las exequias recuerdan la promesa de vida eterna recibida en el bautismo para pedir a Dios que la haga plena realidad en el difunto.
Además, la Liturgia acompaña todos los momentos en torno al final de la vida terrena del cristiano: la unción de los enfermos, el sacramento del perdón y la Eucaristía como viático, las plegarias por el difunto, especialmente la Liturgia de las Horas, los ritos exequiales, los sufragios…

Tras las celebraciones tras el momento de la muerte. ¿Que más se puede hacer por el difunto? ¿Es importante ofrecer misas por ellos?

Por los difuntos se puede y se debe interceder para que alcancen la vida eterna en el Reino de los Cielos. Esta intercesión puede realizarse de muchas maneras. La más importante es la plegaria, es decir, rezar por el difunto y, sobre todo, ofrecer la Santa Misa por su eterno descanso. También podemos ofrecer por ellos el don de la indulgencia plenaria. Ahora en el año jubilar con motivo del Centenario de la Coronación de la imagen de la Virgen de los Desamparados podemos obtener esta indulgencia y aplicarla por nuestros difuntos. Y, por supuesto, podemos ofrecer alguna obra de caridad por su eterno descanso.

La celebración religiosa “es toda una acción de gracias”

En torno al 1 y 2 de noviembre son muchas las personas que acuden a los cementerios para rezar ante las tumbas de sus familiares, tener un recuerdo de ellos con sencillos gestos como llevarles flores. En el Cementerio General de Valencia los capellanes estos días doblan esfuerzos para poder atender a todas las personas que allí acuden. Una atención que se realiza durante todo el año y que muchas veces son un apoyo de consuelo y esperanza. Benjamín Zorrilla, capellán del cementerio, explica la importancia de una celebración religiosa.

En primer lugar, explica, “es una acción de gracias en tres dimensiones”: “Primero por el don de una vida que ya ha concluido. En segundo lugar a la persona, porque nos ha enriquecido no solo dando vida corporal, en el caso de que tenga hijos, sino también a través de las relaciones humanas. En tercer lugar a la historia de esa persona, de la cual esa persona ha sido depositaria y en ese momento se personifica y se concluye”.

Pero lo que sobre todo da la celebracion, resalta, “es esperanza”. “A la hora de la muerte se nos suscita una pregunta: ¿es la muerte el fracaso del hombre? Si es así todos somos unos fracasados porque nuestra enemigo es el tiempo”, apunta. Sin embargo, explica, “es la muerte lo que nos enseña la muerte de Cristo, la victoria de la persona”. “Eso es lo que celebramos en la celebración de la Eucaristía. Un texto, apunta, en la oración sacerdotal de Jesucristo en el Evangelio de San Juan lo hace ver claramente: “Padre, este es mi deseo, que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste porque me amaste antes de la creación del mundo”.

“La celebración religiosa lo que transmite es el pleno desarrollo de la vida de la persona, no marcada ni por los limites del tiempo ni del espacio. Eso es lo que Jesucristo nos plantea. Eso es lo que hacemos: ofrecer esa vida ya concluida para que llegue a su plena realización fuera de las limitaciones del espacio y del tiempo”, concluye.

En la capilla del Cementerio General se encuentran con situaciones de todo tipo: desde los familiares que no quieren ningún tipo de celebración religiosa a los que sabiendo que sus familiares han sido creyentes, y aunque ellos no crean, sí que piden la celebración de la misa. “Si eligen la celebración es algo bonito porque además los sacerdotes les atendemos antes, les ofrecemos la ayuda y conocemos la historia del difunto y así poder dar gracias por su vida”, destaca.

El sacerdote también destaca que estos días muchos de lo que se acercan al cementerio también acuden a hablar con los sacerdotes.

CELEBRACIONES EN EL CEMENTARIO GENERAL DE VALENCIA

Del sábado 29 de octubre al 8 de noviembre, misa a las 11 h. en la capilla.
1 de noviembre: misas a las 10, 11, 12, 13 (por los sacerdotes fallecidos) y 16 h en la capilla.
2 de noviembre: misas a las 10, 11, 12, 13 (por todos los difuntos en la diócesis de Valencia en 2021) y 16 h en la capilla.
Del 5 al 8 de noviembre: Oración por los difuntos organizadas por las XL Horas (9.30 a 17.30 horas).