Eva Alcayde | 26-01-2012

Un momento del oficio ecuménico en el templo del convento de Santa Clara. (Foto: Manolo Guallart)


A las siete menos cuarto de la tarde el templo del convento de Santa Clara, el que las  religiosas Clarisas Capuchinas tienen en la avenida Pérez Galdós de Valencia, ya estaba lleno de fieles. A las siete comenzaba el Oficio Ecuménico de la Resurrección, dentro de los actos de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Para entonces ya no había sitios libres en los bancos y el público esperaba de pie en la entrada de la Iglesia.
Durante la procesión de entrada el templo quedó sumido en un silencio y oscuridad total, únicamente la tenue luz del cirio avanzaba por el pasillo central hasta el altar.
La oración fue presidida por tres obispos, uno ortodoxo, otro anglicano y el tercero católico. Monseñor Policarpo Stavrópoulos, metropolita arzobispo ortodoxo de España y Portugal y exarca del Mar Mediterráneo del Patriarcado Ecu­ménico de Constantinopla; mon­señor Carlos López, obis­po anglicano de la IERE de (Igle­sia Española Reformada Episcopal) y monseñor Enrique Benavent, obispo auxiliar  de Valencia.
Tras el lucernario, que incluyó el himno verpertino ‘Oh luz gozosa’, la plegaria de la luz y una oración a San Vicente, se presentó a los sacerdotes y pastores presentes en el Oficio Ecuménico. Entre los participantes estuvieron Fernando Mañó, presidente de la comisión de Ecumenismo y Relaciones In­­terconfesionales del Ar­­zobispado, el franciscano Gabriel Francés, ca­­pellán de la comunidad de Santa Clara, August Monzó, director espiritual del Oratori Sant Felip Neri de Valencia, el diácono Francisco Valls y los sacerdotes Rafael Saráchaga y Alexander Alapont.
También participaron en el oficio el reverendo Gerson Amat, pastor de la IEE (Iglesia Evangélica Española) de la Esperanza en Valencia y presidente del Centro Ecuménico Interconfesional de Valencia, Rudolf Delbrück, responsable de la Iglesia Evangélica Luterana en la Comunidad Valenciana, John Llovell, pastor de la parroquia de Jesucristo (IERE), Dumitru Daniel Toader, sacerdote ortodoxo de Valencia  del Patriarcado de Ru­­­­manía, y Enmanuel Pop, sacerdote ortodoxo de Gandía-Oliva (Patriarcado de Ru­­manía). Además asistieron Emili Chalaux y Josep Samarra, presidente e integrante respectivamente de ACAT, Acció dels Critians per l´Abolició de la Tortura.
Durante el Oficio Ecuménico se celebraron diversas oraciones propias de las tradiciones ortodoxas, anglicanas o católicas como el trisagio, una oración en honor a la Santísima Trinidad que se reza antes de las lecturas, un himno de las iglesias reformadas y diversas oraciones católicas. Además el Evangelio se proclamó en español, inglés y alemán.
“Vivir evangelicamente”
En su homilía, monseñor Benavent, refiriéndose a la lectura del Evangelio, señaló  que “Jesucristo no se dejó vencer por el pecado y salió victorioso”, ni tampoco “quiso valerse de su condición divina en beneficio propio”. El prelado recordó que “todos somos llamados a vivir la misión de sembrar el Evangelio” y que debemos hacerlo “evagelicamente”.
“Oramos juntos, es­cuchamos juntos la Palabra de Dios, las relaciones entre nuestras Iglesias deben ser evangélicas y esto es un reto. No nos debemos dejar llevar por modos de actuar de este mundo”, señaló monseñor Benavent, que añadió que la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos “nos recuerda que en la Historia del Cristianismo todos tenemos motivos padir perdón y perdonar, pero cuando nuestro corazón está transformado el bien vence al mal”, concluyó.
Por su parte, el obispo anglicano Carlos López realizó un pequeño esbozo de la presencia anglicana en Valencia, que ya tiene 121 años, y señaló que “nos hemos reunido para celebrar la unidad”.
En su turno, monseñor Policarpo, que hizo su homilía en castellano, habló de la figura del diácono Vicente, que “ofreció su propia sangre por la verdad y por eso es un santo que se venera en Oriente y Occidente”.
El obispo ortodoxo recordó que en la antiguedad los cristianos eran mártires de sangre y en la actualidad se da el “martirio de la conciencia” que “es más fuerte y doloroso que el de sangre”. “En esta época de enorme crisis moral y espiritual, debemos tomar como ejemplos a los santos mártires, como san Vicente, patrono de Valencia”, concluyó.