Mesa presidencial del Congreso Diocesano de Laicos presidida por el cardenal Cañizares. FOTO: M.J. FERNÁNDEZ

❐ E.A. | 1.12.20221
La sala principal del Palacio de Congresos acogió el domingo por la mañana la celebración de la misa, presidida por el arzobispo de Valencia Antonio Cañizares y concelebrada por los obispos Javier Salinas, Arturo Ros, Esteban Escudero, así como el vicario general Vicente Fontestad.

Era la primera vez que el Palacio de Congresos acogía una celebración religiosa ya que habitualmente sus instalaciones se emplean para congresos, conciertos, convenciones y actos empresariales o institucionales, pero nunca antes para una celebración litúrgica.

Al inicio de su homilía el Arzobispo tuvo un recuerdo especial para el Dr. Justo Aznar, médico y defensor de la vida y de la familia, que había fallecido la noche anterior. “Fue pionero en España con sensibilización y dedicación plena a la defensa de la vida. Dios nos ha querido regalar a este Congreso de Laicos el don que fue Justo Aznar, laico comprometido, que dio testimonio de la verdad y enseñó a los demás dónde esta la luz, en medio de tanta oscuridad en España”, señaló el Arzobispo que destacó su defensa del derecho a la vida y la dignidad humana. “Queridos laicos, en él tenéis un modelo a seguir como conclusión también de este congreso”, añadió.

Tiempo de Adviento
El cardenal Cañizares dedicó su homilía en el Palacio de Congresos al tiempo de Adviento, ya que el domingo 28 coincidía con el inicio de este tiempo litúrgico, e invitó a todos los laicos “a cruzar el umbral de la esperanza”, al haber “quedado abierta la puerta de la misericordia”.

El Cardenal afirmó que el Congreso de Laicos ha dirigido su mirada a Jesucristo, “aliento único para la esperanza, que no se marchita, a pesar de todos los acontecimientos que vivimos que nos invitan al desaliento” y citó como ejemplo como la violencia, la violación de los derechos fundamentales, la guerra, los pueblos bajo la opresión, la muerte de inocentes, las víctimas de la droga, los miles y miles de refugiados que buscan en occidente la salvación, “y muchísimos perecen en el intento sepultados por las aguas del Mediterráneo que se ha convertido en su sepultura, en la fosa común” o el recrudecimiento del covid con una nueva manifestación incontrolada.

El cardenal Cañizares reconoció en su homilía que vivimos siglos sombríos donde resulta difícil la esperanza, pero realizó una llamada, en este tiempo de Adviento y de manera particular en este congreso de laicos, “a caminar al lado del Señor, a alejar las tinieblas que nos apartan de la luz, que es Cristo, que vine a iluminar la oscuridad de nuestro mundo, la vida, la familia, la educación, la política, todo. Los cristianos estamos llamados a caminar juntos con la mirada fija en el Evangelio de Cristo”.

Don Antonio insistió en la idea de que en Cristo se encuentra la solución a los grande problemas que pesan sobre la humanidad. “En él se halla la verdadera respuesta a los interrogantes que nos planteamos ante tantos acontecimientos que ponen de manifiesto la sinrazón. Ante profunda quiebra de humanidad y moralidad que padecemos, el hombre encuentra sentido en Cristo. Él es la luz y la paz”.

Gran misión en Valencia
El Arzobispo recordó que el momento en que vivimos es un momento apremiante en el que es preciso estar despiertos. “No podemos permanecer aletargados, por eso el Adviento ha de ser un abrir de par en par las puertas al amor misericordioso, abrir nuestra mente, corazón y nuestra voluntad”, señaló el Arzobispo que anunció que Valencia emprenderá una gran misión en todas las parroquias de la diócesis.

“La verdad no es la que viene de los telediarios, ni de los partidos políticos, es la que viene del Evangelio, que ilumina nuestros pasos y eso hemos de decirlo, hemos de anunciarlo, por eso Valencia emprenderá una gran misión en toda la diócesis, en todas las parroquias, una gran misión para anunciar a Jesucristo, para que los hombres lo conozcan y sepan que solamente en Él está la salvación, el camino, la verdad y la vida”, explicó el Cardenal, que concluyó su homilía pidiendo a los fieles “no olvidar la Eucaristía, que debe estar siempre en el centro de nuestra vida”.