Estimados sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos:
En muchas zonas de España y también en nuestra Comunidad Valenciana estamos sufriendo desde hace ya varios meses una grave y prolongada sequía. La falta de lluvia nos afecta a todos; no solo a nuestros campos y montes, sino también a las fuentes y embalses y, en consecuencia, al consumo humano e industrial y, por ende, a la salud. Esto nos debe urgir a ser responsables en el uso del agua, a no malgastarla y a compartirla.
Pero además, los fieles cristianos, sabemos que el agua es un don de Dios, pues forma parte de la obra de su Creación. Asimismo, el Señor Jesús nos enseñó a pedir por el alimento de cada día. Fieles a esta recomendación del Salvador os exhorto a todos a rezar fervientemente a Dios por el don de la lluvia. Es una costumbre secular en la Iglesia llevar a cabo rogativas para pedir la lluvia. Nuestras oraciones, e incluso los ritos que las acompañan y sostienen, no obligan a Dios a concedernos lo que pedimos en ellas. Una cosa es la magia y otra, muy distinta, es la plegaria que nace de la fe. La magia pretende apoderarse de Dios y poner su poder al servicio de las necesidades y caprichos de quien la practica. La oración cristiana se contenta con exponer a Dios el deseo o la necesidad, confiando en que Él cumplirá o remediará cómo y cuándo su amor lo disponga. La oración cristiana, en cambio, viene de la entrega confiada al Señor, a quien sabemos nos quiere.
Por todo lo cual, DISPONGO QUE:
Los sacerdotes de la Diócesis de Valencia incorporen una petición desde el 19 de noviembre al 17 de diciembre, impetrando la lluvia en las preces de la Misa, especialmente en la Eucaristía de los Domingos, así como en la oración de Laudes y de Vísperas. También se debe celebrar entre esas fechas una Eucaristía durante la semana con esa intención siguiendo lo dispuesto en el Rito del Misal Romano. A ello exhorto también, a las comunidades de religiosos y a cuantos laicos recen la Liturgia de las Horas, para que incluyan una petición por dicha intención.