E.A. | 13-06-2013
Esta semana conocíamos la noticia de que el Ayutamiento pretende impulsar la declaración del Santo Cáliz de la Última Cena, que se venera en la Catedral de Valencia, como Patrimonio de la Humanidad.
La Junta de Gobierno Local ha aprobado una moción para impulsar esta petición, según aseguraba la propia alcaldesa, Rita Barberá, que informaba en rueda de prensa de que trasladará también la moción al Arzobispado de Valencia, Cabildo Catedralicio, Archicofradía, Hermandad del Santo Cáliz, Gobierno de España, Generalitat Valenciana y Diputación Provincial.
Además, el Ayuntamiento ha encargado al Real Colegio Seminario del Corpus Christi la recopilación de los estudios necesarios sobre la reliquia para llevar adelante la tramitación de la solicitud, y se dotará el proyecto de una partida económica.
La alcaldesa aseguró que el objetivo es poner en valor al Santo Cáliz, “darle la importancia y la enorme trascendencia histórica que tiene una reliquia que se ha buscado durante siglos por la humanidad y que está en Valencia”.
De esta manera, se recogería la petición incluida en las conclusiones del Congreso Internacional sobre el Santo Grial que acogió Valencia en 2008. Allí se instó a las administraciones a que promovieran la candidatura de la reliquia como Patrimonio de la Humanidad.

La tradición de los primeros siglos La tradición nos dice que es la misma Copa que utilizó el Señor en la última Cena para la institución de la Eucaristía, que luego fue llevado a Roma por San Pedro y que conservaron los Papas sucesores a éste hasta San Sixto II, en que por mediación de su diácono San Lorenzo, oriundo de España, fue enviado a su tierra natal de Huesca en el siglo III para librarlo de la persecución del emperador Valeriano. Recomienda esta permanencia del Santo Cáliz en Roma la frase del Canon Romano mencionada antes: “Tomo este Cáliz glorioso”, hoc praeclarum calicem; expresión admirativa que no encontramos en otras anáforas antiguas, y no podemos olvidar que la plegaria eucarística romana es la versión latina de otra en lengua griega, pues ésta fue la propia de la Iglesia de Roma hasta el Papa San Dámaso en el siglo V. El Santo Cáliz en España Durante la invasión musulmana, a partir del año 713, fue ocultado en la región del Pirineo, pasando por Yebra, Siresa, Santa María de Sasabe (hoy San Adrían), Bailio y, finalmente, en el monasterio de san Juan de la Peña (Huesca), donde puede referirse a él un documento del año 1071 que menciona un precioso cáliz de piedra. La reliquia fue entregada en el año 1399 al Rey de Aragón, Martín el Humano que lo tuvo en el palacio real de La Aljafería de Zaragoza y luego, hasta su muerte, en el Real de Barcelona en 1410. Hacia 1424, el segundo sucesor de Don Martín, el Rey Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia, y con motivo de la estancia de este Rey en Nápoles, fue entregado con las demás regias reliquias a la catedral de Valencia en el año 1437 (Volumen 3.532, fol. 36 v. Del Archivo de la Catedral).

Lea el texto íntegro en la edición impresa de PARAULA