El Cardenal presidió la celebración de clausura del Año Jubilar. FOTO: A.SÁIZ

L.B. | 31.03.2021
Como una fiesta grande. Así se vivió la clausura del Año Jubilar en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Valencia, concedido por la Santa Sede en noviembre de 2019 tras su declaración como ‘Basílica menor’. Con el aforo permitido prácticamente cubierto, fueron muchos los fieles y religiosos que participaron en esta ceremonia en la que se vivieron momentos de intensa emotividad, como la solemne consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
La eucaristía fue presidida por el arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, y concelebrada por el obispo auxiliar Javier Salinas y varios sacerdotes.

Abrirse al corazón de Cristo
En su homilía, el arzobispo hizo un llamamiento a “abrirnos al corazón de Cristo” y a “no tener miedo” porque “estamos viviendo momentos de pandemia, pero también de esperanza en el amor de Dios, que no tiene límites”.
Aseguró el Cardenal que en la consagración al Sagrado Corazón de Jesús “vemos un don que Dios concede a la diócesis” y que este Año Jubilar ha sido “un año de gracia, y de misericordia”.

Precisamente, al coincidir la celebración con la solemnidad de la Encarnación, el Arzobispo recordó que en la Encarnación del Hijo de Dios “empezó todo”. “Dios entró en la historia de la humanidad” y “por la encarnación hemos podido acceder al amor de Dios”, explicó.

“Necesitamos experimentar más a fondo el amor de Cristo”, resaltó el cardenal, que recordó el “sí” de la Virgen María ante el anuncio del ángel, para cumplir la voluntad de Dios, desde “su sencillez, fidelidad y fe”.
De igual manera, destacó que “necesitamos abrirnos al corazón de Cristo para llevar a los hombres a la Iglesia y participar en ella de esa acción de fe y obediencia de la madre y el Hijo”.

Consagración solemne
Tras la homilía, con todos los fieles arrodillados, se entonaron en latín las letanías previas a la oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús, que fue pronunciada por el Cardenal.

También fue muy emotivo el canto de una antífona mariana medieval, del siglo XIV, llamada ‘Stella Caeli exstirpavit’, compuesta en la Edad Media, en latín, para invocar a la Virgen y ahuyentar la peste que asolaba Europa, y que ahora ha sido recuperada a raíz de la pandemia de la covid-19. La oración tuvo lugar ante el gran lienzo de la Inmaculada de Juan de Juanes, en una de las capillas laterales.

La pieza, al igual que todos los cantos de la celebración, fue interpretada por el ‘Grupo Poikilía’, integrado por dos sopranos y por David Giner, organista y asistente litúrgico-musical de la Basílica, que ha compuesto la ‘Misa Levis’ que también fue interpretada en la clausura, al igual que las letanías gregorianas al Sagrado Corazón de Jesús y el himno nacional al Sagrado Corazón de Jesús, entre otras piezas.

Con esta ceremonia se puso fin al Año Jubilar que en principio se iba a desarrollar hasta noviembre de 2020, pero fue prorrogado debido a la interrupción durante el estado de alarma por la pandemia.