REDACCIÓN | 24-03-2017
La misa de san José, contó con la participación de la fallera mayor de Valencia, Raquel Alario, que pronunció una bonita plegaria en honor de san José y de la fallera mayor infantil, Clara Parejo, que proclamó la segunda lectura. (Foto: Alberto Sáiz)
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, imploró la protección de san José sobre “tantos miles y miles de cristianos siendo hoy perseguidos y masacrados en un verdadero y renovado holocausto ante la pasividad y silencio de quienes rigen los destinos de los pueblos”.
En la misa en la solemnidad de san José que presidió el pasado domingo 19 en la catedral de Valencia, llena de fieles, el titular de la archidiócesis urgió en su homilía a invocar también la protección de san José sobre “los desterrados, refugiados e inmigrantes que tienen que salir de sus tierras, a veces tan hostiles”.
Además, también alentó a pedir el patrocinio de san José para el “renovado empeño de evangelización en que está comprometida la Iglesia en Valencia para ser fiel al Espíritu en la coyuntura que atravesamos, difícil pero apasionante, que debemos leer desde la fe como hora propicia e inaplazable para una nueva evangelización”.
De igual modo, alentó a pedir el patrocinio de san José por las familias valencianas, “particularmente por las que se encuentran afligidas por la separación, la enfermedad, la marginación o el paro”.
De forma “muy especial en estos momentos”, el Cardenal imploró la ayuda de san José, “como educador primero que fue de Jesús”, para quienes “tienen en sus manos la tarea de educar, para que fomenten una educación integral, libre de imposiciones ideológicas”.
“¡Qué ejemplo tan grande tenemos en san José para ser servidores de otros, de Cristo que se identifica con los pobres, los que están solos, los desvalidos y ancianos!”, destacó el titular de la archidiócesis de Valencia.
En su homilía, el cardenal Antonio Cañizares elogió también la multitudinaria ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados que se desarrolló durante dos días hasta la madrugada, por “este pueblo que tanto quiere a la Mare de Déu dels Desamparats” y aseguró que “los ramos con los que le habéis ofrendado han sido como besos de cariño sin par, bañados en lagrimas dels bons valencians”.
La misa del domingo pasado, organizada por la Junta Central Fallera en colaboración con el Gremio de Artistas Carpinteros con motivo de la solemnidad de san José, contó con la participación de la fallera mayor de Valencia, Raquel Alario, que pronunció una bonita plegaria en honor de san José y de la fallera mayor infantil, Clara Parejo, que proclamó la segunda lectura.
Igualmente, varias falleras de la Corte de Honor Infantil leyeron las peticiones de oración de los fieles y otras representantes de la Corte de la Fallera Mayor participaron en las ofrendas del pan, vino y agua, acompañadas por la música de la dolçaina y el tabal.
A continuación, las falleras mayores ofrecieron flores y frutos de la huerta valenciana y miembros del Gremio de Artistas Carpinteros realizaron una ofrenda con utensilios de carpintería.
Órgano, dolçaina y tabal
Durante la eucaristía la Coral Catedralicia cantó la ‘Misa breve de Fallas’, a cuatro voces y órgano, acompañada por la dolçaina y el tabal, que compuso el que fuera prefecto de Música Sacra de la Catedral, José Climent, recientemente fallecido.
Y las cartas ardieron también
Momento en el que se queman las plegarias a san José (Foto: Javier Peiró)
Las religiosas de la congregación Madres de Desamparados y san José de la Montaña de Valencia cumplieron con el ritual en la mañana del día 19 y quemaron las cartas que reciben a lo largo de un año con peticiones de devotos solicitando la intercesión de san José.
Tras la procesión con la imagen de san José que realizan de las comisiones falleras del barrio valenciano de La Petxina, las religiosas procedieron a la quema de las cartas, siguiendo una tradición iniciada en el siglo XIX por su fundadora, la beata Petra de San José.
A lo largo del año, fieles y devotos escriben sus peticiones, implorando la intercesión de san José ante problemas familiares, de salud o económicos, y las entregan ellos mismos en un buzón a los pies de la imagen de san José, en la iglesia de la Casa Generalicia de la congregación, o bien las envían por correo postal. Según las religiosas la quema se produce con un fin simbólico, “igual que sube el humo, con él, suben las peticiones y, de esta forma, llegan más rápidas al Señor” y esta tradición “se ha ido transmitiendo entre las religiosas y los propios devotos del santo que escriben las cartas o que traen sus peticiones escritas”.