E.A. | 16.04.2020
La actividad solidaria no para nunca en las parroquias de la diócesis de Valencia y mucho menos cuando las necesidades son más acuciantes. Ya se demostró en la crisis del 2008 y ahora, en medio de la crisis sanitaria y social producida por el Covid-19, los voluntarios se movilizan para ayudar aunque sea más difícil y de una manera diferente.
Este es el caso del Comedor Social San José, ubicado en la parroquia de la Asunción de Benimaclet, que tuvo que cerrar sus puertas como medida de seguridad por la pandemia. Sin embargo, su actividad no ha parado, sino que ha aumentado todavía más.
Desde que comenzó la cuarentena por el Covid-19, los voluntarios de este proyecto interparroquial, muy conocido y valorado en el barrio de Benimaclet, está atendiendo a las personas más desfavorecidas en sus necesidades básicas.
Todos los usuarios -más de 50- que acudían a comer de lunes a viernes, o recogían la comida para el fin de semana, son atendidos igualmente por sus Caritas parroquiales e incluso a algunos se les lleva la comida a su casa, si no pueden desplazarse, especialmente en los casos de personas mayores o enfermas.
El equipo de voluntarios oraganiza cada miércoles y sábados los alimentos y los distribuyen a los usuarios, para que los cocinen en sus propias casas.
Más peticiones de ayuda
En los útimas semanas, las parroquias estan recibiendo muchas perticiones nuevas de ayuda. “Son llamadas de personas inmigrantes que se han quedado sin trabajo, no tienen papeles ni dinero; están prisioneros de esta pandemia y carecen de comida”, explica el párroco de la Asunción de Benimaclet, José Antonio Varela, que subraya que “las puertas de la burocracia no les atienden y nos ruegan ayuda”.
“Las caritas parroquiales están haciendo un verdadero y encomiable esfuerzo para ayudar y los voluntarios demuestran que el Día del Amor Fraterno, el Jueves Santo, es una realidad”, añade el sacerdote.
El Comedor Social San José de Benimaclet atiende actualmente a unas 50 usuarios, que cubren de este modo sus necesidades de alimentación básica. Los usuarios son, en su mayoría, familias sin recursos, mayores que viven solos o personas con discapacidad o alguna enfermedad.
Además de la ayuda para comida, que consiste en una comida diaria de lunes a viernes durante todo el año y bolsas de comida los sábados, se ofrece a los beneficiarios ayudas puntuales de medicamentos urgentes, transporte y acompañamiento personalizado, acciones que se retomarán en cuanto pase la pandemia y se regrese a la normalidad.
El proyecto cuanta con la participación de unos 60 voluntarios y el apoyo del Rotary Club de Valencia, que proporciona la comida y su transporte de forma gratuita a través de diversos hoteles y casas de hostelería de la ciudad.