Javier Llopis.


L.A. | 30-10-2013
– El próximo viernes 8 de noviembre llega el Con­greso… aunque este Congreso realmente es un inicio, ¿no es así?
– Sí, así es. Nosotros hemos planteado el congreso como el inicio de una reflexión sobre la parroquia y la evangelización en nuestra diócesis y esta es, sin lugar a dudas, una de las novedades.
– ¿Por qué se decide realizar este congreso? ¿y por qué pre­cisamente ahora?
– Hay muchas razones. El Año de la Fe nos sugería convocar algún congreso de estudio de al­gún tema que preocupase en las diócesis. No se daban temas concretos, ni temas para todos. Simplemente que fuera importante tratarlo en la diócesis. Desde ahí, don Carlos, dentro del Itinerario Diocesano de Renovación, pensó por qué no iniciar una reflexión juntos sobre la parroquia. Y este congreso es el inicio de esa reflexión. Una reflexión que se alargará durante el próximo curso sobre la parroquia y la nueva evangelización en nuestra diócesis.
– ¿Qué es lo que se pretende con este congreso?
-No es desvelar ningún secreto porque el propio don Carlos, en las presentaciones del Itinerario Diocesano de Renovación (IDR) que ha estado realizando en la diócesis, ya ha explicado que éste no es el último año del IDR y que va a continuar. El congreso, precisamente, quiere iniciar una reflexión de cómo ha de continuar el Itinerario, cómo ha de continuar la reflexión sobre la vida parroquial, cómo han de ser nuestras parroquias, qué recursos podemos ofrecer, qué expectativas, y qué modo de ser parroquia hemos de poner a disposición de los fieles en nuestra diócesis.
El congreso va a dejar muchas preguntas porque es el inicio de una reflexión y por lo tanto no podemos dar ya soluciones, en principio porque no las tenemos y encontrarlas es una tarea de todos. Esa es una cualidad importante de la vida parroquial, el incorporarse a ellas. Para ello vamos a presentar opciones…una serie de experiencias que ya se están haciendo en nuestra diócesis y que hacen a la parroquia más evangelizadora y más actual.
– El congreso se desarrolla en un tiempo en el que se fomenta un empuje a la nueva evangelización, desde los colegios, las familias… ¿Cuál es la importancia de la parroquia para esa nueva evangelización vinculada a esas otras realidades?
-La parroquia es el ámbito de la vida de la familia, en que la educación cristiana tiene su lugar, el ámbito de la primera evangelización, del envío misionero, de la celebración de la fe y del crecimiento en la vida de la fe, del aprender a ser comunidad… Si la parroquia no tiene identidad, todas las de­más áreas pueden quedar ‘sueltas’.
La pa­­rroquia no es la única que evangeliza pero sí es el ámbito natural desde el que se evan­geliza. Es la institución que más perdura a lo largo de los siglos en la vida de la Iglesia y la institución que sigue teniendo su vigencia.
Se quiere llegar a un modelo de parroquia o una parroquia que tendríamos que aspirar a conseguir. ¿Podríamos, al menos, di­­bujarla en la imaginación?
– Dibujarla como modelo es imposible porque una de las cualidades de la parroquia es que se hace en el lugar donde está. Ha de ser acogedora, ha de ser comunidad de distintos, ha de ser capaz de albergar la vida de la fe, donde las familias encuentren lugar para expresar y crecer en la fe, ha de ser misionera, ha de ser hogar de oración. Sin olvidar a los niños y a los jóvenes, a los adultos y a los enfermos…todos esos elementos que después se encarnan en cada lugar concreto. Pero hay elementos que no pueden pasar desapercibidos. Hoy en día la parroquia tiene que estar más hacia afuera que hacia adentro del templo. Y recordar que la parroquia tiene que hacerse presente en otros muchos más ámbitos.