L.B. 21-09-2016
El próximo domingo 2 de octubre, nuestra diócesis celebrará el ‘Día del mayor’. Parroquias, residencias de ancianos y otros centros, así como asociaciones y movimientos dedicarán oraciones específicas por las personas mayores en las misas de ese fin de semana.
Para facilitar estas celebraciones, la comisión diocesana de Pastoral de los Mayores ha preparado subsidios litúrgicos en los que ofrece ideas y textos para las moniciones, homilías y oraciones. Estos mismos textos podrán ser utilizados en cualquier misa o celebración que se realice a lo largo del año en la que los mayores tengan un papel especial.
“El agradecimiento que debemos a nuestros mayores por la gran labor que han ido realizando a lo largo de su vida, y especialmente en la gran tarea de la evangelización, es inmenso”, señala Luis Sánchez, presidente de la comisión diocesana de Pastoral de los Mayores. “Nuestros jóvenes necesitan el testimonio real y auténtico de los que nos han precedido en el camino de la vida y que lo han recorrido con alegría y gozo, iluminados por la fe de Cristo”, añade.
Sánchez destaca también que “nuestros fieles mayores son cada vez más relevantes por el continuo aumento de la esperanza de vida y porque esas generaciones son numerosas en creyentes”. Por eso, “la proporción de los mismos en nuestras parroquias y en nuestra actividad pastoral va creciendo de día en día. Son un gran potencial evangelizador para ayudar a que nuestros jóvenes se encuentren con Dios”.

Testigos en la debilidad

Por su parte, el arzobispo de Valencia, cardenal Cañizares, ha dirigido una carta a los mayores con motivo de su día en la que con cariño reconoce que “durante muchos años habéis colaborado con gran dedicación y tesón a la misión evangelizadora de la Iglesia,  a transmitir la fe en el seno de vuestra familia y allí donde os habéis encontrado en cada momento”. “Pero vuestra labor no ha concluido -añade- sino que continúa y aunque vuestras fuerzas vayan debilitándose, no por eso disminuye vuestro ardor y constancia en ser testigos de Cristo”.
Igualmente, les anima a ser “testigos alegres de Jesucristo y del Evangelio ante vuestros familiares y amigos, en vuestras parroquias y en vuestros pueblos o barrios”. Y les insta a ofrecer “el testimonio de vuestra fe cuando os veáis débiles, ancianos o enfermos, pero especialmente que los jóvenes vean en vosotros generosos servidores del Evangelio de la misericordia y la esperanza, como lo habeis sido a lo largo de ese camino de vuestra vida que estáis recorriendo en la alegría de Cristo”.