“Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política”. Estas palabras de San Juan Pablo II en ‘Envalgelium vitae’ pone de manifiesto la importancia del don sagrado de la vida, y como se manifiesta este año en la Jornada por la vida, que la vida es una auténtica buena noticia para los hombres y la sociedad de hoy.

CARLOS ALBIACH| 11.4.24

La vida, explican, “no es un derecho absoluto a la libre disposición del criterio humano, es un don de Dios y este es el motivo más profundo para que sea considerada una buena noticia. Los obispos distinguen entre el don, que “es algo que acogemos porque se nos entrega,” y el derecho, que “es algo que nosotros podemos exigir, con sus límites en el caso de la vida”. También señalan la diferencia entre regalo y don. El primero, “es algo que se me da para que disponga de ello como quiera”, mientras que el don “implica una tarea, una responsabilidad”, con unas implicaciones al inicio, en el transcurso y al final de la vida.

La vida debe ser recibida y valorada y cuidada, desde su concepción hasta su muerte natural”. Este es el mensaje que han lanzado con motivo de la Jornada por la Vida 2024 los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española.

El hecho de que la vida sea un don y una buena noticia “nos invita a acogerla siempre, incondicionalmente”. Por eso hay que ayudar a las madres a descubrir “que la vida que llevan en su seno realmente es una buena nueva”, apunta. En este sentido, defienden una valoración positiva de la maternidad y de la vida humana naciente que se visibilice con “ayudas efectivas integrales” para que las madres que afrontan un embarazo inesperado “puedan seguir gestando a su hijo sin apuros” y para que las familias “puedan plantearse libre y responsablemente la posibilidad de concebir un nuevo hijo”.

Que la vida sea un don también implica que “no hay un derecho absoluto a tener un hijo”. En este sentido, acogen “los avances médicos que ayuden a detectar las causas de la esterilidad, intentando remediarlas”, pero recuerdan que “no se deberá emplear la técnica para producir de manera artificial la fecundación.

Consideran que es más grave cuando “para obtener un bebé, se acude a un vientre de alquiler”. Así, se unen a la petición del papa Francisco, en su discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, para que la comunidad internacional se comprometa a prohibir universalmente la práctica de la maternidad subrogada. Una práctica “deplorable”, como señaló el Santo Padre que “ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño”, y que “se basa en la explotación de la situación de necesidad material de la madre”. Un hijo “es siempre un don y nunca el objeto de un contrato”.

El hecho de que la vida sea un don y una buena noticia implica, durante el transcurso de la vida, “el cuidado de cada vida humana especialmente en las situaciones de fragilidad”. Así denuncian la trata de personas y la esclavitud moderna “porque son claras violaciones de la dignidad humana, ya que reducen a las personas a meros objetos de explotación económica y física”. También piden paliar las situaciones de pobreza extrema, “porque son muchos los que no tienen acceso a recursos básicos como alimentos, agua potable, atención médica y vivienda digna”. Revisar “nuestras actitudes hacia las personas migrantes, evitando el desinterés y los prejuicios. Y evitar “que haya personas en condiciones de trabajo inhumanas, con salarios injustos y falta de derechos laborales básicos, lo que priva a los trabajadores de su dignidad al tratarlos como meros instrumentos de producción en lugar de seres humanos con necesidades y aspiraciones legítimas”.

Por último, también en la ancianidad y la enfermedad terminal la vida sigue siendo una buena noticia, lo que implica “tener cuidado para no actuar según el criterio de que en esos momentos la vida ya es una carga pesada que debe eliminarse”.Los obispos entienden que este cuidado “debe darse principalmente en el contexto de la familia” y reclaman apoyo para que las familias “puedan atender a sus mayores”.

Misa en Valencia

En la diócesis de Valencia con motivo de la Jornada por la Vida se celebrará el domingo 14 de abril una eucaristía en la Basílica de la Virgen de los Desamparados a las 11.30 h presidida por el arzobispo de Valencia, mons. Enrique Benavent. Esta celebración está promovido por el Secretariado Diocesano para la defensa de la vida y la plataforma ‘Valencia Sí a la vida’.
Este año la plataforma también entregará los premios ‘Sí a la vida’, que constan de tres categorías: a un persona que destaque por su defensa de la vida, que este año recae en Jaime Mayor Oreja; a una institución, que ha recaído en los cines ABC Park de Valencia y por último el tradicional concurso de dibujo infantil.