Eduardo Martínez | 23-07-2015
navarro-vallsEl reconocido canonista Rafael Navarro-Valls intervino la semana pasada en una tertulia sobre ‘El poder en la Casa Blanca y el Vaticano’ organizada por la Fundación COSO para el Desarrollo de la Comunicación y la Sociedad. Tras su intervención, desarrollada en el colegio mayor La Alameda de Valencia, conversó con PARAULA acerca de las relaciones Iglesia-Estado a luz del cambio político en España tras las recientes elecciones municipales y autonómicas, así como sobre los cambios impulsados por el papa Francisco.
– ¿Cuál es su percepción sobre el panorama político actual en España, habida cuenta de la llegada al poder de partidos algunos de cuyos militantes, ahora con cargos de responsabilidad pública, han acumulado durante su trayectoria episodios de hostigamiento hacia la Iglesia? ¿Qué reflexión hace de ello desde el punto de vista de la separación Iglesia-Estado?
– Es importante, primero, entender bien qué significa el concepto de separación del Estado y la Iglesia. Eso es algo que los americanos hicieron muy bien. Ellos entendieron que no es tanto una situación legal realizada para liberar a los ciudadanos de la religión, cuanto para hacerlos oficialmente libres para ejercitarla o no. Ése es el verdadero laicismo. Todo lo otro es algo del siglo XVIII, XIX… y que huele mucho a rancio.
O sea, que le huele a rancio las actividades y planteamientos de acoso a la Iglesia por parte de ciertos políticos…
– Efectivamente, lo es. Se olvida que Iglesia está muy en primera línea en cuanto a la lucha contra la pobreza, la atención a los necesitados… En realidad, esos grupos de los que usted habla, atacando a la Iglesia, están tirando piedras contra su propio tejado.
– Desde el punto de vista de la sana laicidad, es decir, de la sana colaboración que puede haber en los estados modernos entre la esfera pública y la religiosa, ¿cómo valora la participación que ha tenido el papa Francisco en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba? ¿Es un ejemplo de esa colaboración positiva entre ambos ámbitos?
– Así es. Es evidente que la Iglesia no sólo recibe del Estado, sino que ella también beneficia a la sociedad y al Estado con su actuación razonable y prudente en estos asuntos. En este caso, la intervención del Papa es de índole pastoral, dado que por lo que está velando es por los cubanos que están pasando hambre por una acción que pudo ser legítima en su momento, el embargo, pero ahora ya ‘demodé’. Al mismo tiempo, Francisco quiere favorecer que un Estado que tradicionalmente se ha puesto de espaldas a la Iglesia se enfrente con su responsabilidad en este punto.

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