REDACCIÓN | 05.03.2021
Estamos a menos de tres meses de la Asamblea del Sïnodo Diocesano, convocado por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, y el “Instrumentum laboris”, el documento fruto de los trabajos sinodales ya realizados desde la apertura del Sïnodo el 15 de octubre de 2019, ha sido remitido ya por el Arzobispo a los participantes en la Asamblea del Sínodo que tendrá lugar los días 22 y 23 de mayo próximos.

Se trata de un sustancioso informe de 58 páginas, con propuestas de líneas concretas de acción que ha sido enriquecido en las últimas semanas con otras referidas a los nuevos retos que tendrá que afrontar la diócesis de Valencia y la sociedad tras el impacto del coronavirus.

De hecho el Sínodo, como sostiene el obispo auxiliar de Valencia Arturo Ros, “cobra ahora aún más importancia en el momento en que vive la Iglesia porque se trata de responder en la vida diocesana a las inquietudes de las comunidades cristianas frente a este momento histórico que estamos viviendo”.

Los miembros de la Asamblea, o padres sinodales, ya han sido designados por el Arzobispo y han recibido esta semana el “Instrumentum Laboris” sobre el que podrán plantear sus propuestas o sugerencias antes del próximo 25 de marzo.
La Asamblea Sinodal y la conclusión del Sínodo Diocesano que estaban previstas para la solemnidad de Pentecostés del año pasado, en el último fin de semana del mes de mayo de 2020, y que tuvieron que aplazarse por la pandemia, finalmente se celebrarán justo un año después, en el Pentecostés de este 2021.

Desde que fue inaugurado el Sínodo Diocesano el 15 de octubre de 2019 por el cardenal Cañizares, con una misa solemne en la Catedral, los trabajos en sus diferentes fases se han ido realizando de la forma debida, aunque en el último año se han tenido que llevar a cabo las reuniones de forma telemática debido a la pandemia y las medidas restrictivas.

El Sínodo Diocesano fue convocado por el Cardenal para, partiendo del conocimiento y evaluación de la situación real de la Iglesia en Valencia y de todo lo trabajado en los últimos años, impulsar la “renovación pastoral de la diócesis para hacerla más evangelizada y evangelizadora, a la luz del Concilio Vaticano II y de las enseñanzas actuales del magisterio eclesial, especialmente de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, estableciendo orientaciones pastorales adecuadas a nuestra situación”.

En una primera fase, se preparó a través de siete comisiones técnicas, que trabajaron en los grandes temas propuestos: Nueva evangelización e iniciación cristiana (presidida por monseñor Javier Salinas), Familia y juventud (presidida por monseñor Arturo Ros), Parroquia evangelizadora (presidida por el Arzobispo y el vicario general, Vicente Fontestad), Laicado y mujer (presidida por monseñores Ros y Salinas), Sacerdotes y vida religiosa (presidida por el Arzobispo y por los vicarios Jesús Corbí y Martín Gelabert), Evangelizar la cultura. Pastoral educativa y universidades (presidida por mons. Escudero, Rafael Cerdá y José Luis Sánchez) y Vida y testimonio de caridad (presidida por mons. Ros y José María Taberner).

Cada una de estas comisiones técnicas, formadas por laicos, sacerdotes y religiosos, realizó cuestionarios a las parroquias y a diversas entidades como colegios y universidades. En una segunda fase, la Comisión Central del Sïnodo analizó el trabajo de las comisiones técnicas y empezó a elaborar el ‘Instrumentum Laboris’, para el que se formó una comisión relatora, encargada de su redacción en borrador, antes de serle entregado al Arzobispo. Ahora ha sido remitido ya los miembros de la Asamblea del Sínodo, “para su estudio, reflexión y oración”, como les ha pedido el Cardenal. La cuenta atrás para la Asamblea ha comenzado.