❐ AMPARO CASTELLANO | 28/07/2022
PARAULA se despide hasta septiembre con el análisis del Arzobispo de Valencia, el Cardenal Antonio Cañizares, al contexto actual. En el seno de la Iglesia, ante el próximo consistorio de Cardenales: “debemos agradecer al Papa Francisco que quiere una reforma de la Iglesia predicando el Evangelio”. ¿Y del Papa emérito Benedicto XVI?: “Se hace de él un estereotipo”. Como del Papa Montini, “poco querido en España, hay que descubrirlo”. Recuerda el papel de la Iglesia en España, “una memoria que selecciona está produciendo una amnesia en el pueblo español” y afirma que “no ha sido reconocido el papel de la Iglesia en la Transición”. Lamenta el antieuropeísmo, pero al contrario que el título de Riccardi ‘Arde la Iglesia’, afirma que “arderá con el fuego del Espíritu”. Se reconoce no siempre entendido, “pero si mi mirada fuera distinta a la de Dios, sería ‘mundana’. Dios me mira con misericordia, así querría yo verme y que me viesen”
– Con motivo de las vacaciones, nos ha dedicado una carta donde afirma que el descanso es un derecho que todos deberíamos tener, y también una pausa para adentrarse en la conciencia personal, mientras este mundo va a toda velocidad, ¿tiene ya elegidas las lecturas de verano?
– Tengo elegidas varias, entre ellas, varias de Ratzinger cuando era Cardenal, sobre Europa, porque va a la deriva. Europa no tiene norte, y al no tener norte no es simplemente “caer”, sino que se desmorona, como un azucarillo dentro del agua. Otros materiales caen, Europa caerá, sin estrépito, desmoronado porque ha pedido las raíces, el origen y la meta. A pesar de todos los que están en contra del europeísmo, Europa es la cuna de la humanidad, del humanismo, de la persona humana, de las universidades, de la razón, eso es el progreso y se está olvidando por el pragmatismo, por el cientificismo, y por ahí no es el camino. Hay que pensar, hay que llevar la mente desde lo más hondo del hombre que es el espíritu. Desde las civilizaciones griega, judía, latina, cristiana, Europa ha marcado el hito y ha marcado su futuro, por eso hemos de continuar reflexionando sobre Europa. Sin duda ninguna, uno de los europeístas que más ha reflexionado sobre Europa, y mejor, ha sido el Papa Benedicto XVI, antes incluso de ser Papa. Y no es que fuese un politólogo, no lo era, no lo es. Era un hombre de fe, de sentido común, de razón.
– ¿Cree que está por concretar más la figura del Papa emérito?
– Se ha de estudiar mejor. Respecto a Benedicto XVI se hace de él un estereotipo y no lo es. Es un hombre que su pensamiento no es el del que excluye, no. Su pensamiento mira a la realidad y mirando esta realidad reflexiona. Me recuerda a otro hombre del que aprendí muchísimo, Antonio Palenzuela, cuando todas las semanas iba a Segovia, como Secretario de Doctrina de la Fe, y comentábamos si estábamos pensando o “divagando”, y de aquello salió ‘Christus presens Ecclesia’, Cristo presente en la Iglesia, o aquellos sobre la reforma de la Iglesia, o sobre `Humanae Vitae`, tantos y tantos que se hacían así, hablando de la realidad y reflexionando desde la fe.
– ¿Tal vez ahora falta tiempo, por eso la falta de reflexión donde cada cual actúa por su cuenta?
– Hemos perdido la fe y la razón. Hay un libro que ha escrito Andrea Riccardi, fundador de San Egidio, que es muy duro, `Arde la Iglesia`. Toma pie del incendio de Notre Dame, la Catedral de París, y va haciendo descripción de ese mundo, patético del todo. Creo que ante todo lo que está pasando, debemos buscar maneras de pensar, y lo que hay que aportar. Y por eso los grandes temas, que serán siempre los mismos de los Papas San Juan Pablo II, de Benedicto XVI, de Francisco: la vida, la familia, la Verdad, la razón. Hay que hablar de esos temas, no es perder el tiempo. Cuando salió la Encíclica `Fides et Ratio -para mi el documento cumbre de San Juan Pablo II- pensaba en la persona humana, porque tuvo una experiencia muy dura, que fue la experiencia de la mentira del régimen comunista. El régimen comunista no cayó porque se basaba en el sistema económico equivocado, sino porque se basaba en un sistema donde la razón no existía. Conocí a unos jóvenes albaneses que transmitían que `la verdad o la mentira es una cuestión pragmática`, lo pragmático, lo instrumental lo que podemos hacer con nuestras fuerzas nada más. Les costó entender que la mentira es la eliminación del hombre.
– Con muchos años de carrera eclesial y también uno de los destacados miembros del episcopado español, ¿cuántas veces ha pensado en si le han llegado a conocer?
– Me da lo mismo, me conoce Dios que es lo que importa. Lo que me importa es ajustar mi pensamiento, mi manera de ser al de Dios, mi mirada que sea la de Dios y eso es lo que realmente hará que tenga una incidencia en el mundo actual. Si mi mirada es otra distinta a la de Dios será la mirada del mundo, “mundana” como dice tantas veces el Papa Francisco. Entonces caemos en la mundanidad, y no quiero ser mundano. Para muchos soy un “bicho raro” -sonríe- incluso para algún hermano mío en el episcopado lo he sido en las distintas diócesis donde he estado. Me importa cómo Dios me mira, que me mira con compasión, con misericordia, con verdad siempre. Y así querría yo verme y que me viesen.
Suscríbase a PARAULA para leer la entrevista íntegra