La necesidad de promover la paz en el mundo y, en particular, en Oriente Medio fue uno de los mensajes que con más insistencia expresó Benedicto XVI durante su viaje apostólico al Líbano la semana pasada. Para conseguir la paz, el Papa aseguró que es imprescindible promover una “cultura de la vida”.
Así, por ejemplo, en su encuentro en el palacio presidencial de Baabda, en Beirut, con miembros del gobierno, líderes musulmanes y cristianos, así como representantes del mundo de la cultura, explicó que para construir y consolidar la paz “hay que volver incansablemente a los fundamentos del ser humano”, de su dignidad y al primer lugar de humanización que es la familia, promoviendo una cultura de vida: “Para construir la paz -dijo textualmente-, nuestra atención debe dirigirse a la familia para facilitar su cometido, y apoyarla, promoviendo de este modo por doquier una cultura de la vida”.
“La eficacia del compromiso por la paz depende de la concepción que el mundo tenga de la vida humana. Si queremos la paz, defendamos la vida. Esta lógica no solamente descalifica la guerra y los actos terroristas, sino también todo atentado contra la vida del ser humano, criatura querida por Dios”, aseveró.
“Sólo una solidaridad efectiva constituye el antídoto a todo esto”, subrayó. “Hoy, las diferencias culturales, sociales, religiosas, deben llevar a vivir un tipo nuevo de fraternidad”. Son todas ellas premisas para encontrar el camino de la paz.
Recordó el Pontífice que existen otros atentados a la vida humana como “el desempleo, la pobreza, la corrupción, las distintas adicciones, la explotación, el tráfico de todo tipo y el terrorismo”.
Redacción | 20-09-2012
“Para abrir a las generaciones futuras un porvenir de paz, la primera tarea es la de educar en la paz, para construir una cultura de paz”, afirmó. Una educación que debe “acompañar la maduración de la capacidad de tomar opciones libres y justas”, que puedan ir “a contracorriente” de determinadas “opiniones dominantes”, así como “modas” e “ideologías políticas y religiosas”.
Y lanzó un desafío a los líderes reunidos en este encuentro: “Pensamientos de paz, palabras de paz y gestos de paz crean una atmósfera de respeto, de honestidad y cordialidad, donde las faltas y las ofensas pueden ser reconocidas con verdad para avanzar juntos hacia la reconciliación. Que los hombres de Estado y los responsables religiosos reflexionen sobre ello”.
Convivencia entre religiones
Para llegar a un clima de diálogo hay que ser “conscientes de que existen valores comunes a todas las grandes culturas, porque están enraizadas en la naturaleza de la persona humana”.
En este sentido, se refirió al Líbano como una región “elegida para que sirva de ejemplo, para que dé testimonio de cara al mundo de la posibilidad que tiene el hombre de vivir concretamente su deseo de paz y reconciliación”. Y recordó que “en el Líbano, el cristianismo y el Islam habitan el mismo espacio desde hace siglos. No es raro ver en la misma familia las dos religiones. Si en una misma familia es posible, ¿por qué no lo puede ser con respecto al conjunto de la sociedad?”.
El Papa también recordó que “la libertad religiosa es el derecho fundamental del que dependen muchos otros”. Explicó que la libertad religiosa tiene una dimensión social y política indispensable para la paz.
Encuentro con jóvenes
El Papa mantuvo también un encuentro con varios miles de jóvenes en el patriarcado maronita de Bekerké. El Santo Padre les recordó el gran honor que significa vivir “en esta parte del mundo que ha visto el nacimiento de Jesús y el desarrollo del cristianismo” y les invitó a “ser testigos y mensajeros de la alegría de Cristo”.
“Conozco las dificultades que tenéis en la vida cotidiana -les dijo- debido a la falta de estabilidad y seguridad, al problema de encontrar trabajo o incluso al sentimiento de soledad y marginación”. Y les alentó a no emigrar con el desarraigo consecuente. “Sed los artífices -les dijo- del futuro de vuestro país, y cumplid con vuestro papel en la sociedad y en la Iglesia”.
Redes sociales
Advirtió también de otro peligro, “el de las frustraciones que llevan a refugiarse en mundos paralelos, entre otros, el de las drogas de cualquier tipo, o el de la tristeza de la pornografía”.
Y alertó que si bien “las redes sociales, son interesantes, pueden llevar fácilmente a una dependencia y a la confusión entre lo real y lo virtual” y por ello les exhortó: “Buscad y vivid relaciones ricas de amistad verdadera y noble. Adoptad iniciativas que den sentido y raíces a vuestra existencia, luchando contra la superficialidad y el consumo fácil. También os acecha otra tentación, la del dinero, ese ídolo tirano que ciega hasta el punto de sofocar a la persona y su corazón”.
El encuentro más multitudinario del viaje apostólico se llevó a cabo en el Beirut City Center Waterfront, donde el Papa presidió una misa ante unas 350.000 personas. Durante su homilía, Benedicto XVI volvió a pedir a todos los habitantes de la zona y, en particular a los católicos, renovados esfuerzos por la paz.
Y en alusión a la necesaria unidad entre las comunidades cristianas, recordó que “todo ministerio, todo cargo en la Iglesia, es ante todo un servicio a Dios y a los hermanos. Este es el espíritu que debe reinar entre todos los bautizados”.