Durante la Misa de la Familia Cristiana celebrada en Madrid el 30 de diciembre, el Papa envió un mensaje a los participantes desde Roma, en el que les animó a “hacer del mundo un verdadero hogar”.
“Que Jesús, María y José sean un ejemplo de la fe que hace brillar el amor y fortalece la vida de los hogares. Por su intercesión, pidamos que la familia siga siendo un don precioso para cada uno de sus miembros y una esperanza firme para toda la humanidad”, comenzó diciendo Benedicto XVI. “Que el júbilo de compartir la vida al amparo de Dios, que aprendimos de niños de labios de nuestros padres -continuó-, nos impulse a hacer del mundo un verdadero hogar, un espacio de concordia, solidaridad y respeto mutuo”.
Con ese propósito -concluyó el Santo Padre-, “acudimos a María, nuestra Madre del cielo, para que acompañe a las familias en su vocación de ser una forma entrañable de iglesia doméstica y célula originaria de la sociedad”.
La misa de Madrid, organizada con motivo de la solemnidad de la Sagrada Familia, congregó un año más a miles de familias españolas, entre ellas también procedentes de la diócesis de Valencia, e incluso de distintos países de Europa.
La eucaristía fue presidida por el arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela, y concelebrada -entre otros- por el cardenal valenciano Antonio Cañizares, prefecto de la congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, así como el arzobispo de Valencia y su obispo auxiliar, monseñores Carlos Osoro y Enrique Benavent. Previamente, intervinieron el iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, que dirigió una predicación a los presentes, y el presidente del Pontificio Consejo para las Familias, monseñor Vicenzo Paglia.