En el exterior de la Catedral, el nuevo Arzobispo ha saludado a los fieles que le felicitaban (V. Gutiérrez)

L.B. | 15.12.22
La Iglesia en Valencia vivió una jornada histórica el pasado sábado 10 de diciembre, de la que fueron testigos cientos de valencianos que llenaron la Catedral para recibir y dar la bienvenida al nuevo arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent Vidal.

Las once campanas del templo principal de la diócesis anunciaban la jornada festiva desde primera hora de la mañana. Poco a poco, las calles del centro histórico de Valencia que rodean la Catedral se fueron llenando de sacerdotes y de muchos fieles que jubilosos acudían a la Catedral con la suficiente antelación para poder entrar en el templo antes de que se completase el aforo. Las tres puertas de la Catedral permanecieron abiertas de par en par hasta que comenzó la celebración para acoger a todos los fieles. Entre ellos, destacaban los familiares del nuevo arzobispo de Valencia, que ocupaban los primeros bancos, así como numerosos vecinos de su localidad natal, Quatretonda, que en autobuses acudieron desde el municipio de la Vall d’Albaida hasta las Torres de Serranos.

La emoción era palpable. Todos recordaban con cariño al nuevo arzobispo de Valencia de los años en los que fue obispo auxiliar de la diócesis y en este día querían demostrarle una vez más su cariño.

Incluso los fieles que no pudieron acudir a la celebración tuvieron la oportunidad de seguirla en directo desde sus casas por el canal YouTube de la Catedral, La Ocho Mediterráneo y en una emisión especial de 13TV, la cadena de los Obispos españoles, que difundió la ceremonia en directo para toda España. El seguimiento fue también relevante en todos los medios de comunicación tanto valencianos -con especial cobertura de la radio televisión pública À Punt- como nacionales.

Procesión de entrada a la Catedral. Firma: A. Sáiz
A las puertas de la Catedral. Firma: A. Sáiz

Procesión de entrada
La misa de toma de posesión de monseñor Enrique Benavent como nuevo Arzobispo de Valencia, comenzó con una larga procesión de entrada desde la capilla del Santo Cáliz, donde previamente acudió a venerar la reliquia, hasta el altar mayor, mientras la Coral Catedralicia entonaba el canto de entrada. La misa fue concelebrada por cerca de 40 cardenales, arzobispos y obispos procedentes de diferentes diócesis, que ocuparon el coro de la Catedral, así como por cientos de sacerdotes que llenaron el crucero del templo.

En la capilla del Santo Cáliz. Firma: A. Sáiz

El Nuncio de Su Santidad en España, monseñor Berdardito Auza, que presidió la procesión de entrada, ocupó la sede en un primer momento.

El acto comenzó con unas palabras del Administrador Apostólico de la Sede Valentina, el cardenal Antonio Cañizares, quien dirigiéndose a monseñor Benavent afirmó que “vienes a una diócesis que bien conoces como valenciano, una diócesis que se siente comprometida a evangelizar y, por ello mismo se encuentra en una misión diocesana mariana en toda la diócesis, en parroquias y comunidades”.

Asimismo, afirmó que “la diócesis de Valencia es y se siente misionera y por ello además de los abundantes misioneros en tierras de misión Ad Gentes, ha asumido el compromiso y la ayuda económica total de los vicariatos apostólicos de San José y de Requena en la Amazonía de Perú”.

“También es una ayuda muy significativa ese amor preferencial por los pobres, que se manifiesta en la obra gigantesca de Cáritas Diocesana, las Cáritas parroquiales, otras instituciones eclesiales o las fundaciones creadas recientemente, por ejemplo Paupéribus o la fundación diocesana por el empleo”, explicó.

Se refirió a la atención al campo educativo con 69 colegios diocesanos, varios destinados a formación profesional y al sector universitario. “Además se ha creado la delegación de Pastoral Universitaria porque ahí está en buena medida el futuro”, aseguró. No olvidó mencionar a los diversos institutos y carismas de vida consagrada, “perfectamente integrados en la vida diocesana y en los órganos de Gobierno, incluso con su Consejo propio diocesano de vida consagrada”.

Concluyó su intervención con la petición “a Dios para que te ayude, que el espíritu te asista y te dé fuerzas para servir a esta diócesis ya que sabes que te queremos de verdad y estaremos junto a ti como padre, hermano y pastor nuestro”.

Bendición apostólica
Por su parte, el Nuncio de Su Santidad intervino para trasladar el mensaje del papa Francisco: “Me es muy grato manifestarles el afecto particular de Su Santidad el papa Francisco hacia todos y cada uno de ustedes a quienes otorga su bendición apostólica con ocasión tan importante por la Iglesia que peregrina en esta Archidiócesis, una vez más la solicitud del Papa por esta distinguida Iglesia particular de Valencia, rica en historia, en cultura, en tradiciones, que ha nacido de la fe, se hace patente con el nombramiento de don Enrique Benavent Vidal cuyas virtudes, cualidades y probadas dotes en el desempeño del ministerio episcopal le recomiendan como Pastor celoso y entregado.

También destacó monseñor Auza que “tomando como lema episcopal las palabras de san Pablo, con amor sincero y palabras verdaderas apreciamos en monseñor Benavent su manifestado deseo de ofrecer la palabra de aquel que es la verdad, la palabra del evangelio que nos da la vida, que limpia nuestro corazón, que nos permite permanecer en Dios y posibilita que Él permanezca en nosotros”.

En la Sede
Tras estas primeras intervenciones, el canciller-secretario de la Curia, José Francisco Castelló, leyó las Letras Apostólicas y el Mandato Apostólico por el que se nombra a monseñor Enrique Benavent arzobispo de Valencia.
Y de pie, el Nuncio le cedió el báculo y, al entregárselo, le invitó a sentarse en la Sede. A su lado se encontraban sus predecesores, los cardenales Antonio Cañizares y Carlos Osoro. Fue precisamente en ese momento cuando el pueblo prorrumpió en una gran aplauso, el primero de los varios que se pudieron escuchar a lo largo de la celebración.
El Arzobispo recibió entonces el saludo de los Obispos auxiliares y de los Obispos de la provincia eclesiástica; después, el homenaje del Colegio de Consultores, del Cabildo, el Consejo episcopal y de algunos representantes del clero, religiosos, seminaristas y seglares que le manifestaron su obediencia y afecto como nuevo Pastor de la Archidiócesis. A partir de este momento, la celebración continuó siendo ya presidida por el nuevo Arzobispo.

Mons. Benavent, en la Cátedra Arzobispal, donde le ha sido entregado la mitra y el báculo (V. Gutiérrez)

Unidad y caridad
En su primera homilía como Pastor de la diócesis, Mons. Benavent exhortó a la unidad, a la comunión, a la fidelidad y a la caridad, porque “una Iglesia en la que haya divisiones, porque vivimos en ella con criterios que no son evangélicos, o porque buscamos antes nuestros propios intereses que los de Cristo, no da testimonio del Señor”.

Igualmente, monseñor Benavent animó a “no dejarnos vencer por el desánimo y la desilusión ante las dificultades del momento presente”. La Iglesia diocesana “no es completa sin el obispo, pero el obispo no es toda la diócesis”.

“Todo esto sería estéril sin la comunión en la caridad, que es el fruto que el Señor espera de sus discípulos. En estos momentos este testimonio es fundamental si queremos que la palabra del Evangelio interrogue a nuestros contemporáneos”, ha afirmado.

En su homilía, que reproducimos íntegra, y que pronunció también en valenciano, monseñor Benavent tuvo unas palabras espontáneas de recuerdo y llenas de cariño hacia sus padres y “a quienes me han ayudado en la fe”.

Antes de impartir la bendición final, el nuevo arzobispo de Valencia dirigió unas palabras de agradecimiento a todos los que habían hecho posible la celebración, entre los que nombró al Cabildo, al personal de la Catedral, los voluntarios, la Coral Catedralicia y a los campaneros “que nos han alegrado con sus toques”. Lo que fue acogido con un gran aplauso por los fieles que también alabaron la belleza litúrgica de la ceremonia.

Tras concluir la celebración con el canto del Himno de la Coronación, y después de saludar a las autoridades, a sus familiares y a los representantes de otras confesiones cristianas, Mons. Benavent bendijo a los fieles que se le acercaron para darle la bienvenida y mostrarle su cariño.