Redacción | 23-05-2013

Aplauso a monseñor Benavent en el Palacio Arzobispal, tras hacerse público su nombramiento como obispo de Tortosa. (Foto: Alberto Sáiz)

Monseñor Enrique Benavent tomará posesión el próximo 13 de julio como nuevo obispo titular de la diócesis de Tortosa. El pasado día 17 se hacía público su nombramiento por del papa Francisco en el Palacio Arzobispal de Valencia. El discurso que dirigió allí don Enrique, tras nueve años como obispo auxiliar de Valencia, estuvo cargado de emoción y sentido eclesial.
Primeramente, el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, leyó ante la curia diocesana y el personal del Arzobispado, en el Salón del Trono y pasadas las doce del mediodía, la comunicación de la Santa Sede con la designación. El anuncio fue recibido con una prolongada ovación por los asistentes. Don Enrique, a su vez, tomó la palabra y dio “gracias al Señor por todo lo que me ha regalado en la vida; lo que yo soy me lo ha regalado el Señor por mi familia y por medio de la Iglesia”.
El prelado aseguró también que acoge esta designación “con dos palabras desde el corazón: gracias y perdón”. Así, el obispo electo de Tortosa mostró su gratitud con “todos los arzobispos que he conocido en la diócesis durante estos años en los que he trabajado, ayudando al cardenal Agustín García-Gasco y, en los últimos cuatro años, al actual arzobispo, monseñor Carlos Osoro, con los que he intentado vivir mi ministerio episcopal con espíritu de comunión y colaboración sincera”.
Además quiso “pedir perdón porque no hacemos las cosas como debemos de hacerlas y, seguramente, en mi vida cristiana, sacerdotal y episcopal habrá habido momentos en los que habré podido hacer las cosas mejor, que debería haber estado más disponible o debería haber servido con más alegría; esto forma parte de nuestra vida pero también si en estos años he tenido algún fallo os pido que lo disculpéis y que me perdonéis”.
Por otra parte, “mi aceptación de este nombramiento quiere ser una respuesta de amor al Señor”, expresó monseñor Benavent, que precisó que su designación es también “una llamada a que siga al Señor, al igual que Él le pidió a Pedro que le siguiera, que me lleva a dejar mi tierra y mi diócesis de toda la vida como una expropiación”.
Tras pronunciar estas palabras, el obispo electo de Tortosa leyó un saludo a su nueva diócesis.
Alegría y pérdida
Por su parte, el arzobispo de Valencia señaló que para él este nombramiento ha supuesto “una alegría, porque un hijo de la Iglesia en Valencia se va para ser pastor de Tortosa, pero también es una pérdida porque en estos años he trabajado con él y me ha ayudado mucho en una diócesis que yo desconocía”.
Asimismo, monseñor Osoro subrayó que la marcha de “don Enrique es una pérdida también para la Facultad de Teología de Valencia, que pierde a un gran profesor con una cabeza muy bien amueblada, y una pérdida para todos nosotros”. No obstante, confesó que “quiero pensar que cuando regalas lo mejor que tienes, el Señor también te hace regalos abundantes”.
Por último, el Arzobispo, antes de fundirse en un abrazo con monseñor Benavent, le agradeció “todo lo que has trabajado y servido en esta Iglesia, donde no has vivido para ti mismo sino que has puesto lo que sabías y tenías a disposición de todos nosotros” y le dijo que “ésta sigue siendo tu casa, tu tierra, estamos cerca y aquí sigues teniendo a tu gente que te queremos de verdad”.
“Ya no me verán tanto por Quatretonda, pero seguirá siendo un punto de referencia”
A continuación reproducimos íntegramente la entrevista que monseñor Benavent concedió al programa ‘El espejo de la Iglesia’ de Cope Valencia.
– Monseñor Enrique Benavent, enhorabuena por su nombramiento por parte del papa Francisco como obispo electo de la diócesis de Tortosa. ¿Cuál ha sido la primera reacción que ha tenido al conocer la noticia?
– Mi primera reacción ha sido de gratitud al Santo Padre por el gesto de confianza que me ha manifestado al encargarme el cuidado pastoral de la diócesis de Tortosa. En segundo lugar, he recibido la designación con un poco de temor y temblor porque, en algún sentido, es más cómodo ser obispo auxiliar en una diócesis como ésta y de unos arzobispos como los que he tenido y ahora asumo la responsabilidad episcopal de una manera nueva, que implica ilusión, deseo de trabajar por la Iglesia, de entregarme a mi nueva diócesis pero también con una cierta preocupación por intentar hacer las cosas lo mejor que pueda.
– Monseñor Carlos Osoro, ¿qué valoración hace de este nombramiento?
– El nombramiento me supone un doble sentimiento. Para mí don Enrique ha sido clave porque cuando llegué hace cuatro años a la diócesis de Valencia había tres obispos y, al poco tiempo, mandaron a don Salvador a Menorca y más tarde, a don Esteban a Palencia, por tanto es con don Enrique con quién más he convivido y siempre ha sido una ayuda para mí porque él es el que de verdad conoce esta diócesis, he aprendido muchas cosas de él y, en ese sentido, ahora me quedo sólo. Pero, por otra parte, para mí también es una alegría que manden a Tortosa a un obispo que ha estado en Valencia conmigo y también es una alegría para todos los valencianos, ya que el hecho de que haya muchos obispos valencianos significa que hay grandes sacerdotes en la archidiócesis, lo que es una gracia que nos ha concedido Dios y que debemos celebrar y alegrarnos.
Por otro lado, y lo digo con toda sinceridad, siempre he admirado a dos personas de la comunidad episcopal y una de ellas en don Enrique, por su preparación teológica y por la sindéresis que tiene a la hora de valorar las cosas y adoptar posturas. Con Enrique Benavent se nos va un hombre muy preparado.
– Don Carlos, ¿podría decirles a los tortosinos cómo es don Enrique? ¿Qué aspectos valoraría de él? Su respuesta es toda una presentación de lujo del nuevo obispo electo.
– Enrique Benavent es un hombre bueno, de pueblo y que está con la gente del pueblo y que sabe tratar a las personas, intelectualmente preparado y teológicamente es una cabeza extraordinaria. A mí me parece que para poderse mover en la Iglesia siempre, y en estos momentos mucho más, se necesita tener el mapa muy hecho (risas) y creo que don Enrique lo tiene. Además, tiene una experiencia de muchos años como formador del seminario, como profesor de la Facultad de Teología, y se ha movido en parroquias por lo que conoce todas las realidades que son necesarias para poder ser un pastor bueno y, por eso, creo que mandamos a un gran pastor.
– Don Enrique, con esta carta de presentación de don Carlos poco más se puede pedir (risas).
– Muchas gracias a don Carlos por estas palabras. Intentaremos hacerlo lo mejor que podamos e intentaré servir y hacer de mi vida una entrega y un servicio a todos los cristianos y estar abierto también a los que están buscando o no son creyentes, y caminar en la fe con todos en el seguimiento de Cristo.
– Monseñor Benavent, ¿qué conoce usted de la diócesis de Tortosa?
– Es una diócesis que ha caminado en los últimos años, y con los últimos obispos -el cardenal Carles fue nombrado obispo de Tortosa en el año 1969- en la línea del Concilio Vaticano II. Tuvo un momento floreciente de vocaciones sacerdotales aunque ahora también está pasando las dificultades de muchas diócesis en España, con unos sacerdotes bien formados y con un gran espíritu de comunión con la Iglesia. Además, Tortosa, a pesar de tener territorios de dos comunidades autónomas diferentes, tiene un gran sentido de diócesis y de pertenencia a la Iglesia. Creo que con estas actitudes es un buen punto de partida para caminar todos juntos en la fe.
– Es una diócesis, además, que está al lado de la de Valencia y en la misma provincia eclesiástica, lo que significa que no se va muy lejos y que le seguiremos viendo por aquí a menudo, sobre todo en La Vall d´Albaida, donde es tan querido. ¿Qué mensaje quiere enviarles a sus paisanos?
– A mis paisanos les diría que inicio una nueva etapa, en la que no me verán tanto por Quatretonda porque mi trabajo ya no está aquí, en la diócesis de Valencia, pero mi pueblo siempre será mi pueblo, y más viviendo mis padres y mi familia, y siempre será un punto de referencia y yo diría también, un punto de descanso.
– Seguramente a nuestros lectores les gustaría saber, y no descubrimos ningún secreto, que monseñor Benavent es un gran aficionado al ciclismo y a veces nos lo hemos encontrado en La Vall d’Albaida con la bicicleta. Por cierto, que en la zona de Tortosa también hay rutas muy buenas para ir en bicicleta.
– Bueno, intentaremos ir en bicicleta pero la verdad es que desde que soy obispo de Valencia (desde 2004) he abandonado bastante la práctica del ciclismo. (Risas)
– Don Enrique, enhorabuena de nuevo por su nombramiento y bienvenido a la diócesis de Tortosa. Y muchas gracias también al arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, por estas palabras.