La representación valenciana en la asamblea sinodal estuvo encabezada por Mons. Ros.

❐ C.A. | 16.06.2022
“Id, amigos y hermanos. El Señor os envía como sembradores de la buena semilla del Reino. Ahondad en vuestra participación en el misterio, para que la Comunión se afiance y ensanche y la misión se adentre en la espesura de la historia, hasta que Él vuelva”. Con estas palabras del secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Luis Argüello, concluía la asamblea con la que se cerraba la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, ‘Por una Iglesia Sinodal: Comunión, Participación y Misión’.

A esta cita, celebrada en la fundación Pablo VI, acudieron cerca de 600 personas, provenientes de todas las diócesis de España. Entre ellos estuvieron diferentes representantes de la diócesis de Valencia, encabezados por el obispo auxilar Mons. Arturo Ros. En este sentido, acudieron cuatro representantes de la comisión central del Sínodo, tres miembros de la delegación diocesana de laicos, los delegados diocesanos de Pastoral Familiar y el delegado diocesano de Infancia y Juventud. Todos representaban a las 220.000 personas implicadas en el recorrido sinodal en España, que arrancó el 17 de octubre de 2021.

El encuentro comenzó con los saludos de bienvenida del arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro; el presidente de la CEE y arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella; y el nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza. Asismismo, el secretario general del Sínodo de los Obispos, el cardenal Mario Grech, se ha hecho presente con un vídeo mensaje, y manifestó su deseo de que “continuéis reforzando este estilo de sinodalidad escuchando a todos, sin excluir a ninguno”.

El momento central del encuentro fue cuando se presentó la síntesis final, que fue presentada por Isaac Martín, laico de la diócesis de Toledo; Dolores García, presidenta del Foro de Laicos; y Olalla Rodríguez, laica de la Renovación Carismática Católica, que forman parte del equipo sinoda que ha redactado la síntesis a la luz de todas las aportaciones que se han recibido desde las 70 diócesis, de la vida consagrada, movimientos, asociaciones y todos aquellos colectivos o personas individuales que han querido sumarse a esta invitación del papa Francisco.

En este sentido, se trata, según destaca la CEE, “el acontecimiento eclesial que más gente ha convocado para un trabajo continuado en la Iglesia en España con casi 220.000 personas implicadas y más de 14.000 grupos, la mayoría en parroquias, , pero también en numerosas congregaciones religiosas, regionales, monasterios de clausura, Cáritas diocesanas, movimientos y asociaciones laicales e institutos seculares!.

Desde los grupos sinodales, como explica la CEE, se lanzan dos ideas para avanzar en la misión de la Iglesia: la conversión personal y la proximidad. “Una fuerte conversión personal, comunitaria y pastoral a través de la oración, los sacramentos y la formación. Y la proximidad, siendo una Iglesia que escucha, acompaña y se hace presente donde están quienes necesitan tanto acompañamiento material como espiritual”, explican.

Para hacerlo posible, tal y como detallan, “se resalta la importancia de la complementariedad y la corresponsabilidad de las tres vocaciones: laicado, sacerdocio y vida consagrada”. Para ello, advierten, “hay que evitar el clericalismo, la falta de compromiso laical o perder la esencia de la vida consagrada, así como crecer en la identidad que cada uno tiene y en su misión en cada campo de la Iglesia”. La síntesis final también hace necesaria la formación continua de todos y en todos los temas de la vida pública y de la enseñanza de la Iglesia.

Respecto a los temas que han tenido mayor incidencia en este proceso sinodal, destacan el papel de los laicos, especialmente el de la mujer, en los órganos de responsabilidad y de decisión en la Iglesia; los abusos sexuales, de poder y de conciencia en la Iglesia, manifestando la necesidad de perdón, acompañamiento y reparación, así como la necesidad de institucionalizar y potenciar los ministerios laicales.

En las aportaciones de los grupos de trabajo también se ha pedido “crecer en sinodalidad, lo que exige formación en sinodalidad, capacidad de acogida, escucha activa, comprensión, acompañamiento y discernimiento”.

Tras el trabajo en grupos los asistentes han valorado con un 7,5 el proceso sinodal. La jornada incluyó la Eucaristía presidida por el cardenal Omella, quien destacó que es un momento “para dar gracias al Padre por haber puesto a la Iglesia universal en el camino sinodal”.