Mons. Enrique Benavent presidió la celebración del patrón de la archidiócesis y de la ciudad de Valencia. FOTO. V.GUTIÉRREZ

❐ B.N. | 26.01.2023
“Estamos llamados a dar testimonio de la fe, a dar razón de nuestra esperanza, con mansedumbre y respeto. Ese testimonio de la fe aunque nos lleva muchas veces a no estar de acuerdo con muchos de los criterios y valores que predominan en nuestra cultura, no consiste en condenar a nadie ni en ir contra nadie, sino en manifestar al mundo la alegría que tenemos de haber conocido a Cristo”. De esta manera se dirigió el arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent al pueblo valenciano que en la misa estacional en honor al patrón de la Comunidad Valenciana, San Vicente Mártir, celebrada en la Catedral de Valencia.

Mons. Benavent señaló que “el testigo no es el que hace sufrir a los otros por la verdad, sino el que está dispuesto a sufrir por el Evangelio. Sólo ese testimonio luminoso y veraz puede atraer a los hombres de nuestro mundo a Cristo”.
Por tanto, remarcó que “vivir este testimonio nos exige hoy a los cristianos fidelidad en la fe, en las dificultades, en las pruebas, tanto si estas vienen de fuera de nuestro mundo, o también si nacen de dentro de cada uno de nosotros”.

En lengua valenciana, el Arzobispo señaló que “som cristians, tenim fe, pero per molts creients que siguem ningú no esta mai segur de que per les seues forçes conservarà la fe, perseverar en ella, es una gràcia de Déu. No sabem en quines circumstàncies de la vida ens trobarem, no sabem en quines situacions haurem de viure la fe. L’exemple del nostre patró té que ser una cosa que ens ajude a perseverar en la fe y a véncer les dificultats que es poden presentar en el camí de la vida a cadascú de nosaltres en la nostra fe”.

Esto es, “el mártir cristiano no da la vida por unas ideas. Ciertamente esa fe debe llevar un compromiso por la justicia y por la verdad, y en la Iglesia encontramos mártires que destacaron por defender los derechos de los últimos y de los pobres”.
“Todo ese compromiso -remarcó monseñor Benavent- tiene una fuente y un motivo, es la amistad con Cristo lo que está en la base de todo. Es entregando la propia vida como se puede transmitir el tesoro de la fe a los demás. Solo así, si a la transmisión de la fe acompañamos la entrega de la propia vida podemos evangelizar nuestro mundo”.

Poniendo como ejemplo la fama del diácono San Vicente, aseguró que “vencer no estuvo en sus propias fuerzas sino en la fuerza y en la fortaleza de la gracia que Dios le dio y le permitió vencer el miedo al juicio y a la muerte, por ello, la razón última que le lleva a aceptar el sufrimiento hay que buscarla en la relación que se establece entre el cristiano y Cristo. El diácono Vicente no dio la vida por unas ideas filosóficas derramo su sangre por confesar a Cristo. Es el Señor la única razón que para un cristiano justifica la entrega de la vida”.

El Arzobispo recalcó que “la celebración de hoy es para agradecer a Dios el don de la fe que nos abre la puerta de la vida eterna. El martirio es la manifestación de una fe madura, que ha llegado a su plenitud”.

El Arzobispo enfatizó que “hoy celebramos con gratitud la memoria del santo diácono y mártir Vicente, que al entregar su vida nos dio el don de la fe. Quien ama la propia fe, agradece a Dios el don que ha supuesto para la Iglesia el testimonio de los mártires”.

“El diácono Vicente no temió las amenazas de los que le juzgaron derramó su sangre por confesar a Cristo y entró en el reino de los cielos. Se sintetizan en estas pocas palabras, lo que ha significado su testimonio y lo que significa el testimonio de los mártires”, concluyó.

Procesión con la imagen del santo a su paso por la calle Avellanas. FOTO: V.GUTIÉRREZ

Procesión, cárcel, misas en rito mozárabe y bautizo

Después de la misa tuvo lugar la tradicional procesión con la imagen de san Vicente Mártir cuyo recorrido fue modificado a causa de las obras que se están llevando a cabo en la Plaza de la Reina. Así, tras salir por la puerta románica, recorrió las calles Avellanas, Mar, Trinquete de Caballeros y Palau para entrar de nuevo por la puerta románica a la Seo. Durante su recorrido, la procesión hizo paradas en la capilla-cárcel de san Vicente Mártir, y en la capilla de L’Almoina.

Además, la parroquia de San Esteban Protomártir acogió el tradicional bautizo de un niño, con el que se conmemora el bautizo de san Vicente Ferrer, que se celebró un 22 de enero también. Este año, el obispo auxiliar de Valencia monseñor Arturo Ros bautizó a Jaime Vicente Frígols de la Cámara.

Las parroquias de San Vicente Mártir, El Salvador y Santa Mónica y Cristo Rey de Valencia celebraron misas en rito hispano-mozárabe. En esta útima, presidida por el Arzobispo.