L.B. | 2-04-2012

Vista de la ciudad de Jerusalén.


Desde hace años, la celebración del Viernes Santo está asociada con la necesidad urgente de sostener a los hermanos de Tierra Santa. Por ello, las colectas de ese día en todas las iglesias de nuestra diócesis y de todo el mundo se destinan a Tierra Santa, para que allí la Iglesia pueda sobrevivir, se sienta amada y apoyada por la solidaridad de todos los cristianos, y continúe dando testimonio de fe en la misma tierra en que Jesucristo nació, predicó el Evangelio, murió y resucitó.
La comunidad cristiana de Tierra Santa por falta de paz y estabilidad está disminuyendo continuamente y cada vez tiene más necesidad de ayuda por parte de todas las diócesis y de todas las instituciones eclesiales.
La Custodia
En la actualidad, más de trescientos franciscanos de una treintena de países desarrollan su labor cotidiana en la Custodia de Tierra Santa. Allí ejercen la pastoral en unas treinta parroquias y unas ochenta iglesias; dirigen dieciséis escuelas con diez mil alumnos y cuatrocientos profesores, así como diversas oficinas con 250 puestos de trabajo, cinco hospederías (las ‘Casas Nova’) con medio millar de plazas para peregrinos, internados para huérfanos y residencias de ancianos.
Además, ayudan a las familias dándoles vivienda o pagando los alquileres; a la juventud universitaria con becas de estudio; y a los niños con guarderías y centros de día.
Asimismo, la Custodia de Tierra Santa promueve la acción científica, cultural y ecuménica, así como la asistencia espiritual a peregrinos.
Todas estas actividades son posibles gracias a la generosidad de los cristianos de todo el mundo demostrada, por ejemplo, en la colecta del Viernes Santo.