Eduardo Martínez | 27-10-2017
No es la primera vez que Assumpta Serna (Barcelona, 1957) interpreta a una religiosa. Ya lo hizo en ‘Yo, la peor de todas’, película sobre sor Juana Inés de la Cruz. En esta ocasión, la actriz se ha puesto en la piel de sor Helena Studler, la monja francesa que ayudó a escapar de los campos de concentración nazis a dos mil personas durante la Segunda Guerra Mundial. ‘Red de libertad’, filme estrenado hace unos días, cuenta la historia de esta heroína, religiosa de las Hijas de la Caridad.
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Famosa por su papel protagonista –entre otros muchos– en ‘El maestro de esgrima’ o por su participación en la célebre serie de televisión ‘Falcon Crest’, Assumpta se muestra entusiasmada con su nueva película y, sobre todo, con la figura de sor Helena. En una visita promocional a Valencia, la actriz conversó con PARAULA y dejó clara esa admiración por el personaje de la conocida como la ‘Schindler católica’.
– ¿Qué le ha impresionado más de la figura de Helena Studler?
– Realmente es una mujer muy interesante. Es valiente, no se arredra ante nada. Consigue sacar a dos mil personas de los campos de concentración, algo muy difícil y arriesgado. Y lo hace porque piensa que se ha de ayudar y punto. Toda su vida tiene un objetivo central: el amor a los demás, que es precisamente el núcleo de su carisma vicenciano. Es una persona que se olvida de sí misma, no busca ningún protagonismo. Yo creo que los verdaderos héroes son aquellos que no quieren serlo. Lo que sor Helena tenía es una gran capacidad para atraer a muchas personas hacia una idea. Por eso consiguió establecer una red, a base de llamar uno por uno a los ciudadanos de Metz para que colaboraran en hacer posible que desaparecieran tantas personas ante los ojos atónitos de los nazis.
– ¿Qué vigencia conserva el mensaje de la película, el de la vida de su protagonista?
– También para el momento presente es una vida ejemplar. Es conmovedor pensar que es posible hacer el bien en condiciones tan difíciles. La película, además, plantea que no hace falta una guerra para demostrarlo, sino que podemos actuar con bondad cada día. Esta creo que es la llamada ahora mismo de esta mujer. Lo que ella hizo es válido entonces y lo sigue siendo ahora. Solemos pensar que estas son historias que se acaban, pero en realidad se repiten una y otra vez.
– En el cine son más frecuentes los papeles de héroes masculinos. ¿Cree necesario que aparezcan más historias de mujeres heroínas en la gran pantalla?
– Bueno, en el cine y en la sociedad en general. De todos modos, el diferenciar [entre hombres y mujeres] tampoco ayuda mucho a veces. Se trata de personas. Hace falta contar historias de personas que hacen cosas heroicas, que tienen vidas ejemplares. Los seres humanos muchas veces tenemos falta de conciencia sobre lo esencial: hacer el bien, con tu marido, con tus hijos, con tu entorno…
– Hay, además, una gran abundancia de películas de acción, de entretenimiento, con la importancia que todo ello tiene también para las personas. Pero ¿piensa que habría que potenciar más de lo que se está haciendo el ‘cine de valores’, las ‘películas con mensaje’?
– Sí. Hace falta lanzar más mensajes positivos. Está bien el entretenimiento, pero lo que no puede ser es crear miedos o despertar lados oscuros, regodearnos en una idea de que el hombre es malo… Ya basta de esto. Yo no creo que sea malo en sí, sino bueno.
La gente necesita de estas historias con mensaje bueno. Pero a la vez, hay un grupo de personas que prefieren argumentos más truculentos, en los que los mensajes positivos quedan diluidos. Y se da también una cierta disociación entre lo que la gente quiere ver y lo que nos obligan a ver. Hay una percepción de que las audiencias se logran mostrando a gente enfadada, en lucha unos con otros… Cuando te dicen que programas de televisión como ‘Gran hermano’ tienen la audiencia que tienen, tiendes a pensar que esta es la sociedad que hay. Pero eso es cierto sólo en parte. Hay que buscar en el público y en la audiencia el porqué va a ver estas cosas, por qué se queda enganchado a ellas. Y descubrimos que muchas veces no es porque les guste, sino que lo ven para luego comentarlo. Creo que esto es algo que el cine todavía no ha asimilado, tampoco la televisión.
Pero insisto en que la gente quiere ver también historias positivas. El problema es que no se la está escuchando. Hay películas en esta línea y también hay ya festivales de cine de valores, pero son pocos aún y cuesta avanzar en esa línea.