Eva Alcayde | 17-01-2013
Bajo el lema ‘Peregrinación de fe y esperanza’, este domingo, día 20, se celebra en toda la Iglesia la Jornada Mundial Pontificia de las Migraciones.
Además de los diferentes encuentros entre inmigrantes y españoles que organiza cada parroquia de la diócesis, está previsto que el domingo día 20, el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, presida una eucaristía en la iglesia de Santa Catalina a partir de las 17:00 horas, con la participación de diferentes grupos de inmigrantes.
Tras la misa habrá una pequeña muestra de folclore, con la representación de 5 o 6 bailes regionales latinoamericanos, según ha indicado a PARAULA el sacerdote Jesús Cervera, director del Programa Diocesano de Pastoral con Inmigrantes.
Según el sacerdote, el ‘Día de las Migraciones’ pretende ser una jornada para reflexionar sobre “las dificultades que encuentran los inmigrantes que viven en Valencia y también los españoles que han marchado a Alemania, Inglaterra, Noruega o Suecia a buscar trabajo”.
El número de inmigrantes ha descendido -según Cervera- porque en 2012, a causa de la crisis económica, unos 120.000 inmigrantes volvieron a sus países de origen. También el pasado año, unos 50.000 españoles marcharon al extranjero en busca de nuevas oportunidades de empleo, “aunque muchos de ellos han regresado a España sin haber encontrado lo que buscaban”, ha precisado.
Hoy por hoy, las necesidades de los inmigrantes en Valencia son las mismas que las de los españoles: trabajo. Pero según ha constatado el Programa Diocesano de Pastoral con Inmigrantes, ellos son el último escalón de la sociedad y el paro afecta ya al 40 por ciento de los inmigrantes, mientras la tasa de desempleo en los españoles ronda el 25%.
“Sus necesidades principales son trabajo, vivienda y no tanto la acogida -que ya se ha hecho- sino la integración en las comunidades parroquiales de la diócesis”, añade Jesús Cervera.
El papa Benedicto XVI, en su mensaje con motivo del Día de las Migraciones, ha señalado que muchas “son el resultado de la precariedad económica, la falta de bienes básicos, los desastres naturales o las guerras”, por lo que “en lugar de una peregrinación animada por la confianza, la fe y la esperanza, emigrar se convierte en un ‘calvario’ para la supervivencia”.
El Papa ha subrayado que la integración incluye “derechos y deberes, atención y cuidado a los emigrantes para que tengan una vida digna”.

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