B.NAVA | 26-07-2017
Pablo, Lucía, Catia y José a su llegada a la ciudad de Kara donde han sido recibidos y alojados en el centro parroquial Bakpassi del obispado de Kara.Pablo, Lucía, Catia y José volaron el pasado fin de semana rumbo a Togo, en el África subsahariana, para formar a educadores de tiempo libre, en la diócesis de Kara. Todos ellos forman parte del movimiento juvenil diocesano Juniors y participan en el denominado ‘Proyecto Togo’ que arrancó su andadura en el año 2009.
Una vez en Togo, los jóvenes realizarán diferentes campamentos de formación a educadores del movimiento juvenil ‘Coeurs Vaillants-Ames Vaillantes’ (‘Corazones Valientes y Almas Valientes’), un movimiento de la diócesis de Kara con una estructura y una finalidad muy similar a la de Juniors.
El objetivo de la misión se enmarca dentro del ‘Plan Estratégico del Proyecto Juniors Togo 2015-2018’ que Juniors M.D. realiza para potenciar la ‘misión ad gentes’ dentro del movimiento valenciano.
Esta formación que se impartirá a jóvenes y educadores togoleses, servirá para formar a otros jóvenes con el objetivo de ir constituyendo una escuela de formación para jóvenes educadores.
Está previsto que, a partir del día 29 Pablo, Lucía, Catia y José se desplacen por la diócesis organizando pequeños campamentos con los niños de este movimiento. Los campamentos tendrán lugar en Kara, Kadé, Pagoudá, Bassar, Kara-Nord, Niamtougou y Yadè. Durante los campamentos, los jóvenes se integrará con los jóvenes africanos. Dormirán y comerán lo mismo que los asistentes, básicamente arroz blanco y pasta.
El equipo valenciano permanecerá en Togo durante tres semanas en las dependencias del obispado de Kara.
Esta iniciativa surge porque el salesiano Pepe Guillem, destinado en la diócesis del norte de Togo, decidió confiar en Juniors para reactivar el movimiento CV-AV, similar en muchos aspectos a Juniors MD. Finalmente, a finales de 2008, nace el Proyecto Juniors-Togo y se empiezan a establecer las primeras hojas de ruta, los desplazamientos y a contactar con asociaciones e instituciones para poder financiarlo.
La realidad para muchos menores en Ka­ra está teñida de pobreza y analfabetismo. Togo es un país suscrito a la Convención de los Derechos del Niño, sin em­bargo, su aplicación es hoy una utopía. El Estado no cuenta con dispositivos ade­cuados para poder dar acogida a es­tos menores vulnerables que acaban viviendo en las calles. Terminan empujados a la mendicidad, el robo o de nuevo a la explotación.