Belén Nava | 8-03-2013
Laura, Pedro y Marta nacieron durante el pontificado del beato Juan Pablo II, sin embargo, para ellos Benedicto XVI ha sido su “primer Papa”. Él ha sido al que han podido seguir con uso de razón y con el que han conocido la realidad de una Iglesia preocupada por sus jóvenes a través, por ejemplo, de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.
Mientras ellos tratan de resaltar alguna de las cualidades del ya Papa emérito, otros jóvenes se unen a la conversación con el ímpetu que les da su edad. “Pues a mí me recuerda a mi abuelo”, exclama una chica mientras sus compañeros ríen ante la observación “Es verdad. Por eso -prosigue- yo lo veo muy cercano a nosotros. Mi abuelo siempre me defiende cuando mis padres se enfadan conmigo. Él sabe entenderme. Y el Papa también es así”. Y es que, Benedicto XVI, durante la vigilia del V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, se definió como “el abuelo del mundo”.
La vigilia dio inicio pasadas las diez de la noche y, pese a la noche fría, la Basílica de la Virgen no dio cabida a la cantidad de jóvenes que acudieron a esta cita mensual con don Carlos. Muchos procedían del barrio valenciano de Campanar, y es que su arciprestazgo fue el encargado de organizar esta vigilia.
Por los cardenales y el futuro Papa
En el momento de la oración, varios jóvenes elevaron plegarias de forma espontánea en voz alta, desde el lugar en que se encontraban, para pedir por los cardenales que deben elegir en cónclave al futuro Papa, para que, “iluminados por la luz del Espíritu Santo”, elijan “el Papa que la Iglesia necesita ahora”, tras la renuncia de Benedicto XVI, por cuyo pontificado también otros jóvenes dieron gracias a Dios.
Tener confianza en el Señor
En su catequesis, ante el Santísimo expuesto, el arzobispo de Valencia alentó a los jóvenes a “entrar con todas las consecuencias en los problemas reales de los hombres, ofreciéndoles el amor y la gracia, la misericordia y el perdón de Jesucristo, que es Camino, Verdad y Vida”. De igual manera, les animó a “tener confianza en el Señor ante las dificultades en la vida, ante las fatigas del día a día por muchas que sean” y les alentó a que “no se turbe vuestro corazón porque es Dios mismo el que se acerca a nosotros, el que se ha hecho hombre en Jesucristo y el que está presente aquí y ahora en el misterio de la Eucaristía”. Porque, aseguró don Carlos, “sólo descubrimos a Dios en Cristo, y sólo sé quién soy cuando me veo en Cristo, y sólo se lo que tengo que hacer con los demás cuando me alimento da Cristo”.