Antonio Cañizares Llovera
Cardenal arzobispo de Valencia

Hace unos días en mi felicitación o mensaje navideño desvelé la intención de que la diócesis de Valencia se iba a despojar de bienes patrimoniales preciados y los iba a compartir con los pobres. La noticia se ha extendido ampliamente a través de los medios. Hoy ofrezco una explicación amplia de esto.


Pobre con los pobres, creció y maduró pobre y para los pobres en Nazaret, en medio del trabajo de José que sustentaba la familia pobre, y que, después, aunque ya lo había dicho, volvió a decírselo de nuevo a un joven que era rico; “Si quieres seguirme, véndelo todo, dáselo a los pobres, niégate a ti mismo y sígueme”. Y, para colmo, murió años después, despojado de todo, sin sus vestidos, sin sus amigos, murió en la cruz: vino sin nada y sin nada se fue, salvo la compañía de su Madre, María, -a quien le había pronosticado el anciano Simeón no un camino de rosas sino de dolores-, y la compañía también de unas mujeres, pobres y compasivas, María, la de Salomé y María la de Cleofás, y la compañía de un discípulo, joven, que le seguía y le amaba, Juan, junto a la cruz.


Lo dio todo, nos dejó hasta su misma Madre, nos la entregó para que fuese nuestra Madre: por los hombres, por nosotros, por ti y por mí; por y para todos, nos dejó todo su infinito amor en el que todos cabemos, nos amó hasta el extremo, ahí tenernos la Eucaristía, sacramento de la verdad y del amor, donde está Él escondido pero realmente presente.
Nosotros, ¿qué?. Sus palabras: “Haced vosotros lo mismo”, como dijo al acabar la narración de la parábola del buen samaritano, con quien en el fondo se identificó, como se identificó con el pobre Lázaro, como se identificó con los pobres hambrientos, de los que tuvo compasión, al llamarlos, en el corazón de su mensaje, en las bienaventuranzas, “benditos”, como Él, que no tiene donde reclinar la cabeza, como se hizo ver en los hambrientos, los enfermos, los sin techo, los privados de libertad, de los que siempre tuvo compasión, con ellos padeció. ¿Nos vamos a cruzar nosotros de brazos, sin reaccionar? ¿No vamos a seguirle, como hizo san Antonio Abad, y tantos y tantos que, desde sus primeros y mejores discípulos, los apóstoles, “dejaron todo y lo siguieron”? ¿No nos pide a esta comunidad de hermanos que es la Iglesia, que es, en concreto la diócesis de Valencia, que hagamos lo mismo? Es, además lo que vemos en el gran Arzobispo, padre limosnero de la diócesis, mi maestro, Santo Tomás de Villanueva, o en el Beato Ciriaco Mª Sancha, mi antecesor en Ávila, Valencia y Toledo, que tanto hizo por los trabajadores, a quien admiro de corazón. Eso es lo que nos pide y eso es lo que anuncié en el mensaje de Navidad, ni más ni menos, al anunciar o prometer que la diócesis se iba a despojar de algunos bienes patrimoniales preciados para compartirlos con los pobres; no soy yo, Antonio Cañizares, quien se despoja de bienes ¡-Dios me libre de esa presunción y poderío!-, sino vuestro servidor y pastor que un poco a semejanza de antecesores en la sede valenciana, como ellos, mucho antes que yo, se desprendieron de todo por los pobres hasta dar su vida como es el caso de santo Tomás de Villanueva que al morir ni su cama era suya, o del beato cardenal Sancha que repartiendo lo que tenía y los demás necesitaban en medio de una nevada en Toledo que le enfrió y enfermó, se iba a despojar de bienes patrimoniales para compartirlos con los pobres. Así, vuestro Obispo, Antonio, pastor y servidor vuestro, aunque indigno, se va a despojar de bienes que no son ni míos ni de vosotros, queridos valencianos, sino de los pobres, como decía el santo de Villanueva de los Infantes, porque la Iglesia, la diócesis como iglesia, es de los pobres y para los pobres, lo mismo que su único Seño
Por esto, y nada más, mi mensaje navideño se mantiene firme y se hará realidad este 2021, si Dios quiere, que querrá seguramente.


Para esto, se va a constituir una Fundación que se denominará “PAUPERIBUS”, para los pobres, cuyos bienes patrimoniales iniciales serán unos cuarenta cuadros, todos colgados en las paredes del arzobispado en el primer piso donde está el despacho del Arzobispo, la sala de audiencias, el salón del trono,- reminiscencia que queda de antaño- despachos, la sala de reuniones “Benedicto XVI”, la capilla, vivienda del arzobispo; son cuadros variados de diverso valor, algunos de pintores valencianos que no aparecen en los libros, son modestos, quizá poco conocidos, pero buenos, diversos temas; entre estos cuadros hay un cuadro del siglo XX, muy bueno, del Cardenal Beato Ciriaco María Sancha, propiedad personal mía que me regaló su autora cuando estaba de arzobispo en Toledo, que está en mi despacho donde vivo y trabajo y escribo, y que yo estimo, seguramente el que más de todos los cuadros, por ser un retrato de este Cardenal que, como he dicho, me precedió en Ávila, en Valencia y en Toledo, y se le puede considerar como el padre del catolicismo social español de los siglos XIX y XX en España y apóstol de los trabajadores, pintado por -la pintora Mª José Ruiz, cordobesa modesta, modesta en su persona pero muy grande y espléndida pintora, modesta, repito, por su humildad, sencillez y mirada humilde que penetra y sabe ver el interior del alma humana y plasmarla en retratos perfectos, como hizo con san Juan de Ávila en un retrato inolvidable de este santo, su paisano, que se venera en Montilla y que regaló al Colegio Español de Roma. A los cuadros se añadirán otros bienes como algunas esculturas, parte de un belén del siglo XVII, un San Sebastián bellísimo y algunas otras obras, como también pectorales míos de los que me desprendo. Todo este conjunto se expondrá públicamente en, un lugar adecuado y podrá ser conocido y visitado, junto a otros datos de bienes inmuebles de los que se despojará la diócesis para los pobres. En esta exposición aparecerá también el proyecto de destinación de estos bienes para los pobres, cuyo destino primerísimo será el paliar hambres, necesidades de techo, de medicinas, de lo primario más primario. Los bienes no “salen” o se “marchan” de la diócesis, en ella se quedan, se destinarán a obras para los pobres, que son la Iglesia, y con los que Jesús se identifica pues ¿dónde encontramos a Jesús?¿dónde está su trono, dónde se sienta?. Su “trono” son los pobres, es la Iglesia pobre y de los pobres, ahí está y lo encontraremos. Nos lo dice Él mismo, en los pobres y en los que sufren. Dejarán estos cuadros de adornar nuestras paredes las del arzobispado -vivienda y dependencias del arzobispo- al fin y al cabo adornos exteriores, para dedicarlos a dar culto a Dios, adorarle, servir a Dios desde lo interior aprovechando en favor de los pobres, vulnerables y necesitados, que esto es amor. Y esto coincide con el Año Jubilar del Santo Cáliz de la Pasión.


No creo que nadie me reproche nada ante esta iniciativa que, bien sabe Dios que no es mía, sino suya, de Dios mismo. Me recuerda, además, salvadas las distancias, a algunos santos Padres, por ejempló Juan Crisóstomo, porque donde mejor están no son colgados de las paredes para adornar, sino en la mesa y en el hogar de los que sufren.


Esta Fundación que se crea para LOS POBRES, o EN FAVOR DE LOS POBRES Y DE LUCHA CONTRA LA POBREZA está abierta a recibir donaciones de personas e instituciones de Iglesia y de donaciones de otras personas e instituciones, civiles o sociales. ¡Ánimo, haced vosotros lo mismo!


Y esta es mi felicitación y deseos para el próximo año nuevo que comenzamos en seguida, y que hagamos, entre todos, el mundo que Dios quiere, de amor, de concordia, de compartición de bienes, de cuidado de unos y de otros, de lucha contra la pobreza de trabajo digno y estable, para sembrar caridad y justicia, paz, y edificar, con la ayuda de Dios y de su amor, una nueva sociedad, una nueva civilización del amor, la “ciudad de la alegría, que tan extraordinariamente nos describió el escritor J. Lapierre en un mundo muy difícil más que el nuestro. ¡Es posible, y esto sí que es erradicar el virus de la insolidaridad que tanto daño y enfermedades causa y graves, más que el Covid 19 !Esta sí que es la Valencia de siempre: La que acoge, y se siente solidaria, la que canta su himno regional: “Para ofrendar nuevas glorias … “. ¡AMUNT, AVANT, VALENCIA! ¡VIXCA VALENCIA!.


Con mis mejores deseos, mi felicitación, mi oración y mi bendición para todos, en este Año nuevo y siempre.