María José Fraile | 2-01-2013
Miles de familias inundaron las calles del centro de la ciudad para celebrar el Día de la Familia convocado por don Carlos en este Año de la Fe. La Vicaría de Evangelización y la Comisión de Familia y Vida fueron las encargadas de organizar esta jornada festiva. Ceremonias de acogida, comidas de fraternidad, rezo del rosario y misa conclusiva fueron los actos destacados. En todos ellos, un denominador común: la transmisión de la fe en la familia cristiana y misionera. Durante la jornada se recordaron los cinco compromisos de la familia cristiana.
A las cuatro y media comenzó la misa con la que se pondría fin al Día de la Familia en Valencia. Apenas hubo unos minutos de pausa entre el Rosario y la Eucaristía. Los justos para que Joan Carles Alemany, párroco de la Anunciación de Aldaya, se colocara junto al atril del presbiterio para animar a la asamblea a ensayar algunos cantos y villancicos.
En la Catedral no cabía ni un alfiler. Los bancos y las 1.200 sillas colocadas por toda la Seo se ocuparon en segundos. Muchos tuvieron que seguir la misa de pie o sentarse en el suelo. Los niños, tras la invitación de don Carlos, pudieron seguir la ceremonia sentados arriba, en el suelo del presbiterio, sobre unas alfombras colocadas para el momento.
Desafíos de la familia hoy
De nuevo las familias fueron las protagonistas realizando las lecturas. Durante la homilía, el Arzobispo explicó que la familia cristiana “es lo más moderno, lo más actual, lo que no pasa de moda y lo más necesario”. “A pesar de impresiones que puedan parecer contrarias, la familia cristiana está viva y es cada día más necesaria”, insistió. Don Carlos recordó que la familia cristiana tiene “grandes desafíos”, el primero de los cuales es la “cultura que hemos construido, incapaz de compromisos definitivos para toda una vida, que los contrapone con la idea de libertad”. Sin embargo, “un compromiso para toda la vida es libertad, es autorrealización”, y añadió que “el ser humano no puede permanecer encerrado en sí mismo, sino que conserva su propio yo cuando se entrega, cuando se da, abriéndose al otro a los hijos, a la familia”. Y es que –dijo- “hay una falacia profunda, una mentira, en el intento de hacer una especie de revolución antropológica que impugna la dualidad hombre y mujer, algo que es esencial para el ser humano”.
También recordó los cinco compromisos del proyecto ‘familia misionera’ que el propio prelado ha impulsado este curso. Son “cinco actitudes, cinco condiciones que tenemos que llevar a cabo” para ser familia misionera, dijo. “En el centro de la autorrealización de la familia cristiana está la conciencia de misión, de anunciar a Jesucristo a los demás¨, porque “evangelizar es la dicha de la familia cristiana, su vocación e identidad”. La familia cristiana, “escuela de humanidad, de fe, de amor, de virtudes y muestra que la Iglesia es el corazón de la humanidad tiene una necesidad constante de conversión y renovación”. No obstante, añadió, “hoy hay esperanza en la diócesis y en todos nosotros, que nos unimos al Santo Padre, sucesor de Pedro, en esta gran familia cristiana”.
Seguidamente bendijo las ‘láminas de la Familia’ que reproducen un icono de la parroquia de la Sagrada Familia de Alzira, realizado por el artista Francisco Arlandis. El Arzobispo les pidió que “contagiemos a los demás esta manera de unirnos, de expresar lo que somos y nuestra fe, unidos, porque, o nos unimos los cristianos, saliendo de nuestras ‘parcelitas’, o perdemos la esperanza y, sin esperanza, no somos cristianos”.
Finalmente, las felicitó porque demuestran en público que “lo que vale es esto, hombre y mujer, en cuya entrega se produce la realización plena del ser humano”, y tras la bendición final, a la salida, se les entregó el ‘Decálogo de la familia cristiana’, escrito por don Carlos y encabezado por un pequeño dibujo realizado también por él.
La misa fue concelebrada por el obispo auxiliar, monseñor Enrique Benavent; y una treintena de sacerdotes, entre ellos el vicario general, Vicente Fontestad; vicarios episcopales; rectores de los seminarios; el deán de la catedral, Emilio Aliaga; canónigos; el presidente de la comisión diocesana de Familia y Vida, Juan Andrés Talens; los vicarios de Evangelización y de Acción Caritativa y Social, y sacerdotes procedentes de todos los puntos de la diócesis.
En la eucaristía también estuvieron presentes numerosos seminaristas; el rector de la Universidad Católica de Valencia ‘San Vicente Mártir’, José Alfredo Peris; y el presidente de las Cortes Valencianas, Juan Cotino, entre otras muchas personas.
Concluida la misa, a las siete de la tarde, y en la calle Palau, frente a la puerta románica de la Catedral, se ofreció una ‘xocolatà’ benéfica en la que se recogieron donativos para la Casa Cuna Santa Isabel de Valencia.
Bajo la luz de la luna, las familias se recogían para sus casas con la alegría y la satisfacción de haber compartido un bonito día con otras familias valencianas; pero también con nuevos ‘deberes’, los cinco compromisos de la familia cristiana, que para muchos, como explicaron a PARAULA, “resultan muy sencillos de llevar a cabo porque los hacemos de forma natural”.

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