REDACCIÓN | 13.05.2021
La iniciativa del papa Francisco para ayudar y potenciar a la familia en la sociedad, máxime en esta época tan dura que nos toca vivir debido a la pandemia, se centra en 12 itinerarios que propone en ‘Amoris Laetitia’. Entre ellos figura intensificar el acompañamiento de las parejas en crisis para sostener y formar en una actitud resiliente que les lleve a ver las dificultades como oportunidades, así como iniciativas de acompañamiento y discernimiento para las familias heridas. En este contexto en la diócesis de Valencia está activo el Servicio de Mediación y Acompañamiento que ha puesto en marcha el Arzobispado.

Problemas agudizados por la pandemia
Tres de cada cinco casos de mediación llegan a acuerdos o finalizan con éxito tal y como se desprende de la memoria anual de 2020 del Servicio de Mediación y Acompañamiento en Sede judicial del Arzobispado de Valencia (SAMIC).
Durante este último año se ha podido alcanzar esta tasa de éxito tras realizar una atención a más de 250 familias. “Esta época convulsa ha propiciado que las personas quieran poner remedio a dificultades que surgen en matrimonios en grave crisis, como el bienestar de todos los miembros de la familia”, afirma el director del SAMIC, Jorge García Montagud.

Así 8 de cada 10 cónyuges inmersos en procesos matrimoniales solicitaron ayuda para sus hijos y, en este sentido, se muestran muy satisfechos por la incorporación de la mediación en este ámbito, ya que además de llegar a acuerdos que favorecen a los hijos, sirve como prevención ante futuros conflictos entre los esposos.

“No quiere decir esto que en todo matrimonio roto haya elevada crispación, pero sí se ha observado que los procesos de ruptura matrimonial con alta conflictividad traen consigo daños duraderos tanto en los cónyuges, como en su prole”, añade.

Precisamente, estas familias más vulnerables han sido objeto de especial atención, y tras el esfuerzo realizado han apreciado que 7 de cada 10 esposos que presentan alta conflictividad durante el proceso matrimonial, aceptan la mediación familiar que les ofrece el SAMIC. Esto deja una puerta abierta a posibles acuerdos que eviten litigios y tensiones familiares que pueden llegar a durar muchos años.

“Parece claro que la fatiga pandémica ha agudizado los problemas en familias que ya estaban en crisis, lo que requiere un especial sostén y apoyo de las mismas en la actualidad y mientras estas dificultades perduren”, indica García Montagud. Para lograr estos objetivos se está desarrollando un curso de especialistas en modalidad ‘online’ que cuenta con alumnos, muchos de ellos profesionales en activo, de diferentes países de Europa e Hispanoamérica. Asimismo, este servicio de Mediación tiene previsto firmar convenios con instituciones dedicadas al ejercicio de la caridad para atender también a familias rotas que además sufren vulnerabilidad social.

El SAMIC cumple así, de forma pionera, el deseo del Papa Francisco de “ejercer una diaconía de protección, cuidado y acompañamiento” aportándoles ayuda psicológica, jurídica y espiritual todo el tiempo que necesiten, esto es, más allá de la obtención de la sentencia por el proceso matrimonial.

El SAMIC refuerza la atención a los hijos
Ante el considerable aumento en las peticiones por parte de los fieles para atender a sus hijos en las crisis familiares producidas por procesos de separación de sus progenitores, el SAMIC ha considerado necesario profundizar en sus objetivos destinados a la población infantil y adolescente. Este servicio se presta con independencia de los motivos por los cuales la Iglesia haya podido declarar nulo un matrimonio, ya que, tal y como tuvo ocasión de indicar el Santo Padre en su discurso ante el tribunal de la Rota Romana del pasado 29 de enero de 2021, “los cónyuges y los hijos constituyen una comunidad de personas que se identifica siempre y ciertamente con el bien de la familia, incluso cuando ésta se ha desmoronado”.

“Es frecuente que los usuarios del SAMIC, al ser informados de todos los apoyos que les puede aportar este servicio pionero, contesten con esta frase “¿pueden ustedes ayudar a mis hijos?” afirma el director del SAMIC. “En las rupturas maritales se produce un cambio en todos los miembros que integran la familia. Algunas personas carecen de recursos para hacer frente a esta nueva situación por lo que necesitan aprender estrategias que ayuden a adaptarse al nuevo modelo de familia”, añade.

Desde el SAMIC se insiste en resaltar que la familia no se rompe, sino que cambia de estructura y ello conlleva necesariamente que los progenitores pongan en marcha herramientas para poder adoptar nuevas funciones, entre ellas el mantenimiento del vínculo con el otro progenitor y el establecimiento de un clima de comunicación cordial a pesar de las circunstancias. Tal y como recordó el papa Francisco en su discurso, es importante, sobre todo, el bienestar de la familia “fruto bendito de la alianza conyugal”, y no puede extinguirse, señaló “por la declaración de nulidad, porque el ser familia no puede considerarse un bien suspendido, en cuanto que es fruto del plan divino, al menos para la prole generada. Los esposos con los hijos donados por Dios son esa nueva realidad que llamamos familia”.

En la memoria de 2020, ante la considerable demanda por parte de los usuarios, se ha propuesto como objetivo principal del nuevo año que el SAMIC refuerce la atención a los hijos de las familias en dificultad. Además, desde este servicio se pretende orientar acerca de cómo explicar a los hijos la separación o nulidad adaptándose a la edad de los menores y a las circunstancias particulares, enseñar pautas de comunicación y manejo de posibles problemas de conducta con sus hijos en esta nueva etapa y mediar entre los progenitores, para facilitar acuerdos tanto de los temas cotidianos de sus hijos como las decisiones importantes de patria protestad o régimen de guarda y custodia.

En cuanto a la prole, el interés del SAMIC se centra en ayudar al entendimiento de la nueva situación de crisis, con los cambios que supone y las necesidades de adaptación que comporta, facilitar la comunicación con sus progenitores y fomentar el restablecimiento de la relación materno o paternofilial en los casos en que ha existido un distanciamiento o ruptura de la misma.