Redacción
“La paz franciscana no es un sentimiento almibarado. Por favor: ¡ese san Francisco no existe! Y ni siquiera es una especie de armonía panteísta con las energías del cosmos… Tampoco esto es franciscano, sino una idea que algunos han construido”, afirmó el Papa durante la misa que presidió en la plaza de San Francisco de Asís, en la ciudad del santo italiano.
“La paz de san Francisco -prosiguió el Pontífice- es la de Cristo, y la encuentra el que ‘carga’ con su ‘yugo’, es decir su mandamiento: ‘Amaos los unos a los otros como yo os he amado’. Y este yugo no se puede llevar con arrogancia, con presunción, con soberbia, sino sólo con mansedumbre y humildad de corazón. Nos dirigimos a ti, Francisco, y te pedimos: enséñanos a ser ‘instrumentos de la paz’, de la paz que tiene su fuente en Dios, la paz que nos ha traído el Señor Jesús”.
El Obispo de Roma también pidió que “escuchemos el grito de los que lloran, sufren y mueren por la violencia, el terrorismo o la guerra, en Tierra Santa, tan amada por san Francisco, en Siria, en todo el Oriente Medio, en el mundo”.
Durante su visita apostólica a Asís, el Papa rezó ante el crucifijo de san Damián, frente al que san Francisco escuchó hace ocho siglos una voz que le pedía “repara mi Iglesia en ruinas”; visitó a las religiosas de Santa Clara que viven en el mismo lugar en el que la santa de Asís fundó la orden; oró ante las tumbas de san Francisco y de santa Clara; y mantuvo varios encuentros con jóvenes, con personas con escasos recursos económicos; y con niños y jóvenes discapacitados.