Acompañar a las personas con discapacidad y sus familias en su camino de fe. Con este fin se ha creado el Secretariado Diocesano para las personas con discapacidad. Como director del mismo el arzobispo de Valencia, mons. Enrique Benavent, ha nombrado al sacerdote Camilo Ruiz, párroco de San Francisco de Borja de Gandia, que tiene experiencia en el acompañamiento pastoral y espiritual de personas con discapacidad desde que era seminarista organizando distintas iniciativas como los campamentos ‘Anawin’, que se celebran en verano en el Seminario de Moncada.
❐ CARLOS ALBIACH| 11.4.24
- Con el nuevo Secretariado Diocesano para las personas con discapacidad se hace patente la sensibilidad y la preocupación de la Iglesia con las personas con discapacidad y sus familias.
- Este Secretariado, situado dentro de las estructuras de la diócesis en la vicaría de Evangelización, quiere recoger la sensibilidad de todo dolor en la persona. En este tiempo de Pascua en el que estamos, nuestro único valor, nuestra única luz es Cristo que viene a iluminar todo dolor. Vemos que la Iglesia diocesana se ha acogido también a la luz del magisterio del papa Francisco para poder tener esta sensibilidad, esta llamada a la ternura, a la acogida. Por lo tanto, queremos acoger y acompañar. También con el objetivo de poder orientar todas las sombras que amenazan la vida del último, del pobre, de la persona con discapacidad y también en todos los aspectos que conllevan su vida familiar, sus relaciones cercanas, los contextos en donde vienen empobrecidos por una falta de respuesta y sobre todo por una falta de esperanza. También haciéndonos eco de las palabras de San Juan Pablo II en su encíclica sobre el sentido salvífico del dolor humano, ‘Salvicifi Doloris’, vemos como la persona con discapacidad tiene una necesidad de respuesta, es en esa realidad donde se abre a todas las respuestas salvíficas que es Cristo, que ha venido a todo hombre, que ha venido a dar respuesta, a acompañar, orientar e iluminar con su palabra el dolor humano.
- ¿En un momento en que la sociedad muchas veces descarta a las personas con discapacidad podemos decir que el papel de la Iglesia es fundamental?
- Así es. A estas personas hay que mostrarles el rostro de la Iglesia, puesto que la prioridad de Jesucristo son los últimos. Evidentemente también en nuestra Iglesia es fácil caer en poder apartar, esconder o incluso maquillar el dolor que acompaña esta discapacidad. Nuestro deseo es poder dar una palabra desde la fe, dar un sentido trascendente, dar un sentido que existencialmente nos lanza a poder mirar más allá. Y sobre todo, arrojando una mirada de esperanza iluminadora de la persona. No le falta nada a una persona con discapacidad para poder alcanzar la salvación que ofrece Jesucristo.
Y sin olvidar que todo esto en medio de una situación estructural, humana y universal que cada vez más tiene más amenazas a la integridad de la persona, la ideología de género, la no apertura a la vida, la eliminación o el descarte de toda vida al principio y al final. - ¿Cuáles son los objetivos prioritarios que marcan desde el Secretariado Diocesano para personas con discapacidad?
- Fundamentalmente poder ser un rostro, poder visibilizar la atención, la acogida, el acompañamiento y sobre todo la orientación a todas las situaciones que envuelven la vida de una persona con discapacidad y sobre todo en su contexto familiar.
Es para nosotros prioritario generar comunión, generar comunidad, generar lazos que están más allá de los parentales y familiares, sino también los lazos de amistad. Como dijo Jesucristo «Vosotros sois mis amigos». La vinculación de la amistad para la persona con discapacidad es muy importante, ya que la introduce en un mundo, lo visibiliza, lo hace accesible, y sobre todo lo hace portador de buena noticia.
Para nosotros ha sido muy importante el poder ver cómo la persona con discapacidad es portadora de una buena noticia, de esperanza, del mensaje de Jesucristo. Lo hemos visto en tantas experiencias. - ¿Es importante, por tanto, atender la dimensión espiritual de las personas con discapacidad?
- Yo creo que fundamentalmente la misión que ha traído Cristo, el Hijo de Dios, ha sido no a resolver preguntas, sino a transformar personas. Por tanto, venimos a tratar la dimensión espiritual. Para la persona con discapacidad es necesario que se pueda abrir a la posibilidad de una salvación, a unos caminos de catequización, de evangelización.
Nuestros reclamos no van a ser responder a recursos o administrar recetas, sino que vamos a intentar conocer a la persona en su contexto y poder hacerla generadora de una capacidad de transformación también de otros. Es lo que ha venido a traernos Jesucristo. Poder transformar a las personas. No alcanzar cambios externos. Y sobre todo, vivido desde una transformación interior en el espíritu.
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