B.N. 08-04-2016
Jamshed y Marina con el Arzobispo en la sacristía de la Seo. J.PEIRÓ
La ciudad pakistaní de Lahore, el Domingo de Resurrección, se veía sacudida por otro brutal atentado terrorista contra la comunidad cristiana. En esta ocasión, el lugar elegido por el terrorista suicida fue la zona de juego infantil del parque Gulshan Iqbal en el que cientos de personas disfrutaban de una tarde en familia.
El trágico balance elevaba a más de setenta los fallecidos, la gran mayoría mujeres y niños, y cientos de heridos. Se trataba del peor ataque que se recordaba tras el asalto talibán a la escuela de Peshawar (norte del país) en el que murieron 125 alumnos en 2014.
En Valencia, el presidente de la comunidad pakistaní en la ciudad, Jamshed Safdar, lamentaba el “brutal atentado” y expresaba su “profundo dolor” por la situación que viven los “cristianos perseguidos por vivir y no renunciar a su fe”, al tiempo que pedía para ellos ayuda y oración.
Jamshed Safdar, católico de 37 años,  que cuenta con varios amigos  entre las víctimas mortales y entre los más de 300 heridos del atentado, está casado y es padre de un niña de dos años. Hace nueve años llegó a la capital valenciana después de abandonar su país como cristiano perseguido.
“Doy gracias a Dios porque mi familia, entre ellas mi hermano, no estaba  allí el pasado domingo en el momento del atentado; pero son muchos los amigos, y niños, que conocemos, que han fallecido y ya están enterrándoles a estas horas”, explicó a la agencia de noticias AVAN.
El portavoz de los pakistaníes en Valencia, que mantiene contacto diario con sus familiares en el país asiático, aseguró que varios de ellos residen actualmente en el barrio de Bahar, muy próximo al parque infantil del atentado en Lahore, donde también vivía el propio Jamshed hasta 2007 cuando salió del país y solicitó asilo en España.
Uno de los problemas “más graves” ahora es la situación por la que atraviesan en Lahore los heridos “dado que los hospitales públicos están desbordados y muchos, para poder ser atendidos, tienen que ser trasladados a hospitales privados, pero las familias no tienen recursos”, añadió. De hecho, “ya hemos enviado algunas aportaciones económicas para ayudarles”, según  Jamshed Safdar.
“Desde hace años, siempre estamos perseguidos, por fanáticos y talibanes cuyo mayor objetivo es matar a inocentes cristianos”,  según el presidente de la comunidad  pakistaní en Valencia, integrada por un total de 93 personas, entre católicos y protestantes.
“La situación es muy difícil y no se puede vivir bajo una amenaza de muerte las 24 horas del día”, insistió.
En Pakistán, los cristianos “representamos  casi el 3 por ciento de toda la población y siempre estamos bajo amenaza”. Por eso, “os pido a los valencianos y a toda España que recéis por nosotros, por todos los cristianos que están sufriendo en todo el mundo por su fe”, subrayó  Jamshed Safdar, que actualmente regenta un comercio en Valencia de venta de artículos deportivos y uniformes escolares.