Eva Alcayde | 25-05-2017
“He vivido siempre feliz y mi trabajo ha sido toda mi vida”, decía sonriente Amparo Galán. Es la decana del Gremio de Floristas de Valencia. Y a sus cien años redondos sus compañeros de profesión le rindieron un homenaje la pasada semana en la Basílica de la Virgen de los Desamparados, que estaba decorada, como no podía ser de otra manera, con cientos de flores y ramos, a cada cual más bonito.
Amparo ha regentado toda su vida el negocio familiar, Flores Amanda, situado en la calle Roger de Lauria, muy cerquita de la plaza del Ayuntamiento. Se siente muy satisfecha por ello. Dice que su padre ya era jardinero, aunque murió cuando ella era solo un bebé de un año.
Le ha gustado mucho viajar “para conocer el gremio dentro y fuera de casa”. Y ha recorrido América, Canadá, Suiza, Austria y Alemania, “que ella recuerde, pero seguro que son más”, apostilla consciente de que su memoria ya no es como hace un tiempo. Aunque de algunos detalles sí que se acuerda como que “pagaba 13 pesetas por el alquiler del local en la plaza”.

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