❐ L.B. | 27.10.22

La Catedral se llenó de pañoletas azules que lucían los asistentes a la inauguración del año jubilar. A.SAIZ

La catedral de Valencia acogió la apertura del Año Jubilar concedido por la Santa Sede con motivo del Decreto de Venerabilidad de Madre Francisca Pascual Doménech, que fundó en 1876 la congregación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada (HFI), y que se desarrollará hasta el 13 de octubre de 2023.

La misa de apertura del Jubileo HFI -como ellas lo denominan- fue presidida por el cardenal Antonio Cañizares, administrador apostólico de la Diócesis de Valencia, y emitida por el canal Youtube de la Catedral, confirman desde la congregación, cuya Casa y Gobierno General está en Valencia.

La Santa Sede, a través de la Penitenciaría Apostólica, hizo público el pasado 1 de septiembre el decreto que concede la Indulgencia Plenaria y convoca un Año Santo Jubilar -de octubre de 2022 a octubre de 2023- con motivo de la Declaración como Venerable de Madre Francisca de la Concepción Pascual Doménech, que tuvo lugar el 29 de septiembre de 2020. El Jubileo fue solicitado, meses antes, por la superiora general de la congregación, Aniuska Coromoto Aponte.

Templos jubilares
El papa Francisco ha designado que el Año Jubilar comience el sábado 20 de octubre de 2022 y concluya el 13 de octubre de 2023, coincidiendo con el 190 aniversario de la muerte de la venerable sierva de Dios Madre Francisca Pascual Doménech (Moncada 1833-1903), actualmente en proceso de canonización.
Han sido declarados templos jubilares la catedral de Valencia; la capilla de las Franciscanas de la Inmaculada en Moncada, donde se encuentra el sepulcro con los restos de la fundadora; la parroquia San Jaime Apóstol de Moncada; la parroquia Santa Catalina Mártir y San Agustín Obispo de Valencia; y todas las capillas de la congregación.

Misericordia y perdón
Esta celebración “es motivo especial para conectar con las raíces más profundas de la espiritualidad y el carisma de la congregación, y una oportunidad para saborear la vida de Madre Francisca, descubrir el modo de Dios para comunicarse con cada una y recordarnos que confía en nosotras”, destacan desde la congregación.
Además, el Año Jubilar HFI “es un tiempo de gracia para experimentar la misericordia, el perdón, la paz, la gratuidad del amor”, añaden.

Presencia en el mundo
En la actualidad, un total de 294 religiosas de la congregación trabajan en trece países ubicados en cuatro continentes: Colombia, Chile, Honduras, Perú, Puerto Rico y Venezuela, en América; Kenia, Marruecos y Uganda, en África; India; y España, Italia y Portugal, en Europa.

Además, “son muchos los cristianos laicos que han conocido a la Madre Francisca. Esa riqueza, que hace 146 años dio origen a las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, hoy es compartida por religiosas y laicos, es lo que llamamos Familia HFI”, señalan.

La labor de la congregación y de la Familia HFI se centra en la educación de niños y jóvenes; también de personas sordas y ciegas, a las que acompañan; residencias de ancianos; y atención sanitaria de mujeres, niños y enfermos de lepra.

Educación especial para ciegos y sordos

Francisca Pascual Doménech nació el 13 de octubre de 1833 en Moncada y fue la única hija de Jaime Pascual y Mariana Doménech, ambos viudos y casados en segundas nupcias, que tenían ya tres hijos de sus anteriores matrimonios.
Francisca fue bautizada en la parroquia de San Jaime de Moncada. Desde niña se inició en la vida laboral y pronto trabajó en una fábrica de seda en su pueblo. A consecuencia de la crisis, la fábrica cerró y se fue a trabajar a Valencia, también en la seda y después como empleada doméstica.

Sintió la llamada de Dios y acudió al Beaterio de las Hermanas Terceras de San Francisco donde no tenían espacio pero, por su empeño, entró y vivió los primeros años en el hueco de la escalera. Propuso reformar el Beaterio para hacerlo más acorde con el carisma franciscano y las terciarias aceptaron. El entonces arzobispo de Valencia, Mariano Barrio, aprobó sus nuevas Constituciones.

El 27 de febrero de 1876 comenzaron a llevar la vida común y a dedicarse a nuevos apostolados, especialmente la educación humano-cristiana de niños y jóvenes, en particular ciegos y sordomudos y centros de protección para las jóvenes.
Empezaba así -como congregación de Derecho diocesano- la congregación de Religiosas Terciarias Franciscanas de San Francisco de Asís y de la Inmaculada Concepción, hoy Congregación de Hermanas Franciscanas de la Inmaculada. El 9 de abril de 1902 se obtuvo de la Santa Sede la aprobación definitiva de las Constituciones y la condición de Congregación de Derecho Pontificio.

Madre Francisca Pascual murió el 26 de abril de 1903 en Moncada. El papa Francisco la declaró venerable el 29 de septiembre de 2020.