L.B. | 23.07.2020

La capilla del Cementerio General de Valencia está acogiendo los funerales por los fallecidos durante la pandemia.

Llegan las vacaciones, pero en el Cementerio General de Valencia los capellanes seguirán celebrando los funerales por todos los fallecidos durante los meses de confinamiento por la pandemia, que tuvieron que ser enterrados sin el acompañamiento de sus familiares, quienes, en la mayoría de los casos, no pudieron despedirse de ellos.


Los capellanes del Cementerio General de Valencia están viviendo experiencias gratificantes y han recibido más de una sorpresa desde que empezaron a llamar a los familiares de los fallecidos por la covid-19, para darles la posibilidad de celebrar un funeral y despedirse de ellos.
Aunque un porcentaje mínimo de familias ha preferido no hacer de momento nada, la gran mayoría ha agradecido muchísimo la llamada, que en ocasiones llegan a ser extensas porque necesitan hablar y desahogarse. “Después de esta experiencia hemos visto que hemos de tener una gran capacidad de escucha, estar al lado de los familiares para ayudarles a aceptar el dolor”, indica Benjamín Zorrilla, capellán del Cementerio General de Valencia. Esto ha llevado a los capellanes a plantearse “cómo organizar la pastoral del cementerio y nuestra función de ayudar a las almas”.
Otra parte de las familias ha decidido celebrar el funeral en su parroquia. “Esto nos ha llenado de alegría porque significa que valoran la parroquia, la comunidad parroquial con la que han querido compartir este momento”, explica el capellán.


También destaca Zorrilla el gran respeto y reconocimiento que han sentido por parte de las familias. “Entran en la sacristía para presentarse y nos comentan que celebrar la misa les aliviaba un poco el dolor, porque la forma de morir en soledad ha herido mucho a los familiares. Igualmente agradecen mucho que el funeral sea individualizado”.


A Benjamín Zorrilla le impactó especialmente el agradecimiento de una persona que se acercó a él terminado el funeral para decirle: “Yo no soy practicante, pero me he sentido atendido y acompañado por la Iglesia”.
A lo largo de estas semanas también han sido varias las familias que han pedido celebrar una misa antes de enterrar las cenizas de personas fallecidas fuera de Valencia.


Los funerales continuarán celebrándose durante los meses de agosto y septiembre y, posiblemente en octubre, concluyan con la celebración de una misa solemne en la capilla del cementerio a modo de acto de clausura. A esta misa serán invitadas especialmente todas las cofradías de la Virgen, ya que está siendo promovida por la Asociación del Grupo de Viviendas Virgen de los Desamparados, que ha tenido varios fallecidos por coronavirus entre sus miembros.


Para los capellanes del cementerio, estos funerales están siendo ocasión para realizar una “buena evangelización y una llamada a la gente que en el fondo es religiosa, pero está apartada de la Iglesia”. Igualmente, se están sintiendo invitados a “reflexionar” sobre su labor porque “hay gente que no conoce el Evangelio ni el mensaje de Jesús”.

Capellanas en agosto

El servicio pastoral que prestan los capellanes de hospital tampoco se interrumpe por vacaciones. Raúl Rodríguez es capellán en el Hospital Francisco de Borja, en Gandía. Allí notan que ya están teniendo bastante trabajo y supone que en agosto aún aumentará más por tratarse de una zona de playa muy turística donde acuden muchos veraneantes. Después de haber pasado una época especialmente difícil y complicada atendiendo a muchos enfermos de covid-19, reconoce que normalmente no vuelven a tener contacto con los enfermos que salen del hospital o sus familias. “Una vez se van a casa, lo que menos quieren es volver aquí aunque sólo sea para agradecernos nuestra asistencia”, comenta Raúl.
Para Juan José Segarra, capellán del Hospital Clínico Universitario de Valencia la situación es parecida. “La atención nuestra sigue siendo al 100 por 100 también durante el verano”, destaca. Los capellanes ya han empezado a tomarse vacaciones pero se turnan y sustituyen unos a otros para que la atención siga siendo completa. “Este mes de julio hay más gente que otros años en esta misma época, ya que se están llevando a cabo muchas operaciones se tuvieron que retrasar por la pandemia”, explica.
Al igual que en Gandía, tampoco aquí suelen mantener contacto con los enfermos “Cuando la gente ha tenido el trauma de estar encerrado 15 días, e incluso ingresado en la UCI, lo que quiere es olvidar la experiencia”, reconoce. A pesar de todo, en ocasiones, pasados unos años, cuando ya han superado el trauma y el dolor, “te llaman o escriben muy agradecidos”.
Segarra reconoce que la pandemia “ha sido una época muy traumática también para nosotros”, por lo que necesitan descansar, “pero lo llevamos con ánimo y alegría porque el Señor nos da fuerzas”.