CARLOS ALBIACH | 15-03-2018
Desde que en agosto de 2013 el papa Francisco erigiera la fundación pontificia Scholas Occurrentes el número de países y escuelas que se han ido adhiriendo al proyecto no ha dejado de crecer. Hoy la fundación, que está presente en 120 países y llega a 400.000 escuelas, trabaja porque la voz de los jóvenes sea tomada en cuenta a través de la cultura del encuentro. Para ello integra a estudiantes de escuelas públicas y privadas y de todas las religiones. El presidente de esta fundación, el argentino José María del Corral, en su visita a Valencia respondió a las preguntas de PARAULA y destacó que “hay que recuperar el sabor de la educación”.
– ¿Dónde y cómo nació la idea de crear Scholas Occurrentes?
– Su origen está en Buenos Aires en un momento en que Argentina estaba en llamas. En ese momento su arzobispo era el papa Francisco y nos reunió a un grupo de docentes y nos dijo: “yo creo que a los jóvenes sí que les importa lo que está pasando”. Y nos pidió que los reuniéramos y les escucháramos. Así nació la ‘Escuela de vecinos’, en la que 70 chicos de 15 y 16 años trabajaron sus problemas y se entusiasmaron tanto que hicieron un proyecto que incluso llegó al Parlamento, donde consiguieron que saliera adelante una ley de educación.
Visto este éxito Mons. Bergoglio pidió que se extendiera a todo tipo de escuelas, privadas y públicas, laicas y confesionales, de diferentes niveles sociales… Lo que no nos imaginábamos ni él no yo es que iba a ser Papa. Ya siendo Papa vio que el problema de los jóvenes era mundial y nos pidió lanzar esta iniciativa a nivel mundial. Hay que decir que España es el país de Europa donde más se han empezado a multiplicar esta experiencia.
– ¿Es necesario un cambio en el sistema educativo? ¿No valen las formas actuales?
– Scholas no defiende una nueva forma de educación sino la educación, que las formas actuales la han perdido. La educación perdió sabor y como perdió sabor los chicos dicen “y para qué”. Por eso el Papa dice que hay que recuperar el sabor de la educación. Y una educación con sabor es sabiduría. El chico no está pidiendo colgar títulos en la pared sino a aprender a vivir. Me contaba una profesora de Valencia que en la experiencia de Scholas veía que sus alumnos conectaban con la trascendencia y descubrían como novedad la esperanza que no tenían.
– ¿Por qué vuestros métodos se basan en el deporte, el arte y la tecnología?
– Por un motivo simple: ¿Dónde están los jóvenes? En el deporte, el arte y la tecnología. Tenemos que ir su encuentro donde ellos son y están, recuperar la antropología cristiana y trascendente. El deporte bien llevado, como hicieron san Marcelino Champagnat, san Juan Bautista de la Salle y san Juan Bosco, es una escuela de vida. En cuanto al arte nos enseña la belleza y sobre todo la armonía, una armonía que llama a la unidad en la diversidad. Por último, la tecnología les hace estar solos, los padres la utilizamos como un chupete digital. Por ello es necesario estar ahí con ellos.
– ¿Esas formas se pueden conjugar con una aprendizaje tradicional de las materias?
– Las materias son excelentes en la medida que desarrollan un crecimiento en la medida que enseñan a la persona desde todo lo que es. No sirven si lo mutilan ocupándose solo de la cabeza y no del corazón y las manos. Es la famosa educación integral de la que hablamos mucho y hacemos poco. Ahí se produce el gran divorcio: una materia que no tiene que ver nada con la vida de los chicos. Gracias a nuestra experiencia en Paraguay ha aumentado el rendimiento escolar.
– En el encuentro de Valencia los estudiantes marcaron como uno de los temas que más les preocupaban el del acoso escolar.
– Esta problemática, que los chavales eligieron libremente, se ha dado también en otras ciudades. Cuando le comenté al Papa esta preocupación nos convocó a organizar un encuentro internacional dedicado al ‘bullying’ y al ‘ciberbullying’ en El Vaticano. Allí trasladaremos la experiencia de Valencia.
– ¿Cómo valora la situación educativa en España? Recientemente hemos visto que los políticos han descartado la posibilidad de realizar un pacto educativo.
– La experiencia en España nos está asombrando desde el lugar de los jóvenes. Son ellos los que tienen las cosas claras. Sus preocupaciones no tienen nada que ver con la de los adultos. Necesitan que se les escuche. Solo ahí nacerá el pacto educativo. El pacto educativo no tiene que ser una negociación ideológica, no es un toma y daca, es cuando una sociedad de compromete a educar a los jóvenes. Pero no tiene que pasar sólo por el ministro de Educación o por los docentes sino por la sociedad en su conjunto y que le comprometa.