BELÉN NAVA | 15.10.2020

La celebración de la Jornada Mundial de las Misiones de este año va a ser totalmente diferente al resto de ediciones pasadas. El coronavirus marca el Domingo Mundial de Propagación de la Fe (DOMUND) que se celebra en un contexto de crisis sanitaria y económica mundial. Tal y como les hemos mostrado en PARAULA a lo largo de estos último meses, se ha puesto de manifiesto que el papel de la Iglesia es crucial para los más necesitados de nuestra diócesis pero también en países de África, Asia y América.

Allí, la Iglesia se ha colocado en en primera línea en la lucha contra el virus, la pobreza y el hambre y esta jornada “es una oportunidad para apoyar su trabajo, y conseguir que las diócesis puedan seguir abiertas en esta crisis sanitaria. Esta situación urge a los cristianos a hacer más patente, si cabe, su compromiso con la misión”, aseguran desde las Obras Misionales Pontificias, que es la institución de la Santa Sede encargada de buscar medios para impulsar la actividad misionera de la Iglesia.

Pese a todo, este domingo 18 de octubre, iglesias, comunidades y parroquias de la diócesis de Valencia dedicarán oraciones y colectas especiales para las misiones.

La campaña del DOMUND pretende “acercar la labor de los misioneros, rezar por ellos y por las vocaciones misioneras, y dar apoyo económico para que lleven adelante su misión: el anuncio del Evangelio que va acompañado de una gran labor humanitaria y social, como la construcción de colegios, comedores y centros sociales, en la sanidad o alimentación”, explica Arturo Javier García, delegado de Misiones del Arzobispado de Valencia.

Según Obras Misionales Pontificias, este año la campaña se presenta con “grandes dificultades”. Por un lado, “en las misiones las necesidades se han multiplicado con la covid-19, por lo que necesitan más ayuda que nunca, y por otro lado, con las restricciones, este año no se va a poder celebrar la jornada con normalidad, teniendo en cuenta las medidas sanitarias como aforos en las misas, sumado al problema económico de muchas familias”. Por ello, animan a colaborar de “otras muchas formas más allá de las colectas tradicionales”.

Con el lema ‘Aquí estoy, envíame’ (Is 6,8) este año se recuerda a las iglesias jóvenes, con hombres y mujeres de nuestras parroquias a los que el Señor preguntó: “Y yo ¿a quién enviaré?”; y que contestaron, con generosidad y con ilusión: “¡Aquí estoy yo! ¡Envíame!”.

Nueva página web

Como novedad este año, OMP lanza una página web (www.domund.es) en la que se puede conocer de forma interactiva la historia de cada una de los misioneros que aparecen en el vídeo, de presentación de la campaña, sumados a los de la religiosa protagonista del cartel, la Hna. Juana Domínguez, misionera en Angola. 

Una familia valenciana en Tanzania

Juan Pablo Trenor y María Martínez y su familia.

Una familia valenciana con cinco hijos en Tanzania es este año una de las protagonistas del video promocional del DOMUND 2020. Juan Pablo Trenor y María Martínez, una familia del Camino Neocatecumenal con cinco hijos que viven en Arusha (Tanzania) a la que PARAULA entrevistó en el año 2014 con motivo de su partida inminente hacia tierra de misión, cuentan cómo es vivir con sus hijos entre cortes de luz y agua y con un idioma que desconocían su vida de fe y acompañan la pastoral de la parroquia.

En estos años, además de dar la bienvenida a la pequeña Isabel, también han escrito el libro ‘Maasai, aprendiendo las obras de misericordia corporales’ en el que los niños puedan darse cuenta de lo que es el amor al prójimo y que aprendan que no todo es “yo, yo y yo”. “Otra manera de evangelizar pero expresando alegría y agradecimiento de forma que llegue fácilmente a los niños y que ayudemos a la vez a padres y madres a transmitirles la fe”, explican.

Además, este verano fueron recibidos por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, que les aseguró que “veo en vosotros el don de Dios. Dios es siempre misericordia. Vosotros sois testigos de su amor: llevadlo a todas partes”.

Puedes seguir el día a día de la familia Trenor Martínez a través del blog ‘El corazón del hombre’.

Mons. Juan Oliver (Vicariato de Requena): “La mitad de la población fue contagiada y la Iglesia siguió”

Desde el barrio de Jerusalén, en la ciudad de Requena, el misionero valenciano monseñor Juan Oliver “recibe” a PARAULA. A través de un video que nos envía, el obispo franciscano al frente del Vicariato de Requena nos pone al día de cómo está viviendo esta región de la Amazonía peruana la pandemia provocada por el coronavirus. “Son casi 8 meses que llevamos en esta situación tan inédita para todos.  Para nosotros la oleada más fuerte de contagios fue en los meses de abril, mayo y junio y hemos tenido que aprender, sobre la marcha, a dar soluciones para salir de esta situación”, explica. En Requena más de 50% de la población fue contagiada por el virus. “Nuestro esfuerzo como Iglesia fue encaminado a acompañar a la gente y dotarle de medios para realizar los ‘primeros auxilios’. Poco a poco ha ido remitiendo la gravedad, aunque esto no quiere decir que vivamos exentos del virus. Seguimos con las medidas de excepción puesto que el peligro no ha desaparecido”, relata. De igual manera, otra de las preocupaciones, una vez el coronavirus entra a los hogares es “conseguir medicamentos a un precio razonable. El mercado negro está disparando los precios”, comenta.

Signo esperanzador 

Aún así monseñor Oliver resalta que “es esperanzador ver cómo surgen movimientos de solidaridad, especialmente de jóvenes con mucho deseo de ayudar”. Y de esta manera, a lo largo de estos meses, el propio obispo, junto a voluntarios, han estado repartiendo alimentos a la población más necesitada tal y como contamos en el PARAULA nº1563 (03.05.2020).

Sin dejar de lado la labor evangelizadora, para monseñor Oliver dos documentos claves para seguir trabajando son la exhortación apostólica postsinodal ‘Querida Amazonía’ y la reciente ‘Fratelli tutti’ sobre la fraternidad y la amistad social. “En este tiempo la pastoral parroquial ha quedado paralizada. La catequesis y la mayoría de las celebraciones no se han realizado aunque nosotros hemos estado retransmitiendo en directo por Facebook la eucaristía desde la parroquia de San Antonio de Padua”. Desde hace dos meses, junto a grupos de profesores y de catequesis, y con estos textos como guía, están trabajando en una pastoral que se centre “en unas relaciones fraternas que nos ayuden a afrontar esta crisis y que podamos salir fortalecidos”.

Aquí en Valencia, la situación del vicariato fue dada a conocer el pasado jueves 8 de octubre en la conferencia ‘Experiencia misionera en Perú: los Vicariatos de Requena’ dentro de la cátedra de Misionología de la Facultad de Teología ‘San Vicente Ferrer’ de Valencia, con la colaboración de la Delegación de Misiones del Arzobispado. En ella, Lorenzo García Alonso, misionero franciscano que llegó al vicariato en el año 2008, explicó  las características de la misión que allí se lleva a cabo así como las necesidades que actualmente tienen en estas zonas de la Amazonía peruana. De igual manera, el misionero animó a los sacerdotes allí presentes y a los seminaristas a unirse a la experiencia misionera aunque como él dijo con una enorme sonrisa “aquí como mínimo hay que venirse cinco años”.

María José Vila (Kenia): “ La covid-19 nos ha dejado sin recursos para subsistir”

La religiosa valenciana de vida contemplativa María José Vila, misionera en Kenia desde hace 14 años, ha pedido ayuda a Valencia para poder alimentar a familias sin recursos que atienden dado que desde el pasado mes de marzo, su comunidad de Agustinas Recoletas se encuentra en situación de subsistencia “al haber terminado con las pocas provisiones que teníamos”.

La falta de medios debido a la pandemia “ha paralizado nuestro trabajo de elaboración de formas para consagrar y bordados litúrgicos” y, por tanto, los ingresos que percibían en el monasterio con su venta y con los que ayudaban a las familias también han cesado, según la religiosa, que es natural de la localidad valenciana de Guadassuar.

Desde la Fundación Ad Gentes de Arzobispado le hicieron llegar durante el confinamiento, por el estado de alarma, una ayuda procedente de una donación particular, “que invirtieron en hacer pan y comprar comida pero la covid-19 les ha dejado sin apenas recursos”.

Actualmente, y desde entonces, en su monasterio de la diócesis de Machakos-Makueni, trabajan, fundamentalmente, en la huerta y criando animales “pero comemos más a prisa de lo que supone la producción”, asegura.  Son 15 religiosas en la comunidad, y dan de comer a más una veintena de personas que acuden todos los días a pedirles ayuda.

Asimismo, han acogido en unas dependencias junto al monasterio a un matrimonio joven sin recursos, con dos hijos “y otro en camino”, que atiende el establo y ordeña las vacas. “Necesitamos vender la leche para tener algo y hay que llevarla a la factoría a las 4 de la mañana y a las 4 de la tarde para que nos la cojan”, de tal manera que, para facilitar sus desplazamientos han decidido que se queden en el monasterio.

La familia “me pidió unos palos y unos plásticos para hacerse un refugio a la entrada del convento, pero me pareció inhumano y sin pensarlo y sin poder, reuní materiales de la huerta de la construcción y comencé a prepararle un cuartito en la esquina de la entrada del convento”, según Mª José Vila que asegura que está rezando mucho, para que le llegue algo para poder terminarlo”, y así pagar la mano de obra y materiales, que asciende a más de 2.000 euros.

A esta “difícil situación de necesidad” se suma también el deterioro de los tanques de agua potable “que amenaza con caerse por el mal estado de los hierros que los soportan”.