❐ AMPARO CASTELLANO| 6.07.2023

Los seminaristas Ramón Cuenca y Jaume Pastor.

El Seminario Mayor La Inmaculada de la Archidiócesis de Valencia promueve el primer Campeonato de fútbol de seminaristas de toda España, el ‘pretexto’ para un encuentro en el que jóvenes normales, -como les gusta resaltar- van a compartir experiencias personales y de sus iglesias particulares, acompañado de otras iniciativas en las que la participación es abierta a todos. Por ello, los seminarios hacen historia. Dos jóvenes, Jaume Pastor y Ramón Cuenca, lanzaron la idea de crear este encuentro, primero en la historia, que fue acogido con un sí rotundo por el Rector del Seminario Mayor Fernando Ramón, que compartió con todos los rectores de seminarios de España. Con la participación del también valenciano Sergio Requena, director del Secretariado de la Subcomisión episcopal de Seminarios en la Conferencia Episcopal Española. A la experiencia estamos todos invitados, no sólo para ver la competición, sino a la cena benéfica cuya recaudación se donará íntegramente a los más necesitados de la selva de Perú y para la manutención y los estudios teológicos de los que quieran servir como sacerdotes allí. Y también a la Hora Santa -“que nadie tenga miedo de aforo que caben mil personas en la capilla del seminario”, nos dicen con resolución- para rezar por las vocaciones en los lugares donde tanto se les necesita, y por el Papa. Y una de las acciones más interesantes, al “Hemiciclo”, es decir, cualquiera que esté presente podrá hacer preguntas a los seminaristas. Perfecta organización para que puedan inscribirse ante la cita que se celebrará la primera semana de septiembre. “El mundo está interconectado en todo y nosotros no podemos estar en un mundo distinto”. Dedicarán sus vidas a ser sacerdotes, y tras escucharles, palpar su sólida formación y una verdad tan transparente, no cabe duda de que esta “nueva hornada”, es un regalo para la Iglesia, aunque también nos van a exigir y mucho, de nuestra actitud en esta Iglesia.

  • ¿Qué se os ha pasado por esa cabecita para organizar el primer campeonato de fútbol de seminarios de la historia de España?
  • Jaume: El pasado año tuvimos la experiencia con dos seminarios en Barcelona, y pensamos “hay nicho de mercado”. Cogiendo el avión a Tierra Santa escribí el primer boceto del Campeonato nacional, y así una serie de milagros uno tras otro. El rector Fernando Ramón, lo acogió así como el actual secretario Sergio Requena -al que conozco desde niño dando raquetas en el frontón de su parroquia-. Lo que fue fundamental fue presentarlo a todos los rectores de España y a partir de ahí empezó a ampliar el equipo con seminarios de toda España.
  • Dos seminaristas valencianos lanzáis la propuesta y el Seminario Mayor la Inmaculada cubre sobradamente las condiciones de la archidiócesis como acogedora. ¿Cuál es el mensaje que queréis dar con este campeonato?
  • Ramón: Como decimos en el argot futbolero “está para chutar a gol”. Es una experiencia muy innovadora y muy necesaria porque hay que normalizar las cosas. Cuando tenemos contacto con gente joven nos damos cuenta de que creen que el seminario es una especie de ‘Hogwarts’- la famosa escuela de la saga de Harry Potter-. Y es importante recalcar que somos gente -enfatiza- normal, que simplemente recibe la llamada del Señor y se pone a disposición de la Iglesia para hacer un discernimiento acompañado. La gente normal hace deporte, queda, cenan juntos, y dentro de esa gente normal surge la idea de hacer un campeonato de fútbol. Y esta es la idea. Y en el fondo lo que está detrás es vocación de permanencia. El edificio de Moncada -Valencia- permite a mucha gente quedarse a dormir. Es de resaltar el apoyo de la Conferencia Episcopal que se ha volcado en que pueda haber este campeonato. La idea es que Valencia acoja el primer campeonato y en un tiempo se perpetúe en otras ciudades. La invitación es a todos los seminarios, del 2 al 6 de septiembre, fechas complicadas por inicio de curso con ejercicios espirituales e inicio de formación, pero lo fundamental es el mensaje inicial: el mundo está interconectado en todo y nosotros no podemos estar en un mundo distinto, es verdad que cada iglesia particular tiene su localidad pero estamos unidos a un click de móvil. Por tanto es una magnífica oportunidad para que los seminaristas nos conozcamos, convivamos, nos pongamos cara y nos podamos enriquecer. Por ejemplo, si hay una actividad apostólica que se está celebrando en Jerez me puede dar una idea dentro de la adaptación de la idiosincrasia de Valencia. Si podemos quedar, compartir un tiempo jugar al futbol, está ahí la riqueza de la presencialidad. Es crear un espacio en el que nos pongamos rostro, que somos más de mil seminaristas, gente normal que sigue al Señor, que comparte un tiempo de oración, reír juntos, formarnos juntos y qué mejor excusa que jugar un partido de fútbol entre jóvenes de 18 a 30 años donde además surge la amistad. En la cancha surge todo, como cualquier joven que queda a una liguilla pero con jóvenes que estudian en los seminarios, con un sentido eclesial, donde podamos tejer esos vínculos de fraternidad que van mucho más allá de un partido de fútbol, que es el pretexto para crear esos vínculos de fraternidad, de amistad, y además quién sabe después al ser sacerdotes dónde vamos a estar.
    Jaume: Justo el cartel usa la estructura del tercer tiempo: acogida, competir y compartir. La excusa del fútbol es muy buena, y justo por eso más de la mitad juegan y la otra mitad no, pero vienen. Va en esta línea de ser partícipe a través de un tiempo de disfrute con el deporte.
  • Los directores de seminarios han dicho que sí a la primera. ¿Alguno ha dicho qué lástima que no se nos haya ocurrido antes?
  • Jaume: No -contestan al unísono y ríen. Porque cada seminario tiene su formación específica por su particularidad, pero quizá si hubiéramos organizado unas jornadas de formación no hubieran tenido tanto éxito porque el obispo de cada iglesia particular marca las lineas según la idiosincrasia de la iglesia local. Sin embargo en este caso, todo se han sumado a decir que sí porque es un intercambio de experiencias.
  • Ramón: A veces dicen es necesario que haya muchos sacerdotes”…o no. Somos los que el Señor quiere, pero además es muy posible que haya quien esté recibiendo la llamada pero no está a la escucha. Ahí está nuestro reto de saber rezar y tener mucha fe en pedirle al Señor que vaya ablandando esos corazones. También tenemos que plantearnos qué evangelización estamos haciendo. Esto no es solo de curas y monjas, o religiosos, hoy en día el 90 por ciento es también labor de los laicos, y es verdad que el sacerdote lo deja todo, o el seminarista, pero un laico que se casa también. Al final el que se casa renuncia por el compromiso a ser una sola carne, y no es una suma de proyectos, es buscar un proyecto común, y hay que recalcar el valor de la vocación del laico y que la pastoral vocacional no puede ser sólo de sacerdotes o monjas o consagrados. Es muy importante que toda la Iglesia esté en actitud de vocación, y esencialmente los laicos.
  • Jaume: Dentro del propio encuentro hemos previsto que el encuentro esté abierto a toda la diócesis, y a los que de fuera nos quieran visitar. Reforzaremos este mensaje después de la JMJ para anunciar la fecha clave del 4 de septiembre. Ese día abrimos las puertas a las cinco de la tarde para que todos los que quieran, con familias niños etc, puedan estar. Y después, importante, iremos a rezar una hora Santa, que nadie tenga miedo de aforo que caben mil personas en la Capilla del seminario, para rezar por las vocaciones en los lugares donde tanto se les necesita, por el Papa. Y una cena benéfica que donaremos a losas necesitados de la Selva de Perú y para la manutención y los estudios teológicos de los que quieran servir como sacerdotes allí. Y finalmente queremos hacer un “Hemiciclo”, es decir, que cualquiera que esté presente podrá hacer preguntas a los seminaristas.
  • Ramón: Hacemos un llamamiento a los que quieran participar, que se hagan presentes en el Seminario, bien para ver las semifinales, o para venir a rezar para pedir al Señor por las vocaciones, o para participar en la cena benéfica, que irá destinada a los seminaristas más necesitados en zonas de exclusión. Las inscripciones estarán abiertas para empezar ya. En la cena benéfica aceptamos también que quien quiera pueda hacer la aportación en comida directamente. Lo importante es que sean unas puertas abiertas donde vamos a aglutinar fuerzas. Y si alguien quiere venir a la semifinal, a la final y a todo, pues mejor, están todos invitados.
  • Una pregunta personal…¿Cuándo tomasteis la decisión de estudiar en el Seminario Mayor?
  • Jaume: En mi caso vengo del Opus Dei donde fui educado en la fe, y a los 15 años en un campamento recibí la llamada, pero no a ser sacerdote, sino a ser cristiano. Pero con los años he descubierto que una persona es madura no cuando dona lo que tiene sino lo que es. Con los años fui clarificando la vocación. Rezando en las escaleras de la universidad -estábamos los fumadores y yo, ríe- y recibí la llamada estudiando para ser Bioquímico. Tuve acompañamiento y un proceso de siete años. Qué ilusión, me dicen, pero no. La ilusión dura un tiempo, como dice la bioquímica, el chute de endorfinas dura tres años. Por tanto, esto ya no es sólo ilusión. Dios quiere que sea feliz en el seminario y de sacerdote, y cada año me lo confirma más.
  • Ramón: El colegio y la parroquia me ayudaron mucho. Luego en la universidad ves que tienes muchas actividades que no son compatibles en muchos aspectos con la vida cristiana y me fui desconectando, lo que me hace pensar en serio qué hacemos con las pastorales juveniles, si tocamos la tecla que hay que tocar. Todo lo que hacemos es llenar eventos, pero debe haber un encuentro con Jesucristo, porque la vida de va poniendo oportunidades, muchas buenas por supuesto, pero en mi caso fui tomando decisiones que me llevaron a desconectar. Soy un friki del Derecho, es lo que estudié y de hecho antes de acabar estuve en un despacho, y posteriormente ejercí la abogacía y me fue muy bien desde el punto de vista profesional. Pero me sentía vacío y me pregunté qué estaba haciendo con mi vida. Mis amigos, mi socio, no entendían cómo podía sentir ese vacío existencial. Con 26 años y un despacho era un “yupi” y no entendía por qué no era feliz. Desconectaba viajando todo un verano, fines de semana, en el fondo me planteé de qué estoy huyendo, qué me falta. Tenía una buena vida. Este vacío fue agobiándome y me senté y dije “Señor qué me pasa” y se iluminó mi corazón. Le dije, “Señor si de verdad existes y esto no es una proyección de mi mente, muéstramelo”. Me fui a la Basílica tras muchos años que no me confesaba y un sacerdote me acogió y me escuchó, aunque le dije que no sabía de qué confesarme. A partir de ahí en esa conversación me sentí querido y nada juzgado, porque yo sí me juzgaba. Desplazó la rejilla me miró y me dijo “te veo de rodillas y aquí, si quieres puedes confesarte”. Al día siguiente dije a mi socio que no me confesaba desde hacía 8 años, y me dijo “pues sigue porque te sienta muy bien” -ríe-. A partir de ahí comenzó un acompañamiento y fui retornando a la vida de fe, y se propició un encuentro con el Señor. Al tiempo le dije “¿y ahora qué?”. En mi corazón sentí que me pedía el sacerdocio y de momento le dije que no, que para esa hubiera entrado desde el principio en el seminario. “Ponme la gracia en el corazón porque yo quiero querer y cumplir tu voluntad, pero dame el ‘querer querer’, porque el Señor te quiere libre, no quiere sufrimientos. Cuando te toca el corazón ha de ser con total libertad y si no no es de Dios, seguramente será más tu proyecto. El Señor no coacciona. Un día en misa recuerdo que en la acción de gracias me cayeron dos lágrimas y ese es el fue el momento de mi sí al Señor.