
Una familia iraquí, en una tienda del campo de refugiados de Erbil, tras huir de Mosul por el avance del Estado Islámico.
E. MARTÍNEZ | 17-12-2014
La situación de la Iglesia en Irak es crítica. El avance de los extremistas del autoproclamado Estado Islámico ha provocado en los últimos meses el éxodo de miles de cristianos, que huyen de sus hogares ante la grave amenaza de los yihadistas: “Convertíos al islam o morid”. Muchos cristianos, de hecho, han sido asesinados y sus cuerpos colgados en las plazas, entre ellos los de niños. Se trata de un genocidio en toda regla, hasta el punto de que el cristianismo –presente en Irak desde hace casi dos mil años- corre el riesgo de ser erradicado.
Las cifras hablan por sí mismas: tras la campaña militar contra Sadam Husein en 2003 y el posterior aumento de los grupos fundamentalistas, el número de bautizados en Irak ha pasado de 1,6 millones a apenas 300.000, la mayoría de ellos desplazados en campos de refugiados. En Mosul, la segunda ciudad del país, hace cuatro años había 65.000 cristianos; a principios de este año, sólo 35.000; ahora ya no queda ninguno. La persecución contra los cristianos ha sido especialmente virulenta en 2014 y, por ello, la fundación de la Santa Sede ‘Ayuda a la Iglesia Necesitada’ (AIN) ha lanzado la mayor campaña de emergencia en sus más de sesenta años de historia. En el apoyo a la iniciativa, la diócesis de Valencia está teniendo una participación destacada.
‘Christmas’ desde Valencia
La fundación tiene previsto recaudar cuatro millones de euros en todo el mundo (1,5 en España) para bienes de primera necesidad, alojamiento, fabricación de aulas escolares, ayuda a la formación de seminaristas, sostenimiento de sacerdotes y religiosas, así como regalos de Navidad para los niños. Además, el próximo día 22 AIN enviará a Irak a dos representantes suyos: Dominik Kustra, delegado de la fundación pontificia en la zona de Levante-Murcia, con sede en Valencia, y Josué Villalón, del departamento de Comunicación. Durante una semana, visitarán los campos de refugiados de la ciudad de Erbil, en el Kurdistán iraquí, una región autónoma donde de momento la situación no es tan grave. Ambos comprobarán de primera mano el estado en el que se encuentran los refugiados y realizarán un informe para precisar las ayudas necesarias en la zona.
Su visita servirá también para “visibilizar el apoyo de la Iglesia a los cristianos perseguidos en Irak”, explica a PARAULA Dominik Kustra. “Queremos compartir la Navidad con ellos, que sientan que no están solos”, añade. Los dos representantes de AIN celebrarán la misa de Nochebuena junto a los refugiados de Erbil. Kustra les entregará, además, durante la ‘Misa del Gallo’ cartas y felicitaciones navideñas escritas por alumnos valencianos, de centros como el colegio Sagrada Familia del barrio de Benimaclet o el Instituto Público de Orriols.
Ayuda sin distinguir credos
Asimismo, conventos como el de las Franciscanas Clarisas y el de las Clarisas Capuchinas de Valencia, el de las Cistercienses de Benaguacil o el de las Agustinas Descalzas de Benigànim han aportado donativos para los campos de refugiados iraquíes y han intensificado sus oraciones por la pacificación del país. En los últimos meses, además, parroquias de Turís, Albaida, Benissa, Aldaia o Alcoi han organizado vigilias de oración por Irak, horas santas y exposiciones de fotos sobre el drama que están viviendo los cristianos en la zona.
Dominik Kustra hace un llamamiento a todos los católicos para solidarizarse mediante la participación en este tipo de iniciativas y, en particular, en la macrocampaña de emergencia que ha lanzado AIN. “Estamos ante una de las mayores persecuciones contra la Iglesia de todos los tiempos –asegura Kustra- y ante el mayor éxodo de la historia desde la Segunda Guerra Mundial”.
En Irak hay ya dos millones de refugiados –entre musulmanes, cristianos y yazidíes- en 1.900 campos. “La situación es insostenible, más todavía desde que la ONU dice haber agotado su presupuesto para alimentos en estos campos”, lamenta el delegado de AIN en Valencia, que añade que la campaña de la fundación de la Santa Sede será destinada no sólo a los cristianos de Irak, sino “también a todo los demás refugiados, sea cual sea su religión”.

