L.B. | 25-04-2013
Dentro de unos días comienza la campaña del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas 2013. Remigio Beneyto es catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado en la Universidad CEU-Cardenal Herrera de Valencia. También ha sido miembro del Consejo Pastoral Diocesano y pertenece al Consejo Científico de la revista de estudios jurídicos ‘Studia Prawnicze’, de la Universidad católica Juan Pablo II de Lublin, en Polonia. El profesor Beneyto aclara algunas cuestiones sobre la financiación de la Iglesia Católica.
– En la declaración de la renta, ¿interesa marcar la casilla de la asignación tributaria a favor de la Iglesia Católica o la de otros fines sociales?
– Desde el año 2000 se pueden marcar las dos casillas, dedicando el 0´7% al sostenimiento de la Iglesia Católica y el 0´7% a otros fines de interés social. Hasta entonces el sistema era alternativo: o a la Iglesia Católica o a otros fines de interés social. Esta disyuntiva era injusta, pues la Iglesia Católica es sin duda, entre otros aspectos, la institución que más destina sus ingresos, su tiempo, su voluntariado, la vivencia de su misión y fines, a la sociedad.
Lo que resulta verdaderamente sorprendente es que, siendo posible marcar las dos casillas, el porcentaje de declarantes de la casilla de la Iglesia Católica aún sea únicamente del 34’83%, cuando en Italia, por ejemplo, supera el 80%.
– ¿Por qué cree que a los católicos nos cuesta tanto colaborar con la Iglesia?
– Creo que los católicos piensan que marcando la casilla han de pagar ese porcentaje del 0’7% a la Iglesia Católica, como si se tratara de un impuesto eclesiástico. Es un error, pues tanto si marcan la casilla de la Iglesia Católica como si no, pagarán lo mismo a Hacienda. Al marcar una u otra casilla únicamente estás señalando el destino de ese porcentaje.
Es incomprensible que haya aún tantos católicos que no marquen la casilla de la Iglesia Católica. Sólo se puede entender desde el hecho de que son los asesores fiscales y gestores quienes elaboran la declaración del IRPF. Debemos decirles que marquen las dos casillas o, al menos, la de la Iglesia Católica.
– Alguien puede plantearse que marcando la casilla de ‘otros fines sociales’ se pueden estar financiando proyectos no muy acordes con la moral católica.
– Según la legislación vigente, el Gobierno establece los requisitos que deben cumplir las organizaciones o entidades para poder solicitar las ayudas económicas, destinadas a cumplir estos fines de interés social, así como el procedimiento para la obtención de las mismas.
Las entidades pueden presentar proyectos a desarrollar en el ámbito de la familia, la infancia, mujeres y jóvenes, personas mayores, personas con discapacidad, con problemas de drogodependencia, grupos minoritarios que promocionan el voluntariado.
Luego, sí podría darse el supuesto de que el reparto de estas cantidades beneficiará a instituciones o entidades que financiarán proyectos que no fueran acordes con los católicos, o que de algún modo distrajeran esas cantidades a programas peregrinos, cuando realmente existen necesidades urgentes de atención a los más débiles y desfavorecidos. Depende mucho, por tanto, del Gobierno, y de las propuestas de los distintos Ministerios.
He de decir que, no obstante, en los últimos años, el reparto en general viene siendo más acorde con el sentido común: a la Cruz Roja, a Cáritas, etc. Pero, ciertamente, ha habido años donde el reparto ha sido verdaderamente rocambolesco e incluso casi ofensivo en algunos programas.
– Además, podemos hacer donativos a Cáritas, Manos Unidas, etc. ¿Las donaciones a estas entidades de la Iglesia Católica deducen?
– Sí. Y este régimen fiscal beneficioso se extiende a la Iglesia Católica y a las confesiones religiosas con convenio de cooperación suscrito con el Estado (los evangélicos, los judíos y los islámicos). Pero también a las fundaciones religiosas y a las asociaciones declaradas de utilidad pública y todas las ONGs de desarrollo siempre que tengan alguna de las formas jurídicas anteriores.
Los contribuyentes tendrán derecho a deducir de la cuota íntegra el 25% de la base de la deducción. O sea, que si una persona entrega 4.000 euros a una de las entidades de la Iglesia Católica (diócesis, parroquia, fundación religiosa, Cáritas, etc) puede deducirse 1.000 euros. Es una lástima que no se amplíe este porcentaje de deducción, pues en otros países de nuestro entorno, por ejemplo en Francia, es superior al 60%. Incluso podría establecerse una cantidad límite (por ejemplo 150 euros) que pudiera deducirse íntegra.
-¿Las empresas también pueden ayudar a la Iglesia con sus donativos?
– Por supuesto que sí. Pero no sólo las empresas, sino cualquier persona jurídica. Y también tienen derecho a deducir de su cuota íntegra el 35% de la base de la deducción, pudiendo las cantidades correspondientes al período impositivo no deducidas, aplicarse en las liquidaciones de los períodos impositivos que concluyan en los 10 años inmediatos y sucesivos.
También aquí el porcentaje de deducción debería ser mayor (llegando incluso hasta el 70%), o incluso a la deducción total de la cantidad donada hasta un cierto límite.
Las empresas y otras personas jurídicas han de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, bien con estos donativos directos o incluso descubriendo otras formas de mecenazgo como los convenios de colaboración empresarial, los gastos en actividades de interés general o los programas de apoyo a acontecimientos de excepcional interés público.
“La Iglesia no recibe ninguna cantidad del Estado”
La Iglesia no recibe ninguna cantidad de los Presupuestos Generales del Estado. Únicamente recibe del Estado la cantidad correspondiente a las declaraciones de los contribuyentes que han marcado la casilla de la Iglesia Católica en la declaración del IRPF. Dicho de otro modo, si ningún contribuyente marcará esa casilla, la Iglesia no recibiría cantidad alguna. Pero resulta que hay más de 9 millones de contribuyentes que han señalado el destino de ese 0´7% a la Iglesia Católica, y el número ha crecido en los últimos años. Hemos de continuar en esa línea ascendente, hasta llegar a ese porcentaje del que hablaba anteriormente en Italia de más del 80%.
Además, los ciudadanos han de ser conscientes de la ingente labor de la Iglesia en hospitales, cárceles, colegios, residencias, etc, ahorrando dinero al Estado.

“Decid expresamente al asesor fiscal o gestor que nos hace la declaración que marque las dos casillas” Son muchas las personas que no realizan personalmente su declaración de la renta, sino que confían en algún profesional que se la prepara, o bien reciben el borrador de Hacienda para confirmarlo o rectificarlo. También en estos casos hay que indicar qué opción se elige para la asignación tributaria. “Debemos decir a los asesores fiscales y gestores que nos elaboran la declaración del IRPF que marquen las dos casillas o, al menos, la de la Iglesia Católica”, explica Remigio Beneyto. “Incluso en los casos en que el resultado de la declaración es negativo o a devolver”, añade. También si ha recibido de Hacienda el borrador de la declaración, debe comprobar que la casilla destinada a la Iglesia Católica aparece marcada con la ‘X’. “De no ser así, debe rectificarse acudiendo a la Agencia Tributaria o por internet”, indica José María Guinart, ecónomo diocesano. Y recuerda que “si solicita la modificación del borrador, recibirá uno nuevo que, si ya es correcto, deberá confirmarse también”.