Eva Alcayde | 14-06-2017
Parece que los indicadores macroeconómicos en la Comunitat Valenciana muestran una leve recuperación de la economía respecto a 2015. Sin embargo, Cáritas Diocesana de Valencia, en su trabajo diario a pie de calle, no aprecia esta mejoría y muestra su preocupación porque los niveles de precariedad y de exclusión social siguen siendo muy elevados, e incluso por encima de la media estatal.
Cáritas ha presentado esta semana su memoria anual y en ella se refleja que la entidad atendió en 2016 a más de 60.000 personas, un 16 por ciento menos que en 2015.
Sí, Cáritas ha atendido a unas pocas personas menos que el año anterior -en 2015 fueron 71.869-, pero eso no significa que la situación vaya a mejor.
Los responsables de Cáritas han atribuido esta reducción, entre otras causas, a la cronificación de las personas atendidas. Y es que la situación de las familias y las personas acompañadas por Cáritas no mejora y quedan atrapadas en realidades de exclusión de las que cada vez es más complicado salir, por lo que las mismas familias son atendidas año tras año.
Además, muchas de las personas que acuden a la entidad forman parte de colectivos invisibilizados, como las mujeres en situación de prostitución y trata, las personas sin hogar y los migrantes en situación irregular, “que no aparecen en censos ni estadísticas”, subrayan.
Otras de las causas que apuntan desde Cáritas son el creciente número de hogares unipersonales o la pérdida de población por quinto año consecutivo en la Comunitat Valenciana.
Parejas jóvenes y mujeres solas
En cuanto al perfil de las personas beneficiarias, las que más demandan el apoyo de Cáritas son parejas jóvenes, mujeres solas con hijos y personas solas. Se mantiene también la mayor presencia de personas de origen español (56 %) y la mayor parte de ellas son mujeres (70 %).
Estos perfiles, descritos por las Cáritas parroquiales en sus memorias, se corresponden con las poblaciones de mayores factores de exclusión, según refleja la última Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE) y estudios sobre pobreza y exclusión en la Comunitat Valenciana, como el realizado por la Fundación FOESSA.
Alimentos y farmacia
Entre los datos que ofrece Cáritas Diocesana de Valencia resaltan algunos como las 9.734 familias que se beneficiaron de los 53 economatos que hay en el territorio de la diócesis. Gracias a ellos pudieron cubrir sus necesidades básicas en materia de alimentación e higiene a lo largo del año pasado.
También llama la atención los 87.908 euros que gastaron las Cáritas parroquiales en ayudas para farmacia, o las 6.146 personas voluntarias que desarrollan su labor en Cáritas, la mayor parte de ellas (52 %) en edad laboral.
Cáritas Diocesana de Valencia ha constatado que los sistemas de protección social no son suficientes para atender las necesidades y que la precariedad e inestabilidad laboral actuales superan cifras de antes de la crisis.
El director de la entidad, Ignacio Grande, ha insistido en la “necesidad de crear un nuevo modelo socioeconómico que garantice el ejercicio de los derechos para todas las personas, tal como reclama el papa Francisco, y la necesidad de empleo digno, que saque a las personas de las zonas de pobreza y vulnerabilidad”.